En una entrevista, su hijo Gustavo Lorenzo la recordó con profunda emoción.

Infancia, familia y formación

“Mamá era la 2da de siete hermanos, (Oscar, Nelia, Carlos, Horacio, Adriana, Mario y Daniel), hija de Santana Zabalza y María Nelia Sarramone (la abuela Pety). Nació el 13 de abril de 1952, hizo la primaria en la Escuela N°1. El abuelo los traía de Nemenico, el campo donde Vivian. La secundaria, la hizo en la Escuela de Hermanas, donde integró la promoción 1969, que fue la última que salían recibidas de Maestras Normales. Así comenzó su carrera docente y posteriormente se desempeñó como maestra de música en numerosas escuelas del distrito, incluidas algunas rurales”.

El piano como compañero de vida

“Desde muy chica el piano la acompañó. Buscaba transmitir identidad, el folclore y nuestras raíces argentinas. A los 15 años prefirió un piano antes que una fiesta. Ese mismo piano vertical que la acompañó siempre y hoy lo tenemos en casa, donde uno de sus nietos, Manuel, también lo toca”.

Una familia atravesada por la música

“Con mi viejo, Mario Lorenzo, formó su familia. Primero nació mi hermano Pablo y luego yo. La música era parte de la vida cotidiana en casa. Era una herramienta para interpretar y entender”.

El nacimiento de “Los Jilgueros Sureños”

“En la Escuela Nº 3 vió el entusiasmo de sus alumnos y creó el grupo vocal y folklórico ‘Los Jilgueros Sureños’, conformado por Marcela Sotelo, Edy Vidaguren, Carla Bianchi, Nico Figluolo, Federico Marini y Roberto Mechehem. Lo que empezó como un coro escolar se convirtió en un éxito local y regional, participando en festivales, encuentros y en la recordada y necesaria ‘Tribu de los Niños’ en Fortines y Tolderías”.

‘Manuelita’: radio, música y creatividad

“Apasionada por María Elena Walsh, creó el programa infantil ‘Manuelita’ en FM del Sol, donde sumaba música y cuentos narrados por chicos. También lanzó en El Fénix un suplemento infantil con el mismo nombre, con canciones, juegos y propuestas para la niñez”.

Una huella profunda en las escuelas del distrito

“Nélia dejó un recuerdo imborrable en las escuelas 3, 10, 1, 11 y especialmente en “su” Escuela 501. Para ella la música y la 501 eran una extensión de su hogar. Trataba a cada alumno como parte de su familia, inculcando valores, amor y disfrute”.

Inclusión, radio y derribar prejuicios

“Creía que la música podía crear espacios de inclusión. Por eso, armó proyectos conjuntos entre la Escuela 501 y la Escuela Nº 1, con programas de radio junto a alumnos de ambas instituciones. Entre canciones, pianos y libros, trabajaba para derribar barreras”.

Un reconocimiento especial y una despedida prematura

“En 1992 recibió la Orden India de manos de alguien a quien admiraba mucho como Tuli Ferri, en El Sombrerito, un logro muy importante para ella. Luego se mudó a Mar del Plata, donde continuó entre aulas, pianos y coros hasta su jubilación. Lamentablemente, una enfermedad traicionera se la llevó muy rápido, sin permitirle disfrutar plenamente de esa nueva etapa y de sus nietos Juana, León, Manuel, Pedro y Simón”.

El legado que permanece

“Ella dejó una huella profunda en muchos corazones. Aunque no está físicamente, tengo la certeza de que solo muere quien no es recordado. Por eso está tan presente. Por lo que hizo, por lo que sembró; por el camino marcado. Tuvimos la suerte de tenerla. Nelia, nuestra madre, honró la vida.”