“En marzo volvemos todos y no hay producción, no hay ventas, vamos a estar muy complicados”. Así describen los trabajadores de Mondelez las perspectivas de corto plazo luego de que la firma concretara la paralización durante tres semanas de la producción de su planta de Pacheco y otorgara licencias a sus 2.300 trabajadores.

El freno en una de las mayores fábricas del sector se suma a una lista creciente de suspensiones, cierres y reordenamientos productivos que se aceleró en los últimos meses bajo la gestión de Javier Milei. El industricidio y la precarización del empleo dejan de ser señales aisladas para convertirse en rasgos característicos de un modelo económico que profundiza al tiempo que desatiende la crisis social.

La empresa atribuye la decisión al sobrestock generado por la caída abrupta del consumo y el consecuente desaliento en la actividad productiva. “En 2001 nos licenciaron por fuerza mayor, por los saqueos y caos que había afuera de la fábrica. Ahí nos licenciaron una semana a todos. Ahora es otra situación, es por el consumo. Las marcas que produce la empresa son las que consume la clase media”, explicó el delegado Jorge Penayo.

Mondelez fabrica los productos de las marcas Oreo, Terrabusi y Milka. Su parate se suma al deterioro del consumo masivo y a otras señales negativas en la industria alimentaria bajo el gobierno de Javier Milei, sustentando la preocupación sobre el futuro del empleo y la continuidad de fábricas clave para la economía interna. Según Penayo, la producción cayó unas 13.000 toneladas respecto del plan anual (de 72.000 toneladas previstas) y los volúmenes de ventas no alcanzaron para justificar la continuidad inmediata.

Suspensiones

La medida de Mondelez afecta a unos 2.300 trabajadores, que fueron licenciados con acuerdo sindical. Desde la firma aseguran que no hubo despidos, ni recortes salariales y que la interrupción será “momentánea”, con mantenimiento, vacaciones anticipadas y licencias planificadas.

Mondelez alcanzó un entendimiento con el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) y con la Comisión Interna de la fábrica para gestionar los tiempos del personal durante este lapso. La paralización de la producción será por 21 días, desde el 14 de diciembre hasta el 5 de enero.

El secretario general del STIA, Sergio Escalante, dijo que “tras duras negociaciones se acordó que los trabajadores que prestaron conformidad se toman una semana de vacaciones y se le otorgará otra semana de licencia paga”.

Sin embargo, como aclaró Penayo, estos acuerdos no despejan la incertidumbre sobre el futuro inmediato. La empresa ya dejó trascender que, según sus consultorías, el año 2026 podría ser “muy dramático” en términos de ventas. “El problema acá va a ser marzo, una vez que volvamos todos de vacaciones… Ahí el tema es que va a ser cuando regresemos todos de vacaciones y no hay producción, ahí vamos a estar complicados”, dijo a Buenos Aires/12.

Escalante agregó: “Esta situación es un claro resultado de las políticas del gobierno de Javier Milei, que están provocando la caída del consumo, la producción y el trabajo, mientras promueve el derrumbe de la clase media”.