Se conoció que la psiquiatra se había ausentado en la clínica donde trabajaba

A una semana del crimen de Virginia Franco, la psiquiatra asesinada en su casa de City Bell, en el partido de La Plata, los investigadores dieron a conocer varios detalles sobre sus últimos momentos con vida. Tras plantearse que la mujer habría sido atacada la noche del viernes 14 de noviembre, se conoció que ese día también se había ausentado en su trabajo sin aviso previo.

El sábado pasado, la vivienda fue encontrada en un estado de completo desorden, con objetos esparcidos, cajones abiertos y muebles desplazados. Las imágenes tomadas por la Policía en el lugar, difundidas recientemente, mostraron un escenario caótico que reforzó la hipótesis de un episodio de extrema violencia y desorden.

Hasta el momento, las autoridades reconstruyeron que el jueves previo al asesinato, los vecinos de la zona observaron a dos personas que se presentaron como “jardineros” en el patio de la casa de Franco. Este dato cobró relevancia, ya que al inspeccionar la escena, se constató que tanto el pasto como la ligustrina se encontraban crecidos, sin señales de haber sido podados o mantenidos recientemente.

En línea con esto, tampoco se hallaron indicios de trabajos de jardinería, lo que siembra dudas sobre la verdadera identidad y propósito de los individuos vistos en la propiedad. Sobre todo, tras conocerse que la mujer estaba próxima a heredar los bienes que le dejó su fallecido esposo.

Los investigadores señalaron que no había indicios de que se hubieran realizado trabajos de jardinería en la vivienda

Para los investigadores, los movimientos sospechosos continuaron el viernes, cuando la ausencia de Franco en su puesto de trabajo en la Clínica San Juan, ubicada en el Barrio Hipódromo, sorprendió a sus colegas. Según informó el diario El Día, la psiquiatra tenía varias citas programadas para ese día, pero no se presentó ni avisó previamente, una conducta inusual para ella.

A raíz de esto, un amigo intentó contactarla ese mismo viernes, pero su teléfono móvil ya no respondía. “Figuraba apagado”, revelaron fuentes cercanas. De hecho, el celular de la víctima no volvió a emitir señal, y hasta la fecha continúa sin aparecer, a pesar de los rastrillajes realizados en la vivienda.

La desaparición del dispositivo se transformó en un obstáculo, debido a que las autoridades indicaron que este sería clave para poder tener acceso a las últimas comunicaciones que tuvo la psiquiatra. Asimismo, resaltaron la posibilidad de que pudiera contener información clave.

El análisis de la escena del crimen también incluyó la revisión del portón frontal de madera, que fue hallado apoyado y sin la traba de seguridad colocada. Este detalle llevó a los investigadores a indagar si la mujer pudiera haber guardado dinero en efectivo en su domicilio. Por esto, se solicitó un informe detallado sobre transferencias y extracciones de sus cuentas bancarias.

En la casa encontraron varias habitaciones y muebles revueltos

Entre los testimonios recabados, un amigo cercano declaró que, en los últimos meses, Franco había manifestado su intención de invertir sus ahorros en plazos fijos, lo que abriría la posibilidad de que manejara sumas de efectivo en su hogar. No obstante, aún no se confirmó si faltaba dinero.

Mientras avanza la investigación, también se ordenaron medidas clave para esclarecer el crimen como, por ejemplo, la realización de una nueva autopsia con el objetivo de profundizar en el análisis de las lesiones, establecer la cronología exacta del ataque y detectar posibles rastros que hayan pasado inadvertidos en la primera pericia.

Según el informe inicial, Franco sufrió múltiples heridas cortantes en el rostro y un corte profundo en el lado izquierdo del cuello, además de hematomas compatibles con un episodio de violencia extrema. La nueva autopsia, junto con el análisis de cámaras de seguridad y teléfonos incautados, podría aportar elementos decisivos para identificar a quienes estuvieron en la casa durante la noche del crimen.

Las pruebas reunidas hasta el momento incluyeron las fotografías de la escena, los testimonios de vecinos y amigos, y los resultados de las pericias forenses. Tras las primeras diligencias, la vivienda fue entregada a los cuñados de la víctima, quienes quedaron a cargo de su resguardo momentáneo.