Véneto, el bar donde se realizó la fiesta, ubicado a una cuadra de la comisaría (Foto: Infohuella)

La Justicia de La Pampa confirmó en las últimas horas la condena al policía que sacó a cuatro presos de una subcomisaría para que trabajaran en su casamiento, un caso que generó polémica en la provincia.

El fallo fue dictado por el Tribunal de Impugnación Penal y ratificó la pena contra Cristian Martín Galván, ex jefe de la subcomisaría de Lonquimay, según informaron desde el Poder Judicial de La Pampa a través de sus canales oficiales y reprodujo el portal Infohuella.

De esta manera, Galván deberá afrontar un año y tres meses de prisión en suspenso por el delito de abuso genérico de autoridad. Además, quedó inhabilitado el doble del tiempo de la condena para trabajar en cualquier cargo o empleo público.

La decisión estuvo a cargo de los jueces María Paola Frigerio y Mauricio Federico Piombi, quienes rechazaron todos los planteos de la defensa, que había intentado anular la condena alegando irregularidades en el proceso y una supuesta falta de pruebas firmes.

Los magistrados destacaron que el juez de primera instancia, Andrés Olié, había dado un análisis minucioso de los testimonios de los agentes y de los presos, y que no hubo contradicciones graves entre los hechos expuestos en la acusación y los que finalmente se dieron por probados.

“El magistrado brindó fundamentos suficientes de por qué dio preponderancia a un testimonio por sobre otro”, sostuvo el tribunal, remarcando además la dificultad de obtener relatos claros por tratarse de detenidos.

Sentado, a la derecha de la imagen y debajo de un policía, el oficial inspector Galván durante el juicio en su contra (Foto: La Arena)

Los hechos probados

El 31 de mayo de 2024, Cristian Galván, entonces jefe de la subcomisaría de Lonquimay -un pueblo de dos mil habitantes ubicado sobre la ruta nacional 5, a unos 65 kilómetros de Santa Rosa, capital de La Pampa-, organizó su fiesta de casamiento en un pub ubicado a solo una cuadra de la dependencia policial.

Ese día, cuatro presos (Manuel Urrutia, Claudio Araneda, Denis Álvarez Pérez y Oscar Dante Sánchez) bajo su custodia fueron llevados hasta el salón sin autorización judicial para cumplir tareas de mozos, asadores y encargados de la limpieza.

La acusación incluso detalló que uno se ocupó de hacer el asado principal, otro armó mesas, mientras que dos más sirvieron el almuerzo y levantaron la basura tras la fiesta.

También se informó que los detenidos fueron desde la subcomisaría hasta el lugar del evento caminando, algunos sin custodia. Y regresaron por sus propios medios a sus celdas luego de la celebración a la que asistieron alrededor de 35 personas.

De esa manera, su jornada de fuera de las celdas se extendió de 9 a 18 horas. Cabe remarcar que ninguno de ellos poseía autorización ese día para realizar diligencias fuera de la dependencia.

Lonquimay, el pueblo pampeano de 2 mil habitantes donde el comisario se casó y llevó a los presos de mozos

La causa penal se inició luego de que el episodio se volviera “un secreto a voces” en el pueblo y las autoridades tomaran intervención tras las actuaciones internas en la sede policial. El caso llegó a juicio, donde varios de los involucrados se mostraron reticentes a declarar.

Los testigos que declararon en el debate, entre ellos tanto otros policías como familiares y algunos propios invitados, ofrecieron versiones confrontadas sobre lo ocurrido, aunque el tribunal finalmente consideró que existió coincidencia entre el relato de los agentes y los testimonios de los presos sobre la participación forzada en el evento. La condena se conoció a fines de julio.

Las consecuencias para Galván no solo fueron penales. Además de la suspensión e inhabilitación, el fallo ordenó la notificación a la Fiscalía de Investigaciones Administrativas y estableció que el ex jefe policial debe fijar domicilio y someterse al control de un ente dedicado a la reinserción social durante dos años.