Una suboficial de la policía de Rosario utilizó una pistola Taser por primera vez en la ciudad para lograr la reducción de una mujer que agredía a los agentes durante un operativo por violencia de género. Según informaron fuentes oficiales a Infobae, la intervención se hizo fin de evitar que la situación escalara y permitió controlar el incidente sin heridos de gravedad.

El hecho ocurrió el domingo por la noche en un domicilio ubicado en Ovidio Lagos al 8500, en la zona sur de la ciudad santafesina. El operativo policial comenzó tras la llamada de emergencia de una víctima de violencia doméstica.

Ante la denuncia, los agentes del 911 se movilizaron al domicilio, constataron los dichos de la mujer y detuvieron a un hombre sindicado como quien había agredido físicamente a su pareja. El comienzo de la complicación en el operativo ocurrió después, cuando la víctima se descompensó y requirió asistencia inmediata de los efectivos presentes.

Durante la atención médica, arribó al lugar la hermana de la mujer agredida, quien increpó a los policías. Los agentes le dieron voz de alto varias veces. Sin embargo, tras repetidas advertencias, esta se abalanzó sobre los uniformados con intención de arrebatar una de las armas reglamentarias.

Según informaron las fuentes a Infobae, la situación se tornó crítica e impulsó la decisión de utilizar el dispositivo Taser para evitar un desenlace mayor. Fue entonces cuando la suboficial que portaba el artefacto disparó la descarga sobre la agresora.

El momento en el que la suboficial disparó la taser

El episodio finalizó con la mujer reducida, la víctima de violencia a resguardo y con contención de las autoridades, y el atacante de esta última detenido. No se registró ningún herido de gravedad.

En este contexto, desde el Ministerio de Justicia y Seguridad de Santa Fe destacaron el accionar de la suboficial, señalando que el uso del electrochoque cumplió “con los protocolos establecidos y previno una posible tragedia”.

“La rápida intervención policial mediante el dispositivo permitió contener la agresión y preservar la integridad física de los presentes”, afirmaron las autoridades de la cartera. Sobre el final del operativo, indicaron que tanto la mujer que recibió la descarga como la víctima original se encuentran en buen estado de salud y sin secuelas derivadas del procedimiento.

La llegada de las pistolas Taser a Santa Fe

La Policía de la provincia de Santa Fe incorporó a principios de este mes 100 pistolas Taser, los dispositivos de baja letalidad que fueron distribuidos en diferentes puntos del territorio provincial. Lo anunciaron como un nuevo equipamiento que “será utilizado en situaciones específicas durante los patrullajes”.

La iniciativa, impulsada por el gobernador Maximiliano Pullaro, busca incorporar herramientas que funcionen como una opción intermedia entre el uso de armas de fuego y la contención física. La entrega forma parte de una licitación que, además de las Taser, incluyó 100 lanzadoras Byrna, 200 cámaras corporales y 600 cartuchos, en el marco de una inversión total de 1.900 millones de pesos.

Esta tecnología nos permite mostrarle al país que tenemos la mejor policía y que la respaldamos políticamente”, expresó la vicegobernadora Scaglia durante el acto donde se presentó la incorporación.

Y agregó: “La cuidamos, la respaldamos políticamente, generamos las leyes para que ese respaldo esté en la norma y, sobre todo, invertimos en equipamiento porque para esta gestión la seguridad es irrenunciable para recuperar la paz en las calles”.

Antes de su implementación, se desarrolló un proceso de formación que comenzó en marzo. El entrenamiento estuvo a cargo de cuatro instructores maestros formados en Buenos Aires por la empresa fabricante. Posteriormente, quince instructores se encargaron de replicar la capacitación a lo largo del territorio santafesino. Todos ellos son instructores de tiro con experiencia en metodología, lo que permitió transmitir los conocimientos técnicos necesarios para el uso del nuevo dispositivo.

El entrenamiento contempla un protocolo de seguridad dividido en dos áreas: una línea segura para los observadores y el personal que recibe la descarga, y una zona de práctica señalizada con tatamis, donde el operador acciona la pistola. Durante la práctica, el impacto de los dardos dura cinco segundos. Luego, un asistente sujeta al participante para evitar caídas, se retiran los dardos y se realiza una asepsia. El cursante es monitoreado durante diez minutos para descartar complicaciones. La descarga es de 400 voltios con baja intensidad de corriente, lo que, según explicaron los instructores, no genera lesiones graves.