Javier Milei junto a su hermana Karina y Luis Caputo (REUTERS)

A poco más de tres semanas de las elecciones, el Gobierno se ve -más que nunca- obligado a atrincherarse en la batalla con la oposición. Sin posibilidades de hacer anuncios de gestión o avanzar con propuestas en el Congreso, debe resistir a diario las embestidas del kirchnerismo, pero también de ex aliados perdidos, o dar explicaciones por errores propios.

Esta semana, la ofensiva opositora se profundizó, empezando por el intento de correr de la presidencia de la Comisión de Presupuesto a José Luis Espert, primer candidato libertario en la Provincia de Buenos Aires, por sus supuestos vínculos con el narcotráfico. Si bien casi nadie en el mundillo libertario salió a defender al economista -o, quizá, por ese motivo- fue el Presidente quien se transformó en escudo de su amigo, cuando dijo en una entrevista con A24, anteayer, que eran operaciones contra “el Profe”.

Y, fortalecido por ese respaldo, el economista ignoró los pedidos de 27 legisladores para expulsarlo del cargo y avanzó con el debate del Presupuesto al frente del cuerpo, a pesar de que la propia ministra de Seguridad de Milei, Patricia Bullrich, había pedido más temprano que brinde explicaciones. La semana que viene, el kirchnerismo volverá a la carga contra el diputado nacional, que va por la reelección vía La Libertad Avanza y es -o era- la principal carta del oficialismo en la provincia de Buenos Aires. Y nadie en Balcarce 50 se arriesga a adelantar cómo saldrá esa votación. Por lo pronto, creen que los salvarán los ánimos democráticos de los líderes opositores “republicanos”, que no respaldarían medidas “destituyentes”.

El Gobierno se replegó hacia la retaguardia, también, ante los múltiples intentos de citación e interpelación que se trataron hoy en comisiones del Senado contra la secretaria general, Karina Milei; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ministro de Salud, Mario Lugones, muy cercano a Santiago Caputo.

José Luis Espert, presidente de la comisión de Presupuesto

La oposición quería obligar a los altos mandos a dar explicaciones, según el caso, por la serie de temas escabrosos que hacen sombra sobre la gestión libertaria: el fentanilo contaminado, el incumplimiento de la ley que aumenta fondos para el área de Discapacidad, la estafa por la criptomoneda $LIBRA y las acusaciones por corrupción y sobornos en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), entre otros. Pero el oficialismo ajustó la resistencia y logró evitar la demanda de interpelación contra la hermana del Presidente y del ministro coordinador (no así de Lugones).

De todas formas, el resultado positivo, admitieron en el propio LLA, se debió más a las diferencias opositoras -peronistas anti K vs. kirchneristas duros- que a las mínimas maniobras desplegadas por las machucadas espadas libertarias: cuando el debate en los plenarios de comisión no había empezado, en la cúpula adelantaban esta mañana que ni Francos, ni Karina Milei ni Lugones asistirían a las citaciones que, daban por sentado, se aprobarían (por la noche, en Salud no informaban qué hará el titular de la cartera sanitaria).

Mientras tanto, en la campaña, los libertarios se ven obligados a explicar las protestas en el interior cuando asiste el Presidente, que se transformaron, por su frecuencia e intensidad, en un problema grave para La Libertad Avanza. Son pergeñadas, dicen en el Gobierno, desde el Instituto Patria y, específicamente, desde la prisión domiciliaria de Cristina Kirchner. Pero dejan a Milei acorralado entre dos malas opciones. Si deja de salir a la calle, el primer mandatario corre el riesgo de que lo perciban como un líder que no puede circular por el malestar social que generan sus políticas. Si insiste, se enfrenta a la circulación masiva de fotos y videos de los escraches, que transmiten la misma idea.

Javier Milei en Tierra de Fuego

El Gobierno intenta con esmero y de manera organizada, cada vez que ocurre uno de esos episodios -como en Tierra del Fuego, el lunes- dejar en claro que se trata de una maniobra política para ensuciar a Milei. Pero la tarea no es fácil en una administración que hizo del ajuste su principal bandera y enfrenta vaivenes en las variables económicas. Aunque esas manifestaciones hayan sido armadas, como aseguran, contribuyen a que se exacerbe la sensación de malestar social.

En la campaña, de todas formas, fingen demencia. Para el acto principal de Milei en CABA, el lunes próximo en el Movistar Arena, no eligieron un tono sobrio y solemne acorde a lo delicado de la situación (los propios libertarios usan esa palabra para describir el momento que atraviesa el Gobierno). En cambio, el jefe de Estado y su hermana decidieron dar un show musical, similar al que lideró Milei en el Luna Park el año pasado.

La diferencia es que en agosto de 2024 Milei atravesaba uno de sus momentos de mejor imagen. Entonces, podían exhibir acciones de gobierno en lugar de atrincherarse, con la inflación como principal bandera. Hoy, prácticamente las únicas buenas noticias de las que pueden alardear, con un Congreso por demás adverso y con las facultades extraordinarias vencidas, son las ayudas financieras y el respaldo geopolítico de Estados Unidos.