Aprender a gestionar la relación de los más pequeños con la tecnología es uno de los principales quebraderos de cabeza de los padres en el mundo actual. Los móviles, tablets y ordenadores pueden tener muchos beneficios para los niños, pero este tipo de dispositivos y, especialmente, la navegación por Internet, también suponen notables riesgos.

El contacto con desconocidos mediante redes sociales y el acceso a contenidos inapropiados es una preocupación social cada vez más grande, hasta tal punto que algunos países, como Reino Unido, ya han comenzado a legislar al respecto para implementar restricciones a la navegación por la red para los menores de edad.

SoyMomo, una startup chilena que lleva distribuyendo sus productos en España desde el año 2018, tiene el propósito de ayudar a los padres a revertir esta situación. Que el uso de la tecnología por parte de los niños no sea una fuente de preocupación, sino una herramienta para “proteger a los niños y dar tranquilidad a sus familias”, al mismo tiempo que se estimula su creatividad.

Su CEO, Aníbal Madrid, sintió la inspiración para arrancar el proyecto cuando “llegó un nuevo amor” a su vida: su primera sobrina. Una experiencia que le hizo darse cuenta del actual dilema al que se enfrentan los padres en el presente. Los aparatos tecnológicos son útiles para poder mantenerse en contacto con los niños, pero también les separan del juego tradicional, generan adicciones, y les exponen a información e imágenes potencialmente peligrosas.

Aníbal Madrid, fundador de SoyMomo.

Aníbal Madrid, CEO de SoyMomo.

SoyMomo

Desde su fundación en el año 2016, SoyMomo ha lanzado ya un bastante amplio catálogo de modelos de smartwatch y tablets infantiles. Aunque los dispositivos funcionan, en esencia, como las contrapartes para adultos de estas, tienen varias particularidades: están hechos de materiales especialmente resistentes para evitar roturas y, sobre todo, filtran y controlan el acceso a aplicaciones y la navegación del menor.

El reloj SoyMomo Space, por ejemplo, permite a los niños recibir videollamadas y llamadas de contactos que se hayan marcado como seguros, pero bloquea automáticamente las de desconocidos. Cuando el menor lleve el reloj puesto, su ubicación se transmitirá a los padres en tiempo real a través de una aplicación, y estos recibirán una notificación si se desplaza más allá de las zonas establecidas como seguras.

La primera barrera que establecemos es el control de aplicaciones: ningún niño puede descargar o usar una app sin la autorización de sus padres

Aníbal MadridCEO de SoyMomo

Con este reloj se puede usar Spotify o enviar mensajes de audio a los adultos, incluso utilizar un chatbot educativo —filtrado en sus contenidos y respuestas— para realizar preguntas sobre distintas materias. Pero el sistema no permite, por ejemplo, la instalación de aplicaciones de redes sociales.

Madrid explica que la protección al menor que ejecutan los dispositivos de SoyMomo tiene dos vertientes: una humana y otra potenciada por Inteligencia Artificial. Así lo explica: “La primera barrera que establecemos es el control de aplicaciones: ningún niño puede descargar o usar una app sin la autorización de sus padres. Si lo intentan, los adultos reciben en su móvil una notificación junto con nuestra recomendación de seguridad sobre esa aplicación. Al mercado entran cientos de aplicaciones nuevas cada día, y nuestro trabaja en examinarlas para acompañar en esa decisión.”

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Las recomendaciones se basan en un análisis quincenal realizado de manera manual (aunque asistida por IA) por el equipo de SoyMomo, que recopila un listado de las 200 aplicaciones más descargadas en ese período y las analiza. De esta manera, cada padre puede establecer sus propios límites, pero es más sencillo informarse sobre qué decisiones tomar en cada circunstancia.

Además, SoyMomo utiliza su propio sistema de inteligencia artificial que analiza de manera continua lo que aparece en la pantalla del dispositivo. “Si alguien le pide al niño instalar Telegram para hablar en privado, si un compañero lo insulta o si recibe un mensaje sospechoso ofreciendo dinero a cambio de fotos, los padres reciben un aviso inmediato.”

Niños jugando con gadgets de SoyMomo.

Niños jugando con gadgets de SoyMomo.

SoyMomo

A pesar de que el uso de Inteligencia Artificial para monitorizar las comunicaciones podría generar inseguridad por las posibles filtraciones de datos que pudieran suceder, los equipos de SoyMomo tratan de minimizar el riesgo utilizando un tipo de IA que almacena información de manera local, en el dispositivo del niño, sin subirlo a la nube.

“Esto significa que las conversaciones, imágenes o interacciones solo se utilizan cuando se detectan situaciones que ameriten enviar una alerta a los padres cuando se detecta un riesgo concreto, preservando siempre la privacidad de los menores y asegurando que sus datos permanezcan bajo control de la familia”, aclara.

El objetivo es retrasar la entrega del primer móvil

Aníbal MadridCEO de SoyMomo

Para Madrid, el uso de estos dispositivos puede tener varios beneficios, pero su principal finalidad es clara: “retrasar la entrega del primer móvil”. Aunque los expertos recomiendan que los padres esperen, como mínimo, entre los 12 o 14 años para introducir a los menores a estos dispositivos, es frecuente que los reciban mucho antes, incluso a los diez u once años.

