La proliferación de la IA hace que cada juego de ciencia ficción protagonizado por esta tecnología sea cada vez más ciencia y menos ficción. Es lo que nos propone A.I.L.A., un título de terror y “metaficción” en el que nos ponemos en la piel de Samuel, un probador de videojuegos que vive en un futuro de ambientación cyberpunk y recibe un nuevo dispositivo. Este se trata de una inteligencia artificial, que en el juego toma la forma de una simpática preadolescente con heterocromía, y que es capaz de desarrollar diferentes experiencias de terror.

De esta manera, vivimos dos realidades. Una, la de Samuel cuando está desconectado de A.I.L.A., en su hogar. La otra, cuando se pone a los mandos de esta IA para cumplir con su trabajo y vivir las experiencias de terror que esta es capaz de crear. El problema, y la mayor incógnita argumental que nos presenta este juego, es cuando la inteligencia artificial es capaz de influir en su hogar inteligente, y de hecho, es la inteligencia predominante en el mismo.

A.I.L.A.

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A.I.L.A. llega a cargo de Pulsatrix Studios. Este pequeño estudio brasileño, afincado en Sao Paulo concretamente, es el responsable de Fobia – St. Dinfna Hotel, uno de los títulos de terror más infravalorados de los últimos años. En su momento dijimos de él que se trataba de “un survival horror en toda regla, en el que no echamos en falta ninguno de sus principales ingredientes: puzles, gestión de recursos, exploración y backtracking”. Ahora, con su nuevo juego, la ambición es máxima y no se conforman con ser un juego que solo conozcan los fans del género. “Queremos provocar reflexión, incomodidad y empatía dentro de una narrativa densa y visualmente impactante”, dicen.

¿Cómo se juega a A.I.L.A.?

En la demo que nos han propuesto probar desde Pulsatrix Studios hemos podido disfrutar de dos escenarios creados por la inteligencia artificial. Uno de ellos es un escenario sencillo, con apenas una habitación y un pasillo, pero diversas variantes del mismo, que podemos visitar de manera totalmente libre. Esto se lleva a cabo de una manera muy peculiar, y es a través de un mando a distancia con el que cambiar de canal en un televisor. Como cabe esperar, cada variante del escenario tiene sus propias reglas y puzles, pero tendremos que hacer varios viajes entre estas realidades para poder resolverlos todos y llegar hasta el final.

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En esta experiencia disfrutamos de algunos clichés del género, pero se realizan de manera efectiva. El verdadero protagonista es un maniquí que aparece y desaparece de manera inesperada, aunque en ocasiones simplemente cambia de postura, mirando hacia otro lado… No son los típicos jumpscares que hacen pegar un salto en el sillón, sino que generan una tensión que nos hace mantenernos atentos para que en cualquier momento, esta vez sí, algo nos pegue un buen susto. ¿Ocurre finalmente? Eso es algo que conviene descubrir por uno mismo…

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Cuando terminamos esta experiencia -de una manera que vale la pena “disfrutar”-, nos llevamos una nueva sorpresa. A.I.L.A. ha tomado el control de nuestro smart home y decide por ella misma cuando conviene que desayunemos o hagamos otras labores, pero sobre todo, nos recuerda que tenemos que volver al trabajo. Ahora llega la segunda experiencia disponible en la demo…

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En ella hemos tenido una de cal y una de arena. Ahora visitamos una realidad en la que se ha producido la caída de un meteorito… que realmente no es tal. En un ambiente rural y boscoso, presencias de otro planeta han llegado y todo lo que podemos hacer es huir hasta refugiarnos en una casa de considerable tamaño, así como su entorno. Este es el aspecto que más nos ha gustado: técnicamente luce fantástico y está muy, muy bien ambientado, algo que gana enteros con una iluminación genial.

Sin embargo, aquí sí tenemos un poquito más de acción, tampoco mucha, pero no es excesivamente satisfactoria. Un poco por la respuesta de las armas de fuego -en este caso una pistola-, lo que hace muy recomendable jugarlo con ratón y teclado para ganar precisión. Por otro lado, la IA de las criaturas alienígenas -pequeñas pero matonas- es muy irregular. Son capaces de vernos a gran distancia, pero una vez lo hacen su comportamiento es algo errático. Afortunadamente, como ya decimos, la acción no es muy proliferante.

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