Ezequiel Garay, ex futbolista de la selección argentina, reapareció en una extensa entrevista en la que repasó su carrera profesional y también confesó cuestiones vinculadas a su vida personal después del retiro del fútbol. El defensor que disputó la final del Mundial 2014 en Brasil, relató en primera persona cómo fue transitar el dolor que le generó detener la actividad que había tenido durante 15 años y los problemas que eso le generó.
“Cuando empecé, me afectaban muchísimo las críticas. Si recibía un mal comentario a cosas que podía subir del fútbol o la familia, me afectaba mucho. Un día subí una historia a Instagram, me dijeron de todo y borré Instagram”, comentó primeramente el rosarino de 39 años, quien admitió que en determinado momento de la vida tomó la decisión de ir al psicólogo para fortalecerse en lo mental.
Sobre el tema, puntualizó en una entrevista con el programa El Cafelito: “Uno de los puntos que trabajé con el psicólogo fue este (las críticas). Creo que siempre tiene que estar el psicólogo y por suerte dejó de ser un tema tabú. Ahora lo dejé un poco, pero de vez en cuando lo llamo. Cuando veo que descarrilo, lo llamo. He descarrilado en la época que jugué en Rusia y él me volvió al camino. Por la familia, el clima, el frío, el idioma, muchas cosas. Todo eso entra en tu cabeza y es difícil de gestionar. Mi perro también me ayudó en aquel momento y cuando dejé el fútbol”.

Cuando Garay mencionó su retiro profesional, su voz empezó a resquebrajarse: “Es duro, fue literalmente ir al pozo. Jugué en grandes equipos y vivía en un avión, hotel, jugaba copas y estaba dos o tres días en casa como mucho. Que se corte todo ese ritmo que tuve durante 14 o 15 años… no estaba preparado. Y al pozo. Pasé un año muy jodido”.
Garay se inició en las juveniles de Newell’s, donde debutó en 2004 y fue campeón del Apertura. Más tarde hizo toda su carrera en Europa: Racing de Santander, Real Madrid, Benfica, Zenit de San Petersburgo y Valencia. Atravesó todo el proceso de juveniles de la selección argentina (campeón mundial Sub 20 en 2005) y disputó la final del Mundial 2014 y la de la Copa América 2015.
Respecto a su recuperación mental, expresó: “Fue gracias a Tamara (su esposa), a mis hijos, a mi psicólogo y al bonito deporte donde estoy ahora, el pádel, salí a flote. El pádel fue importante porque yo no sabía qué hacer. Yo sabía que entrenador o ayudante no iba a ser. No quería saber nada con el fútbol. Algo tenía que hacer en las 24 horas del día. Empecé a jugar al pádel en un club, a tener amistades y decidí comprar una parcela y montar algo pequeño para meterme en el mundo del pádel porque lo jugaba y me gustaba. Jugaba todas las mañanas y me hacía empezar el día de otra manera”.

El espacio deportivo que montó pasó de 8 a 17 canchas y lo llama “El Bernabéu pequeño”. Garay reveló que, cuando era profesional, solamente miraba partidos de fútbol por obligación y que ahora directamente está afuera de todo: “Prefería mirar una película o una serie porque me iba a explotar la cabeza y tenía que salir un poco de ese mundo. El fútbol para mí era un trabajo”.
Lo único que extraña del fútbol es el vestuario, más allá de jugarlo. Y citó a los planteles del Benfica, el Valencia y Racing de Santander como los mejores que tuvo. Cuando le preguntaron por un recuerdo que le haya quedado del fútbol, no dudó: “La final del Mundial es lo máximo que puede conseguir un futbolista. Y ganarla, pero el destino y ese momento quisieron que no. Tenía preparado para Argentina el siguiente Mundial (Qatar 2022). Me hubiese gustado entrar en la historia de la Selección y ganar ese Mundial”.