Según un estudio publicado a principios de año por Qustodio,  que entrevistaba a 400.000 familias de distintos países, alrededor de la mitad de familias acaban arrepintiéndose de la edad a la que compraron su primer móvil a sus hijos. Para evitar tomar decisiones precipitadas y exponer a los menores a los teléfonos móviles de manera prematura, es fundamental “ofrecer una alternativa segura, que permita a los padres y otros contactos autorizados comunicarse con sus hijos.”

Niña jugando con una tablet de SoyMomo.

Niña jugando con una tablet de SoyMomo.

SoyMomo

Más allá de la familia

La educación digital está en manos de los padres… pero solo en parte

Este tipo de dispositivos pueden ser una gran ayuda para los padres que buscan aprender a gestionar la interacción digital de los más pequeños; una responsabilidad que, en general, se ha dejado casi en exclusiva en manos de los progenitores, con escaso apoyo institucional al respecto. Solo recientemente algunos gobiernos Europeos y el Reino Unido han empezado a plantear las primeras políticas de verificación de edad y protección de menores online.

Aun así, en la práctica, controlar los hábitos de los menores en todo momento no es tan sencillo, especialmente cuando se acercan a la adolescencia. Madrid piensa que “hay mucho que los padres pueden hacer al respecto, pero también es fácil decir ‘los padres deben estar vigilando a los niños en todo momento viendo qué hacen’, y creo que cualquier padre sabe que esto en la práctica es imposible. Todos tenemos derecho a estar cansados, y un padre y una madre feliz es también un mejor ejemplo para ellos”.

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Por este motivo, e incluso si la ayuda de dispositivos especializados para ello puede ser útil, Madrid recomienda a los padres que se involucren activamente en la educación de los niños, “hablando con ellos, explicándoles que hay contenidos que no son adecuados para su edad, advirtiéndoles que en Internet también existen personas con malas intenciones… Pero hay que ser realistas. No se puede estar revisándoles la tablet o el móvil en todo momento.”

Incluso con el uso de aplicaciones de control parental, cada vez más frecuentes en plataformas de videojuegos o aplicaciones de uso infantil, como Roblox Minecraft, se corre el riesgo de exponer al menor a socialización o imágenes inadecuada.

No se puede conseguir una navegación segura al 100%, pero se puede intentar: “Mientras haya acceso libre a Internet habrá riesgos. Lo que sí se puede hacer es reducir al mínimo esos riesgos y tener medidas de protección para cuando haya amenazas reales. El objetivo no es blindarlos al 100%, sino darles seguridad mientras aprenden a navegar con criterio propio y contar con sistemas de emergencia que nos alerten, por ejemplo, si al niño le están pidiendo fotos a cambio de dinero”.

Prototipo de gadget de SoyMomo.

Prototipo de gadget de SoyMomo.

SoyMomo

Cómo relacionarnos con la red

Internet: fuente de riesgos, pero también de estímulos positivos

Las cifras parecen apoyar esta afirmación. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, en 2023 se registraron en España 4.896 denuncias por delitos cibernéticos contra niños, niñas y adolescentes. 1.068 de ellos se correspondían con acoso sexual. Según datos de 2025, el 97’9% de los menores de 18 años había sufrido algún tipo de victimización sexual o grooming online.

La inmensa mayoría de estos delitos provienen de adultos que se disfrazan en perfiles falsos, aprovechando que “los niños no tienen las herramientas emocionales para procesar ese tipo de estímulos y para distinguir cuando un contenido o conversación es adecuado para ellos o no.”

Los niños no tienen las herramientas emocionales para procesar ese tipo de estímulos y para distinguir cuando un contenido o conversación es adecuado para ellos o no

Aníbal MadridCEO de SoyMomo

Al margen de esto, la adicción a las pantallas es, también, un problema serio al que los padres tienen que enfrentarse. “El tiempo frente al dispositivo compite con el tiempo de juego físico, de socialización y de movimiento, que son fundamentales para el desarrollo de las niñas y niños.” No ayuda que algunas de las aplicaciones más populares entre los más jóvenes, como Instagram o TikTok, estén pensadas para enganchar: ofrecen volúmenes ingentes de contenido de digestión fácil, música pegadiza, y estímulos de apenas unos segundos que, poco a poco, van haciendo mella en la capacidad de atención del niño.

Pero, incluso si sería fácil villanizar el uso de las tecnologías en los niños, lo cierto es que gran parte de la propuesta de SoyMomo busca reivindicar que, con los límites adecuados, Internet y las pantallas pueden, también, ser positivos para ellos.

“Bien utilizados, los dispositivos pueden ser una herramienta de aprendizaje y unos grandes aliados en el desarrollo de los niños”, explica Madrid. “La tecnología actual puede ayudar a estimular la creatividad y el intelecto de una manera que nunca antes había sido posible. Hoy vemos niños de menos de 10 años diseñando objetos en impresoras 3D, aprendiendo a tocar piano o violín gracias a clases en línea, e incluso programando aplicaciones”.

Psicólogos y educadores también señalan, frecuentemente, que un Internet regulado podría ayudar a los pequeños a mejorar sus capacidades de lectura y aprendizaje, e incluso potenciar la socialización y la autoestima. Así lo ve Madrid: “A mi sobrina, de 9 años, le encanta aprender con su tablet y su reloj. Investiga sobre la historia del Imperio Romano, los planetas, los distintos tipos de plantas, y ha descubierto su pasión por la música desde muy pequeña. Si les damos acceso a entornos seguros, el potencial es enorme”.