La selección de Curazao logró un hito en la historia del fútbol al convertirse en el país menos poblado en clasificar a la Copa del Mundo. Con apenas 156.000 habitantes, esta isla caribeña de 444 kilómetros cuadrados consiguió su primera participación en el Mundial 2026. Bajo la dirección del experimentado técnico neerlandés Dick Advocaat, el combinado conocido como La Familia Azul dio el golpe y dejó atrás a rivales como Jamaica, Trinidad y Tobago y Bermudas en las Eliminatorias de la Concacaf, consolidando una hazaña inédita para la región.
El impacto de este logro se dimensiona al comparar a Curazao con otras naciones que alcanzaron el máximo torneo del fútbol. Islandia, que hasta ahora ostentaba el récord de menor población en un Mundial (2018), cuenta con más de 400.000 habitantes. Antes de la clasificación de los isleños, el combinado nacional que tenía el mérito de ser el conjunto con menor población era Cabo Verde, otro de los que será debutante en el torneo que se jugará en Estados Unidos, México y Canadá junto con Uzbekistán y Jordania.
El camino hacia la clasificación estuvo marcado por actuaciones destacadas. El seleccionado de este Estado constituyente del Reino de los Países Bajos finalizó en la cima del Grupo B. En la penúltima fecha, el equipo goleó 7-0 a Bermudas, y en la última jornada, un empate sin goles ante Jamaica en Kingstone selló el pase al Mundial. El partido estuvo cargado de tensión, especialmente por un penal que el VAR anuló a favor de los jamaiquinos en los minutos finales, lo mismo que otras jugadas de peligro que sufrió Curazao, pero la solidez defensiva permitió a la isla asegurar su lugar en la historia del fútbol moderno.
El camino de Curazao a la Copa del Mundo incluyó una primera ronda de triunfos ante equipos como Haití, otra selección que volverá a jugar un Mundial tras más de 50 años, Aruba, Barbados y Santa Lucía. Ya en la tercera fase de Concacaf, compartió la zona los dos equipos mencionados y Trinidad y Tobago: finalizó con 12 puntos, invicto con tres victorias y tres empates.
El combinado azul, que desde 1946 hasta 2011 compitió como Selección de Fútbol de Antillas Neerlandesas, no tiene grandes logros en su joven historia: ganó la Copa del Caribe 2016 y el Torneo ABCS 2021 en el que compiten cuatro naciones que utilizan el neerlandés como idioma oficial (Aruba, Bonaire y Surinam).

Tras varios procesos previo con entrenadores neerlaneses, la llegada de Advocaat en 2024 supuso un punto de inflexión para el proyecto deportivo de Curazao. Con una trayectoria que incluye la dirección de la selección de Países Bajos en tres etapas (1992-94, 2002-04 y 2017) y experiencia en clubes de élite, el técnico asumió el reto con determinación. “La misión mundialista no está terminada”, afirmó quien extendió su contrato hasta finales del año para continuar al frente del equipo. El dato que llamó la atención fue que Advocaat no viajó a Jamaica por motivos personales. Más allá de eso, dejó a sus dos asistentes Cor Pot y Dean Gorré al frente del equipo que hizo historia.
Uno de los pilares del éxito de Curazao fue la integración de jugadores con raíces neerlandesas, formados en Europa pero con vínculos familiares y culturales con la isla. Futbolistas como Riechedly Bazoer, Tahith Chong y Armando Obispo representan este puente entre Europa y el Caribe. El experimentado DT trabajó para sumar a estos talentos, aunque no ocultó su frustración ante la reticencia de algunos jugadores elegibles: “No entiendo por qué algunos titubean o rechazan la oportunidad”, dijo en declaraciones durante el proceso en el que participaron otros técnicos naranjas como el ex delantero Patrick Kluivert, Dean Gorré y en un pasado más lejano Guus Hiddink.
El proceso de reclutamiento de jugadores atravesó un proceso clave. De los 24 convocados por Advocaat para la última doble fecha de Eliminatorias, la mayoría nació en ciudades europeas del Reino de los Países Bajos, como Ámsterdam, Groningen o Róterdam. Tahith Chong, nacido en Willemstad, fue el único jugador originario de Curazao en la lista inicial, aunque finalmente no participó por no encontrarse en óptimas condiciones físicas. El propio DT reconoció la presión recibida durante meses para convencer a futbolistas que aún aspiraban a jugar con la selección neerlandesa, pero celebró que varios hayan optado por representar a Curazao.
“Nuestra llegada generó cierto escepticismo. No era de extrañar. En el pasado habían tenido otros seleccionadores que no tuvieron mucho éxito… Pero pronto se dieron cuenta de que no habíamos venido a Curazao a tomar el sol”, comentó en la previa de la clasificación el asistente Cor Pot. Las limitaciones de recursos también fueron evidentes, al punto de que los entrenadores debieron costear sus propios vuelos en etapas anteriores, según reveló Advocaat. A pesar de estos obstáculos, el equipo dio un salto de calidad en el ámbito de la Concacaf y ahora competirá en su primer Mundial.
Es por eso que el significado de esta clasificación a la Copa del Mundo trasciende lo deportivo. Curazao, que hasta 2010 formaba parte de las Antillas Holandesas y ahora es un país autónomo dentro del Reino de los Países Bajos, construyó una identidad futbolística. Todos los ciudadanos cuentan con pasaporte neerlandés y derechos equivalentes a los de la Unión Europea, lo que facilitó la integración de talento formado en el extranjero.
Para los protagonistas, el logro tiene un valor personal enorme. Armando Obispo, defensor del PSV, expresó: “Estoy orgulloso. Tengo mucha familia en Curazao y llegar al Mundial es una experiencia enorme. No se puede comparar con jugar en las selecciones juveniles. Estoy muy ilusionado con lo que está por venir”.
Curazao hizo historia. De aquella visita en marzo de 2023 como partenaire de la selección argentina y su gran festejo tras la Copa del Mundo en Qatar, el equipo de la isla del Caribe tendrá su estreno mundialista luego de una hazaña que será recordada en los libros de la historia del balompié.












