
El Gobierno libertario se prepara para las sesiones extraordinarias, ante un kirchnerismo senatorial que apuesta a blindar sus 28 votos -de 72, lo que significa más de un tercio del pleno-, en medio de fuertes reclamos para que haya “un nuevo orden” en el interbloque del Frente de Todos, que comanda el formoseño José Mayans. El embrollo mayor es conocido: un puñado de legisladores se hastió de cumplir las órdenes que Cristina Kirchner emite, sin ninguna posibilidad de objeción, desde su prisión domiciliaria.
“Venimos de perder tres elecciones bajo el lema ‘todos juntos’. Parece algo agotado, más allá de mantener un caudal de votos que nunca debe ser desconsiderado. Entonces, si el regreso de ‘volver mejores’ ya lo destruyó Alberto -en referencia al expresidente Alberto Fernández– y las quejas se amontonan, ¿por qué no con otro orden?”, sentenció un integrante del espacio kirchnerista.
Al acercar la lupa, aparecen bifurcaciones. Esto depende mucho del sitial desde donde se analice el panorama. Algunos son más cautos y aclararon a este medio que “un nivel son los acuerdos como cúpula PJ; otro, el de los gobernadores con la Casa Rosada; y un tercero, la convivencia interna”. Parece ser que, al quitarle la espuma a la ola generada con las recientes elecciones de octubre pasado, el último ítem se convierte, por ahora, en el más importante.
“Yo no creo que haya tanto problema para rechazar, por ejemplo, la reforma laboral. Sobre todo, si el Gobierno pretende sacarla rápido. Podría cometer un gran error. Lo que ya no es agradable es entrar a una reunión de bloque y que dos o tres compañeros -en referencia a Mayans, Juliana di Tullio y Anabel Fernández Sagasti- acaparen la centralidad en todo. No hay respeto hacia exgobernadores que no pierden en sus provincias, ni espacios para ganadores en comisiones importantes. Al Consejo de la Magistratura van siempre los mismos. Para la AGN -Auditoría General de la Nación- quisieron traficar a un postulante que ni siquiera tenía el aval de todos nosotros. Siempre en exceso”, manifestaron con desazón desde el Frente de Todos.

Desde otro despacho, un senador que responde a un mandatario provincial fue tajante: “Nadie quiere ser el primero en romper. Ahora, si la semana que viene sigue la misma situación, no sé cuánto va a aguantar. Ya no es más ‘hacé esto’ o ‘apoyen lo otro’. Y pensar que hay peronistas distanciados hace mucho del kirchnerismo que sondearon los últimos días para ver si hay agua y generar algo distinto. Somos un sinfín de ocasiones mal pensadas y ejecutadas de la peor manera”.
En el Frente de Todos surge otro temor: Patricia Bullrich. No tanto por el trato en el día a día, sino por su posición de interlocutora única del Gobierno con la Cámara alta. El pedido de auxilio llegó a los oídos de la Vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, que mantiene excelentes vínculos con varios legisladores cristinistas y fue recibida con afecto por Gildo Insfrán en Formosa.
“Básicamente, le dijimos que no le regale el manejo de la Cámara a Bullrich. Pero como ya le cuesta con sus cuestiones, no pongo mucha esperanza. Mientras no quieran arrasarnos, sobreviviremos”, reflexionó un soldado peronista sorprendido por el reciente acto que promocionó esta semana Villarruel, junto a libertarios hoy enemigos acérrimos de Karina Milei, para criticar -por su extensión y consecuencias- la cuarentena kirchnerista durante la pandemia Covid. “Una estrategia muy atinada de su parte. Ya sé a quién no pedirle un consejo”, opinó, con risas, una senadora.
Con la confirmación del santiagueño Gerardo Zamora y su participación con el Frente Cívico -en principio- dentro del interbloque peronista, las miradas pasan ahora a Convicción Federal, que diferenció tiempo atrás, sin romper con Cristina Kirchner. Son cuatro. Las idas y vueltas con constantes. “No hay apuro. Vamos a ver qué pasa y cómo corre el agua la semana que viene”, aseguró uno de éstos a Infobae.
De reojo también observa todo el justicialista Daniel Bensusán. Dos semanas atrás, este medio contó que si bien no tiene intenciones de sacar los pies del plato y aguardará la decantación kirchnerista, sí es cierto que, ante imposiciones delirantes, armaría su propio bloque: PJ La Pampa, en línea directa -uno de los pocos- con su gobernador, Sergio Ziliotto. En caso de cumplirse, reeditaría la butaca con la que hizo magia años atrás Carlos Verna, uno de los últimos “lúcidos” -reconocido por sus pares- que tuvo el Senado. Y ya parte otro, el salteño Juan Carlos Romero.








