
Las autoridades lograron capturar a Mauricio Andrés Morales Martín, el empresario de 34 años, que era intensamente buscado por presuntas estafas masivas a egresados y particulares en Mendoza.
Morales, denunciado como responsable de maniobras fraudulentas a través de su firma OK Eventos, intentó mantenerse oculto en San Juan, pero un operativo policial coordinado terminó con su detención la tarde de este jueves.
La División Investigativa Integrada y Leyes Especiales (DIILE) de la Dirección de Investigaciones de Mendoza, junto con sus pares sanjuaninos, localizó al hombre en un departamento de la capital sanjuanina.
De acuerdo con la información a la que pudo acceder el medio local MDZ, el empresario, trató de escapar corriendo cuando advirtió la presencia de los policías, pero fue reducido y quedó a disposición de la Justicia.
En el procedimiento, los investigadores incautaron un arma de fuego, dos vehículos, documentación relevante y el teléfono celular de Morales, que será sometido a peritajes para buscar material probatorio.
La causa permanece en manos de la fiscal de Delitos Económicos, Susana Muscianisi, quien aguarda el traslado del detenido a Mendoza para tomarle declaración e imputarlo formalmente.
De forma paralela, personal de la División Delitos Económicos realizó una serie de allanamientos en la provincia de Mendoza, en busca de pruebas vinculadas con el caso.
En la oficina de OK Eventos, ubicada en avenida Mitre al 500 de la ciudad, los investigadores encontraron el lugar vacío. Todo su equipamiento y documentos habían sido retirados, lo cual se atribuye a movimientos realizados tras la explosión del escándalo.
Otro registro, desarrollado en calle Río Barranco al 5700 de Guaymallén, reveló información sobre las operaciones clandestinas de la empresa.
La Policía localizó allí la cocina donde OK Eventos elaboraba los servicios gastronómicos. El hallazgo incluyó freezers, heladeras y hornos industriales, pero también una cantidad considerable de alimentos y materias primas en estado de putrefacción, carentes de cadena de frío adecuada. De hecho, los vecinos habían denunciado días antes un olor persistente y nauseabundo.
Entre los objetos incautados se encuentran dos freezers, dos heladeras, balanza digital, cortadora de fiambre, hornos, cocinas industriales, utensilios de catering, luces, decoraciones, sillones para fiestas y hasta elementos tecnológicos como un CPU Banghó y una notebook Samsung, bloqueados preventivamente para su análisis informático.
Las denuncias contra la empresa y su titular se multiplicaron en las últimas semanas. Los damnificados habían contratado el servicio para cenas de egresados, cumpleaños de 15, un casamiento y otros festejos privados. Todos pagaron de manera anticipada y los eventos no se concretaron.

El caso que obtuvo mayor trascendencia fue el de la escuela Arrieros del Ande, donde unas 290 personas habían abonado miles de pesos para la cena de egresados.
Al ingresar al salón Balear, familiares y estudiantes encontraron el lugar vacío: no existía comida, bebida ni decoración, y los proveedores protestaban en la puerta por falta de pago. Morales dejó de responder mensajes y llamadas tras ese incidente, según denunciaron los afectados ante las autoridades.
Un hecho similar impactó a los alumnos del 5° año de la escuela Dr. Eduardo J. Chahla. La suspensión los sorprendió cuando ya se encontraban realizando fotos en la Casa de Gobierno. Quienes acudieron al salón solo hallaron algunas bebidas y pizzas. El catering, mozos y DJ abandonaron el lugar por falta de cobro.
En todos los casos, las familias indicaron que el empresario tranquilizaba a los organizadores hasta último momento, asegurando que todo estaba listo.
Una denuncia similar se registró con el cumpleaños de 15 de dos gemelas, que pudo realizarse únicamente por la colecta improvisada de los invitados, quienes debieron reunir dinero y contratar por su cuenta comida, bebidas y música.
El listado de fiestas inconclusas también incluye un casamiento frustrado: la pareja fue notificada, en plena ceremonia religiosa, de que el salón contratado estaba vacío y ninguno de los servicios pactados había sido gestionado.








