Un informe de la Consultora W sobre la composición de la pirámide social argentina confirmó la aguda dispersión que existe en los patrones de consumo, con una marcada distancia entre la élite y la base que vive bajo la “cultura del ‘no’”.

Según el informe, la Clase Alta se enfoca en bienes de lujo como autos y viajes al exterior, rubros que registraron repuntes superiores al 50% de crecimiento, mientras que la Clase Media y Clase Media Alta se “acomodó” tras el shock de 2024, pero sus miembros hacen “malabares” para no retroceder en su estilo de vida.

En el caso de la Clase Media Baja y la Clase Baja Superior, en cambio, se experimenta directamente la “cultura del ‘no’” (“no hay plata”), advirtió la consultora a partir de un análisis propio en base a datos de INDEC y otros relevamientos.

Esta contracción en el poder adquisitivo, explica el informe, se refleja en el consumo masivo: las ventas en supermercados, según datos del sector, se redujeron 5,1% interanual entre enero y octubre de 2025.

Pese a este dato alarmante, el informe destaca que el principal cambio detectado entre el segundo y tercer trimestre del año es el “ascenso” en la base de la pirámide: el estrato denominado “Clase baja, en pobreza” (hogares con ingresos menores a $1.18 millones mensuales) se achicó del 26% al 24% de la población.

En paralelo, creció el segmento “Clase baja superior, no pobre”, que pasó del 24% al 28%.

Respecto a los umbrales de ingreso mensual, el informe explicó que la Clase Alta (5%) necesitó disponer de un mínimo de $7 millones mensuales (promedio de $12 millones); la Clase Media Alta (17%) de al menos $3,7 millones; y la Clase Media Baja (26%) de $2,05 millones.