No es la mejor semana para Alejandro Álvarez, subsecretario de Políticas Universitarias de la gestión Milei. Tras el rechazo de la Cámara de Diputados al veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario, el funcionario eligió una salida poco académica: salió corriendo, visiblemente nervioso, cuando estudiantes de la UBA lo interpelaron sobre el futuro de la educación superior.

El episodio se conoció tras la viralización en redes de un video donde se lo ve a Álvarez en el piso superior de una cervecería cercana a Plaza Houssay —epicentro de las facultades de Ciencias Económicas y Medicina— junto a integrantes de la agrupación Somos Libres. Se trata de los alumnos libertarios que se insertaron en las universidades públicas para defender al mismo gobierno que, paradójicamente, solo se ocupa de desfinanciarlas.

En el video se observa a Valentina Aira, estudiante de Psicología y consejera superior de la UBA, interpelando al funcionario con una serie de preguntas tan obvias como urgentes sobre el dinero destinado a la educación pública. “Tenemos un par de preguntas, venimos a participar del espacio de estudiantes y consultar qué va a pasar con el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, qué va a hacer con las Becas Progresar”, lanzó la joven, poniendo en palabras lo que miles de estudiantes se preguntan mientras el Gobierno ajusta sin disimulo.

“Estamos en una instancia de participación y debate, ¿querés debatir la universidad? ¿Van a hacer de nuevo un acto inconstitucional? No tenemos presupuesto para estudiar, los docentes no tienen salarios, ¿y no podés darme una respuesta en un espacio de debate? Queremos entender cómo vamos a hacer para estudiar en la universidad si no tenemos presupuesto”, insistió Aira, dejando en claro lo que la gestión libertaria intenta esquivar.

En una escena entre tragicómica y patética, Álvarez —que días atrás había comparado el rechazo al veto con “como si el Congreso quisiera derogar la ley de gravedad”— apenas atinó a una risa nerviosa mientras era “escoltado” por asistentes que parecían más interesados en sacarlo de escena que en sostener un diálogo. Intentó bajar las escaleras para escapar, pero terminó volviendo al piso superior, acorralado por las preguntas que nunca quiso responder.

El episodio terminó sin sobresaltos: Aira y otras compañeras se quedaron debatiendo con los estudiantes libertarios, esperando en vano una mínima contestación sobre un futuro universitario incierto para millones de jóvenes que todavía encuentran en la UBA y otras instituciones públicas la posibilidad de torcer su historia y aspirar a una vida mejor. Mientras tanto, Álvarez le da la espalda a una gran mayoría de alumnos.

Consultada por Página 12, Valentina Aira explicó que ellas llegaron cuando la charla ya estaba en sus instancias finales y que, pese al intercambio, “no hubo en ningún momento respuestas sobre el futuro del presupuesto”. Una definición que, para el subsecretario, parece ser un tema mejor esquivado que abordado.

“Cuando nosotras llegamos, estaban respondiendo las últimas preguntas: hablaban de las orientaciones de los planes de estudio, del supuesto adoctrinamiento en la UBA y de que ‘no da herramientas para el mercado laboral’. Ellos están muy en esa línea”, agregó Aira, dejando en evidencia la receta repetida del oficialismo para justificar el desfinanciamiento universitario.

Una semana para el olvido del “Galleguito”

El subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, quedó nuevamente en el centro de la escena, pero no por medidas de gestión sino por sus propios tropiezos mediáticos. En una entrevista con el canal oficialista Neura, donde venía acusando a rectores y docentes de cobrar “sueldos millonarios” y a la UBA de “ocultar algo”, el funcionario terminó dejando en claro que no tenía pruebas de ninguno de esos dichos.

Si yo detecto un curro lo denuncio”, ensayó frente a la consulta sobre supuestas irregularidades. Pero al ser repreguntado, no le quedó otra que admitir: “No, nunca, curro, curro… no”. La frase, más cercana a un sketch cómico que a una respuesta de un alto cargo del Ministerio de Capital Humano, se viralizó rápidamente, dejando en evidencia la fragilidad de su discurso contra la universidad pública.

Meritocracia de cartón

Las declaraciones de Álvarez reavivaron otra polémica: su propia trayectoria académica. Guillermo Durán, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, lo había expuesto días atrás al revelar que el funcionario no aprobó ni una sola materia durante su paso por la universidad. Ni siquiera superó el Ciclo Básico Común, requisito mínimo para avanzar en cualquier carrera.

 

“Álvarez hizo una denuncia contra el rector de la universidad y nosotros lo repudiamos el lunes en el consejo directivo de nuestra facultad. También le pedimos que analice si es causal de juicio académico”, disparó Durán, quien recordó que Álvarez construyó buena parte de su carrera en la Facultad de Ciencias Sociales sin haber completado estudios formales.

“Pero también decimos algo más: Álvarez hizo mucho tiempo política en la facultad de Ciencias Sociales y no aprobó ni una materia. Está en los registros. No pasó ni siquiera el Ciclo Básico Común. Después nos hablan de meritocracia. Hace como 20 años que vive de la política”, señaló.

Así, mientras acusa a otros de supuestos “curros”, su propio recorrido académico y político termina mostrando las contradicciones de un discurso oficial que insiste en desprestigiar a la universidad pública sin sustento real.