“La tecnología y el vacío interior del ser humano”

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La avalancha actual de dispositivos tecnológicos que nos invade por todas partes, y que ya forma parte de la cultura en la que vivimos, nos va robando paulatinamente tiempo y profundidad de pensamiento.

Para reducir nuestra dependencia de ellos, es necesario que cada persona afectada cree su propio espacio de relajación y reencuentro consigo misma. Analizarse o meditar son algunas formas de recrear la espiritualidad o, si se prefiere, de enriquecer el empobrecido mundo interior. De este modo, es posible ir llenando el vacío que experimenta el ser humano actual.

Cuando quienes padecen esta situación descubren su propia riqueza interna -antes sólo potencial-, pueden desprenderse gradualmente de la “droga” electrónica o cultural a la que se aferraban. Esto no significa que se conviertan en ermitaños que se aíslen en las montañas. Lo que cambia es la postura que adoptan ante sí mismos, ante los demás y frente a sus objetos de interés. Ante lo real de su vida. El filósofo Immanuel Kant decía que “lo real es la esencia misma de las cosas, el conocimiento último, mientras que la realidad es lo que la mente humana percibe a través de los sentidos”. Desde nuestra perspectiva, podemos añadir que la intermediación del lenguaje -es decir, los signos y símbolos que utilizamos para comunicarnos- nos eclipsa lo real. De manera similar una obra de teatro, una película o un libro pueden describir la vida de alguien, pero no son esa vida en sí misma. Aunque no tengamos acceso pleno a lo real, podemos esforzarnos por vislumbrarlo.

El Coloquio de IDEA y los aplausos para Sturzenegger

En el cierre del coloquio de IDEA, el ministro Federico Sturzenegger fue calurosamente aplaudido al explicar la enorme tarea del Gobierno que está realizando al reducir la costosa e inútil burocracia, principal culpable de nuestros déficits.

Recuerdo hace 60 años como alumno de la 2ª camada de la UCA, las técnicas para orientar los cuadros de un organigrama empresarial para ser mas eficiente. Esas comenzaban con un interrogatorio a todos los empleados: ¿cuáles son sus tareas?, ¿quién lo supervisa y a quién supervisa? Imagino que Sturzenegger, al estar analizando toda la administración del Estado debe estar empleando un camino con principios similares. Ya ha establecido un análisis de todos los cuadros de empleados públicos donde se examine su idoneidad para su actual puesto. Es de esperar que esta tarea brinde sus frutos y para los empleados que no cumplan con los requisitos de su puesto se les otorgue un camino de salida. Consiguiendo éxito en esta tarea habremos resuelto el principal escollo de una administración eficiente, como se lo propone nuestro audaz Gobierno.