Hay quienes pasan toda una vida intentando descubrir su vocación, pero desde muy chica Oli Faura entendió que había nacido para hacer canciones. Posiblemente porque lleva la música en la sangre. Lulo Esain, su padre, es un baterista fuera de borda, tal como lo demostró en Acorazado Potemkin, Valle de Muñecas, Motorama y actualmente en Fantasmagoria. Su tío Manza (Menos Que Cero, VdM) es uno de los mejores cantautores de su generación, amén de productor musical capaz de sacarle brillo al azufre. Su abuelo Ricardo es, en cambio, uno de esos locos por el jazz que contagiaban el fuego de la pasión, cada vez que se sentaba detrás de los tambores de la Delta Jazz Band. Así que, si ella eligió no usar su apellido de ese lado de su abolengo, es porque también quería tener presente a su madre en su hecho artístico.

Su música, de todos modos, no tiene nada que ver con la del clan. Y eso queda en evidencia en las siete canciones de su primer discoDeseo intacto, subido a las plataformas digitales en agosto pasado. Allí aborda el R&B, el trap y la balada con actitud pop. “Más allá de mi familia, siempre escuché mucha música y mis gustos estuvieron delimitados”, afirma quien estrenará su trabajo debut este domingo 21, a las 20, en La Tangente (Honduras 5317). “Compraba discos de Selena Gómez o Katy Perry porque me gusta el pop. Desde que tengo el hábito de escribir canciones, me suelen salir por ese lado o muy R&B. A partir de los 6 años, le muestro canciones a mi papá, lo que habla de que tengo un criterio marcado. Sé lo que quiero hacer”.

-¿Por qué te gusta componer canciones?

-Porque sí. Hasta que en un momento sentí que tenía suficiente material compuesto para mostrarle a alguien y empezar a hacerlo más en serio. A los 15 años (hoy tiene 20), en la pandemia, comencé a pensarme más en serio la idea de vivir de la música.

-Si antes fantaseabas hacer canciones, ahora tenés que defenderlas. ¿Sos consciente de que tenés un poder?

-Eso lo tengo muy interiorizado. Toda la vida como que estuve triste y creo que por eso escribo. O me pasan cosas y se me ocurren canciones. Si bien hice danza y teatro, acá encontré un lugar donde todas las artes desembocan juntas. Los vestidos de mis videos los creé yo. Todo lo que amo y siento desemboca acá, es el lugar en el que me siento más honesta y auténtica. Fue un proceso muy largo y ahora no lo puedo creer. El disco suena mejor de lo que me hubiera imaginado.

Las historias que atraviesan a estos temas versan sobre el amor idealizado, la intensidad, el ego, la introspección y la reflexión, con la vulnerabilidad y el despertar ante una relación dañina como disparadores. “No sé qué hacer con mis sentimientos. Sólo sé que los tengo y necesito convertirlos en canción”, revela. “En mis primeras canciones hubo mucho rap, trap y freestyle, y puede que eso esté impregnando en mi manera de componer. El rap tiene esa cosa honesta de que no tenés mucho tiempo para pensar y si lo decís es porque lo sentís”. Según el relato, ella eligió su musicalidad. “Capaz tengo frases sueltas y luego me baja la melodía”, dice la novel artista, que bocetó los tracks en notas de voz de su celular. “Hay canciones que se me ocurrieron cuando estaba en colectivo llegando a casa. No sé qué pasa… me llega”.

En el proceso, Faura tuvo como socios compositivos a sus amigos Bruno Del Fabro y Camilo Zapata. La producción artística corrió por cuenta de la música mendocina Mariana Päraway (también grabó coros, guitarras, sintes y aportó programaciones), por sugerencia de Lulo, a cargo de las baterías del disco. En tanto, Manza grabó las voces (sólo produjo el tema “Te escribí una canción”, caballito de batalla del álbum). “Fue todo súper profesional. La primera vez que grabé estaba nerviosa y me quedé sin voz el día anterior, así que no disfruté hacer la primera canción”, evoca. “En tres o cuatro días, grabé las voces y las armonías, y salió todo perfecto. A veces, ellos se ponen testarudos, pero me entendieron. Tienen un criterio más rockero, por lo que creo que Mariana me aportó esa energía y estética más femenina”.

-Sacaste un disco sensible en una época en la que los derechos ganados por la mujer son atacados por este gobierno. ¿Cómo cabe el disco en este contexto?

 

-La primera canción del disco se llama “Vulnerabilidad”. A sacar un disco con unas letras que me exponen tanto lo siento como un acto de valentía. Fue una forma de dejar de avergonzarme por ser tan sensible.