Miguel Ángel Calvete se negó a declarar este martes ante el juez Sebastián Casanello en la causa que investiga direccionamientos, sobreprecios y desvío de fondos en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis). Está señalado como la mano derecha de Diego Spagnuolo, pero, lejos de ser un desconocido, Calvete construyó durante años un perfil público como vocero de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas.
La Justicia lo identifica como el operador que articulaba negocios entre droguerías y el Estado, interviniendo en compras destinadas a tratamientos de personas con discapacidad. Su nombre aparece en chats, cuadernos y registros que revelan el funcionamiento de una red de pagos indebidos y presiones internas.

Calvete llegó a Comodoro Py detenido -por una condena previa de 2019 por explotación de la prostitución- y enfrenta nuevas acusaciones. Según la fiscalía, el “operador paraestatal” daba órdenes, movía expedientes y garantizaba pagos dentro de un organismo al que nunca perteneció.
El expediente lo ubica como el enlace directo entre la Andis y las droguerías beneficiadas en las compras del Programa de Acceso a los Medicamentos y Productos de Apoyo para Personas con Discapacidad (Pacbi), que concentra las licitaciones y compras directas de insumos médicos, ortopédicos, medicamentos y equipamiento destinados a personas con discapacidad.
Un viejo conocido de los medios y la política
Calvete construyó un perfil público como vocero de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas. Mediatizaba cada aparición y replicaba entrevistas en sus redes. En 2018 llegó a mostrarse con familias TEA de La Matanza, prometiendo acompañamiento e inclusión.

Hoy la Justicia lo investiga por intervenir en un circuito que, según la acusación, terminó desviando fondos destinados precisamente a esos tratamientos.
También tuvo trayectoria política. Fue concejal de La Matanza por Nueva Dirigencia Cambiemos (PRO) entre 2015 y 2019 y presidió la comisión de Salud Pública.
En paralelo se presentaba como “empresario pyme” y dirigente de cámaras empresarias. Hablaba sobre precios, consumo y medicamentos; un contraste notable para alguien investigado por manipular esos mismos circuitos.

Chats, cuadernos y vínculos internos
Las pruebas secuestradas -teléfonos, cuadernos y mensajes- revelan pedidos de pagos indebidos, gestiones para empresas y reuniones con funcionarios que respondían directamente a él, entre ellos Daniel Garbellini y Lorena Di Giorno.
La justicia además tiene registros de los intentos de borrar mensajes cuando comenzó el escándalo y conversaciones con su hija Ornella Calvete que participaba de intercambios ligados a esas operaciones.
Durante el allanamiento a su casa de San Telmo, el 9 de octubre, se encontraron cuadernos con anotaciones sobre “costos”, “diferencias” y “2/3”, además de listas de contactos clave para el sector.
La caída del clan Calvete
La causa alcanzó también a su hija, Ornella Calvete, empleada del Ministerio de Economía hasta que renunció luego del allanamiento en el que se secuestraron 700 mil dólares.

La documentación oficial indica que posee seis departamentos en la Ciudad de Buenos Aires y declaró que todos fueron adquiridos por “donación”.

La Justicia investiga su rol y la relación entre sus bienes y los movimientos de dinero asociados a las firmas que, según el expediente, operaba su padre.







