
A casi una semana del hallazgo del cuerpo sin vida de la reconocida psiquiatra Virginia Franco en su casa de City Bell, partido de La Plata, la investigación tendría bajo la mira a un nuevo sospechoso. La información fue aportada por los vecinos de la víctima, tras haber detectado movimientos extraños en la propiedad en los días previos al crimen.
Después de que la autopsia determinara que la muerte se produjo la noche del viernes, y no el sábado por la mañana, cuando fue encontrada, los investigadores comenzaron a examinar con mayor detalle los movimientos registrados en la vivienda durante ese período.
El informe forense también reveló que la causa de muerte fue una hemorragia masiva tras un shock hipovolémico, consecuencia de un corte profundo en el cuello, específicamente en la zona de la yugular. Además, el cuerpo presentaba varias heridas adicionales, las cuales fueron interpretadas como posibles signos de defensa ante el ataque.
Recientemente, un vecino relató que el jueves por la tarde observó a varias personas dentro de la casa de Franco. Según su testimonio, estas personas aparentaban realizar tareas de jardinería, aunque no vestían ropa adecuada para ese tipo de trabajo.

De acuerdo con El Día, el mismo testigo afirmó que logró identificar a uno de los presentes y lo describió como un joven que sería de la zona y tendría “antecedentes de mala conducta”. Esta declaración fue incorporada a la causa para reconstruir la secuencia de hechos y determinar la posible vinculación de estos individuos con el homicidio.
Las primeras hipótesis apuntarían a un posible móvil económico, debido a que la víctima gozaba de una posición financiera sólida y era propietaria de varios bienes. Según se conoció, su residencia en City Bell estaría valuada en medio millón de dólares (USD 500.000), además de poseer un departamento en Mar del Plata, dos camionetas nuevas y planes para realizar un viaje a la Costa Atlántica.
Actualmente, la investigación está bajo la órbita de la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) 11, dirigida por el fiscal Álvaro Garganta. El expediente ha sido caratulado como “averiguación de causales de muerte”, mientras se profundiza en la recolección de pruebas y testimonios para esclarecer las circunstancias del crimen.
Por otro lado, dos amigas de la víctima también se presentaron a declarar ante la Policía Bonaerense, quienes plantearon que el responsable del ataque se trataría de una persona “que la molestaba”, es decir, un presunto acosador.
La teoría también sería analizada por el fiscal a cargo del caso, sin embargo, las declaraciones aún no habrían sido judicializadas. Asimismo, se esperan los resultados de las pericias practicadas a la notebook personal de la mujer y el análisis de impactos de antenas de su celular, que fue el único objeto de valor que desapareció de la escena.

No obstante, la investigación sobre el asesinato avanza con dificultades, ya que la revisión de las cámaras de seguridad de la zona no aportaron pruebas concluyentes. La vivienda de la víctima carecía de dispositivos de grabación y, aunque las casas vecinas contaban con cámaras, estas solo transmitían imágenes en tiempo real sin almacenar registros.
Por este motivo, las autoridades mantienen la expectativa de que un análisis exhaustivo de las filmaciones de las inmediaciones, en conjunto con la información precisa sobre el momento de la muerte proporcionada por la autopsia, permita reconstruir los movimientos en torno al crimen.
En el marco de la causa, Pablo B., un empresario de 47 años, se posicionó como testigo clave. Fue él quien alertó a la policía bonaerense tras acudir al domicilio de Franco y permaneció demorado durante doce horas, hasta recuperar la libertad el sábado.
Pablo B. entregó voluntariamente sus dos teléfonos móviles para que sean sometidos a peritaje y facilitó el acceso a la notebook de la víctima, al proporcionar la contraseña necesaria para su apertura. Según confirmaron fuentes de la investigación a este medio, “colaboró en todo momento”.
El empresario declaró ante las autoridades que mantenía una relación de amistad con Franco. Sin embargo, algunos vecinos de la víctima lo describieron como una persona que ejercía cierto control sobre aspectos de la vida de la psiquiatra, como la gestión de sus plazos fijos y el manejo de sus redes sociales. Esta percepción añade un matiz relevante al perfil de los vínculos personales de la víctima.
El análisis de la escena del crimen no detectó signos de acceso forzado en la vivienda. A pesar de esto, los investigadores consideran probable que el autor del homicidio haya escapado saltando la pared de la entrada y saliendo por la puerta principal. La naturaleza de la herida mortal no coincide con la modalidad típica de un robo, lo que refuerza la hipótesis de un ataque premeditado y dirigido.








