Clark Gable y Claudette Colbert en

La película Lo que el viento se llevó, de 1939, marcó un antes y un después en su vida. Sin embargo, Clark Gable no quería aceptar el papel de Rhett Butler. Según él, la novela de Margaret Mitchell en la que se basaba el film, para entonces ya era demasiado conocida. Y, obviamente, cada uno de los lectores se había hecho una idea mental del personaje, por lo que pensaba que su imagen no iba a encajar con el physique du rôle creado por la gente.

Claro, el actor nacido en Cádiz, Ohio, Estados Unidos, el 1 de febrero de 1901, no era el típico galán de Hollywood. De hecho, cuenta la leyenda que Jack Warner, presidente de los estudios Warner Bros, se enfureció al ver que habían gastado 500 dólares en fotografiar a este hombre al que definió de manera despectiva como un “chimpancé”, por sus orejas grandes y despegadas. Además era bruto y no tenía estudios. Así que creía que era inútil invertir en él.

Sin embargo, a fuerza de virilidad y dulzura, con el correr de los años Gable logró enamorar a las mujeres de todo el mundo desde la pantalla grande. Y también se enamoró él, lo que lo llevó a vivir historias que bien podrían haber formado parte de guiones de películas pero que, para bien o para mal, fueron parte de su vida real.

No conoció el amor de madre ya que la suya murió cuando él tenía apenas seis meses. Y, como su padre trabajaba en pozos petrolíferos, durante la primera infancia quedó al cuidado de sus abuelos paternos. Hasta que, finalmente, su progenitor se casó con Lennie Dunlap y el joven Clark se instaló con ellos. Entonces fue su madrastra la que lo impulsó a estudiar piano y despertó en él el interés por la actuación, al punto que decidió dejar sus estudios en la High School para trabajar en una compañía de teatro. Pero la mujer falleció cuando él tenía 17 años. Y su partida marcó otro duro golpe para Gable.

Gable y Vivien Leigh en

A partir de ese momento, Clark se enfrentó a su padre, quien no estaba de acuerdo con que su hijo se dedicara al arte. Y, finalmente, cuando cumplió los 21 y recibió una herencia de sus abuelos, se independizó y dejó de tener contacto con su progenitor por casi una década. Fue entonces cuando se trasladó a Portland, Oregón, donde mientras se la rebuscaba con algunos trabajos esporádicos, conoció a quien se convirtió en su primera esposa: Josephine Dillon, una profesora de teatro 15 años más grande que él que fue quien le enseñó los secretos del oficio.

Clark, cuyo primer nombre era William y la mujer le sugirió que lo eliminara, se dejó pulir por ella. Se refinó, mejoró sus modales, cambió su corte de cabello y su manera de vestir, aprendió a moverse… Y se terminó convirtiendo en una estrella. El matrimonio, confesó Josephine años más tarde, nunca se consumó. Y muchos acusaron a Gable de haberla usado para conseguir su objetivo laboral. Pero lo cierto es que, tras la separación, ambos mantuvieron una relación cariñosa. E, incluso, el actor puso en su testamento que parte de sus bienes se utilizaran para cubrir los gastos de la hipoteca de Dillon.

La historia se repitió. Gable se mudó a Nueva York, donde se casó con Ria Langham, quien lo superaba en edad por 17 años, y gracias a sus contactos logró impulsar su carrera. Juntos se instalaron en Hollywood y, al poco tiempo, logró su primer contrato con la Metro Goldwyn Mayer. Entonces llegaron sus primeros protagónicos con las grandes divas de la época, como Norma Shearer con quien hizo Alma Libre o Greta Garbo, con quien trabajó en Susan Lenox.

Lo cierto es que, a medida que su éxito crecía, iban aumentando también los escándalos. Clark aprovechó su nueva galantería para compartir intimidad con incontables mujeres. Y llegó a verse envuelto en una denuncia que al día de hoy no solo hubiera terminado con su carrera sino que también lo hubiera llevado a la cárcel, cuando se dijo que habría forzado a Loretta Young a tener relaciones sexuales con él durante el rodaje de The Call of the Wildde, película de 1935. Tras ese encuentro, la actriz habría quedado embarazada de una niña, Judy, pero ocultó su gestación y luego dijo públicamente que la pequeña era adoptada. Gable, por su parte, nunca reconoció a su supuesta hija y se limitó a entregarle a la mujer una suma de dinero, de acuerdo a lo que salió a la luz luego de la muerte del actor.

Montogomery Clift, Marilyn Monroe y Clark Gable

Ya era considerado una estrella cuando le llegó la propuesta de hacer Lo que el viento se llevó. Aunque él no obtuvo ninguno, la película se alzó con diez premios Oscar y se convirtió en un verdadero suceso. Pero la vida suele mezclar siempre buenas y malas. Y, en lo mejor de su carrera, Clark cayó en una profunda tristeza tras la muerte de su gran amor, Carole Lombard, quien falleció en un accidente de avión en 1942 mientras vendía bonos para financiar la guerra. Desolado, Gable dejó de lado la actuación y se alistó en la Fuerza Aérea Norteamericana para ir a combatir a Europa.

La vuelta al ruedo para Gable, años después de la finalización del conflicto bélico, no fue fácil. No se resignaba a aceptar que el paso del tiempo ya no le permitía interpretar el papel de galán que lo había catapultado a la fama en los ‘30. Y nadie estaba dispuesto a pagarle el cachet que él pretendía. Así que, poco a poco, su estelaridad se fue apagando. La última película que filmó fue Vidas rebeldes, junto a Marilyn Monroe. Pero la muerte lo sorprendió antes del estreno del film, el 16 de noviembre de 1960, a la edad de 59 años. Cuatro meses después nació su hijo John Clark, fruto de su último matrimonio con Kay Williams.