Una semana antes de los comicios legislativos, se conoció un dato clave para el termómetro electoral: en septiembre, el consumo masivo se desplomó 4,4 por ciento en relación a 2024. Como consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo, las familias se vieron obligadas incluso a recortar en compras de alimentos y medicamentos. La cifra es de alarma porque la comparación resulta contra un año donde la base estaba muy retraída y, además, no abarca el impacto de los últimos movimientos de precios por el salto del tipo de cambio. El indicador hace match con otro “fenómeno barrial” provocado por la política económica del Ejecutivo nacional: uno de cada cuatro hogares (23,4 por ciento) se vio forzado a endeudarse para poder “llegar a fin de mes” durante el primer trimestre de 2025.
Los números Milei-Milei muestran que la economía real, antes que en un repunte, entró en recesión como consecuencia del esquema aplicado.
La contracción del consumo masivo estuvo impulsada centralmente por el mal desempeño de las grandes cadenas de supermercados, que se derrumbaron al mismo ritmo general: los supermercados de cadena (-4,4 por ciento) y las farmacias (-1,8 por ciento) interanual.
Si bien la retracción fue extendida, el reporte publicado por Scentia reveló que los consumidores están buscando activamente alternativas para cuidar el bolsillo. Con una migración de los formatos tradicionales hacia canales que ofrecen mejores precios o mayor conveniencia, en relación a 2024, en el noveno mes del año crecieron autoservicios independientes (+8,6 por ciento), mayoristas (+8,5 por ciento) y el e-commerce (+14,7 por ciento). El dato global, sin embargo, no cumple con el objetivo de diluir el desastre.
La fragmentación en las opciones de compra refuerza el escenario crítico que atraviesa el consumo popular en el país. El 75 por ciento de la demanda ocurre en los barrios, donde las ventas son diarias y en pequeñas unidades. Los comercios de proximidad tienen problemas, y los grandes también.
El grupo Cencosud, propietario de Vea, Jumbo, Disco y Easy, cerró cuatro sucursales de Vea en las últimas semanas. “Por la caída de la facturación y el peso de los costos fijos, que no dejan lugar a la rentabilidad”, argumentaron desde la compañía. La cadena de autoservicios mayoristas y minoristas Diarco cerró 9 locales, desde que asumió Milei.
En términos intermensuales, el consumo total se contrajo 3,7 por ciento en solo un mes, con caídas en casi todos los formatos. Los supermercados volvieron a ser los más perjudicados, con un retroceso del 5,9 por ciento. El único canal que se mantuvo en terreno positivo fue el e-commerce, con una leve suba del 1,1 por ciento. La inflación medida por el Indec en septiembre tocó el 2,1 por ciento.
El acumulado del año todavía registra una leve suba del 1,8 por ciento. Este resultado se sostiene gracias al buen desempeño del comercio electrónico (+11,9 por ciento) y los mayoristas (+9,4 por ciento), “consolidándose como las opciones preferidas por los argentinos en un contexto de alta inflación y pérdida de poder adquisitivo”, sostiene la consultora.
Todo sube
De acuerdo con el Indec, los precios mayoristas aumentaron 3,7 por ciento en septiembre, empujados principalmente por el salto del 9 por ciento en los productos importados y una suba de 3,3 por ciento en los productos nacionales. Luego de las elecciones, todos los pronósticos coinciden en que los precios van a ajustar aún más al alza.
Los supermercadistas fundamentan “las ventas no crecen porque los salarios están muy por debajo de la inflación” y al sueldo le queda poco margen: entre tarifas, prepagas y otros gastos fijos, los hogares “no llegan como antes a comprar en volúmen y cargar los changuitos. Se ven más compras de la diaria y poco”.