El sistema financiero volvió a encender señales de alerta en septiembre: la morosidad del crédito al sector privado avanzó hasta 4,2 por ciento, un aumento de cuatro décimas respecto del mes previo. El deterioro se sintió en todos los grupos de entidades, pero tuvo un impacto más profundo entre las familias, donde la cartera irregular trepó a 7,3 por ciento, mientras que en el segmento de empresas se ubicó en 1,7 por ciento. El avance de los préstamos impagos vuelve a exponer el cuadro de recesión, pérdida de ingresos reales e inflación persistente que atraviesa la economía.
El informe del Banco Central indica que el aumento de la morosidad fue generalizado y que las entidades debieron reforzar previsiones. Las previsiones totales equivalieron a 102 por ciento del crédito irregular, aunque ese ratio bajó 6,2 puntos respecto de agosto por efecto del crecimiento del stock de préstamos en situación de atraso. Consideradas sobre la cartera total, las previsiones alcanzaron 4,2 por ciento, dos décimas por encima del mes anterior.
El deterioro de la calidad crediticia ocurre en paralelo a un consumo debilitado y a un mercado laboral que no logra recomponer ingresos frente a una inflación que acumula seis meses consecutivos de aceleración.
Crédito productivo
El mes también mostró un freno relativo en la intermediación financiera. Si bien el crédito al sector privado en pesos subió 0,5 por ciento real, el avance fue muy heterogéneo: las líneas comerciales retrocedieron 0,7 por ciento, las de consumo prácticamente no se movieron y solo los préstamos con garantía real crecieron con algo de dinamismo (3,2 por ciento). En el segmento en moneda extranjera, el financiamiento aumentó 3,2 por ciento en moneda de origen, impulsado por los bancos privados nacionales. En conjunto, el crédito total —considerando pesos y dólares— creció 1,3 por ciento en el mes, con un mayor impulso relativo en familias antes que en empresas.
La estructura del balance también dejó señales vinculadas al contexto macroeconómico. El activo total del sistema financiero creció 1,6 por ciento real respecto de agosto, con un aumento en la participación de las cuentas corrientes en moneda extranjera en el Banco Central y una leve caída del peso relativo del crédito en pesos.
En la comparación interanual, el crédito al sector privado aumentó 13,4 puntos del activo, impulsado principalmente por la expansión de los préstamos en moneda extranjera. Ese cambio en la composición refleja, en parte, la mayor demanda de cobertura en un escenario de incertidumbre sobre precios relativos y tipo de cambio.
Liquidez bancaria
En materia de liquidez, los bancos mantuvieron niveles elevados, aunque con retrocesos en algunos indicadores. La liquidez amplia en pesos quedó en 39,8 por ciento de los depósitos, sin cambios significativos entre puntas de mes, mientras que las disponibilidades en moneda nacional cayeron a 15,8 por ciento, una baja de 2,1 puntos. En contraste, la liquidez en moneda extranjera avanzó hasta 60 por ciento de los depósitos en dólares. El ratio de cobertura de liquidez (LCR) permaneció en torno a 1,4 para la mediana de los bancos obligados a verificarlo.
En lo que respecta a solvencia, el sistema continuó exhibiendo indicadores holgados. La integración de capital (RPC) sobre activos ponderados por riesgo se ubicó en 27,1 por ciento, muy por encima de los promedios regionales. La posición de capital alcanzó 234 por ciento de la exigencia regulatoria y 31,4 por ciento del crédito al sector privado neto de previsiones. Pese a esos niveles elevados, la tendencia del último año muestra una caída del coeficiente de apalancamiento por efecto de la expansión de la hoja de balance en un contexto de rentabilidad más baja.
Los resultados totales integrales del sistema financiero acumulados en doce meses fueron equivalentes a 0,3 por ciento del activo y 1,4 por ciento del patrimonio neto, niveles menores a los de un año atrás. La reducción respondió a un menor margen financiero integral en términos reales y a una disminución de los ingresos por títulos y pases, factores compensados parcialmente por menores gastos administrativos e impuestos.
La caída de la rentabilidad coincide con un escenario económico en el que la inflación vuelve a acelerar y la recesión recorta la capacidad de pago de empresas y hogares.
Cheques rechazados
El cierre del informe deja otra señal preocupante: la compensación de cheques mostró un aumento en los rechazos por falta de fondos. En septiembre, el ratio se ubicó en 1,74 por ciento en cantidades y 1,37 por ciento en montos, ambos por encima de los valores de agosto y muy superiores al registro de un año atrás. La suba de los rechazos, junto con la escalada de la mora bancaria, termina de delinear un cuadro en el que el deterioro de la economía real comienza a filtrarse con mayor claridad en los indicadores financieros.
En conjunto, los datos del Banco Central exponen un sistema que conserva liquidez y solvencia elevadas, pero que empieza a recibir de lleno el impacto de una actividad estancada, ingresos reales en caída e inflación persistente. La profundización de la recesión y el encarecimiento del costo de vida se traducen en más morosidad, más rechazos de cheques y un crédito que apenas logra sostenerse. Una combinación que anticipa mayores tensiones para los próximos meses, aun cuando los bancos conserven colchones regulatorios sólidos.








