Netflix estrenó la serie documental 50 segundos: el caso Fernando Báez Sosa, dirigida por Martín Rocca, que describe a lo largo de tres episodios el asesinato del joven en Villa Gesell, el 18 de enero de 2020 a la salida del boliche “Le Brique”.

De manera casi inédita, el hecho fue registrado por distintas cámaras de seguridad y decenas de celulares, que permitieron reconstruir el minuto a minuto de lo ocurrido esa noche.

Sin embargo, los principales protagonistas de la miniserie son los familiares de los rugbiers, con frases destacadas como: “Mi hermano nunca imaginó ese desenlace”, de parte de Emilia, hermana de Ciro y Luciano Pertossi y prima de Lucas; o “Mi hijo era el relato perfecto para el relato que se escribió: rubio y rugbier”, en boca de Javier Thomsen, padre de Máximo.

La ausencia de Virginia

“Virginia es una heroína”, resaltaron algunos en redes sociales. “Grave error de Netflix al omitir a Virginia, fue la primera que lo asistió”, insistieron otros. La referencia es Virginia Pérez Antonelli, quien, momentos después de la paliza, intentó salvar a Fernando con maniobras de RCP. La joven no aparece en el documental.

También la propia Pérez Antonelli, que declaró durante el juicio, se mostró muy crítica con el enfoque de la serie: “Algunos prefieren darles voz a asesinos y/o cómplices”, señaló.

“Fue una emboscada”

Por su parte, los padres de Fernando y sus amigos sí forman parte de la serie. Y fue su madre, Graciela Sosa, quien hizo un fuerte descargo contra los rugbiers que mataron a su hijo. “Nunca pidieron disculpas”, lamentó, a través de un texto publicado en su cuenta de Facebook.

La mujer, además, sostuvo que el documental fue un intento de lavar la imagen de los acusados: “Lo golpearon dentro del boliche, esperaron a que se vaya la Policía, lo emboscaron por tres ángulos, no dejaron que los amigos lo defendieran”, repasó, sobre la trágica noche del crimen.

También se refirió a la manera en la que Fernando fue atacado: “No le dieron la oportunidad de defenderse. Lo discriminaron por su color de piel y por no levantarse. Lo escupieron en la cara. Se fueron caminando”.

Por último, recordó que los jóvenes siguieron con su vida, como cualquier otro día: “Mandaron mensajes donde ratificaban que sabían que había muerto. Comieron hamburguesas. Planeaban las juntadas del día siguiente. Querían drogas y alcohol. Querían seguir sus vidas como si nada hubiese pasado. Acusaron a un inocente para desviar la investigación. Nunca pidieron perdón”.

En Argentina, la miniserie se posicionó rápidamente como lo más visto en la plataforma.