Tocó el techo. El último miércoles, y luego de 5 meses, el Banco Central volvió a vender dólares en el Mercado Libre de Cambios. Ahora sí, los del Fondo. Fueron 53 millones el miércoles, 379 millones el jueves y 678 millones el viernes (sí, 6-7-8), a un precio de $1.474,5, es decir, en la banda superior. Nuevamente la economía argentina volvió a convivir con una brecha cambiaria que superó el 6% con respecto al dólar CCL. La brecha genera incentivos a comprarle dólares al BCRA en el Mercado Libre de Cambios, darse vuelta y venderlos en el paralelo. Esto reduce la oferta y aumenta la demanda, algo que, de profundizarse, puede llevar a que el costo de la intervención del BCRA supere los 5.000 millones de dólares hasta las elecciones. Es que, en la última semana, la incertidumbre aumentó a niveles exponenciales y los derrumbes en las cotizaciones de activos financieros argentinos le mandaron un mensaje al gobierno: el esquema cambiario no da para más.
El equipo económico parece no dar el brazo a torcer. Caputo declaró “vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda” (primo hermano del “si crees que está barato, compra campeón”) y optó por endurecer el cepo cambiario a ALyCs (las viejas sociedades de bolsa) y a personas con cargos relevantes relacionados a entidades financieras.
¿Cómo llegamos hasta acá? En la previa a la elección de la provincia de Buenos Aires el equipo económico se atrincheró y quemó recursos con tal de “llegar” al 7 de septiembre. El impacto del resultado los obligó a replegarse en la lucha por la contención del dólar, que abrió el lunes en 1.450 pesos (86,5 más). El intento por retomar el sendero del carry trade con un BCRA que “aseguraba” un precio de salida en el techo de la banda hasta las elecciones de octubre, duró poco. El plan del gobierno fue jugarse un pleno a la banda superior, cuya credibilidad sería sostenida por el poder de fuego del BCRA, con aproximadamente USD 19.600 millones de reservas líquidas (con unos 13 mil millones de encajes). Es decir, incentivar a los operadores a armar posiciones en pesos y no dolarizarse, al menos hasta el 17 de octubre (día en el que vence la última LECAP antes de la elección) para sostener con reservas la última semana. Confiado, el equipo económico relajó fuertemente el apretón monetario.
¿Por qué no funcionó el “plan aguantar”? Como era previsible, el aumento de liquidez en el sistema y la caída en las tasas en pesos presionaron sobre el dólar. La divisa testeó un par de días al BCRA para luego empezar a quedarse con los dólares de las reservas. Como agravante, el equipo económico ató la eventual solución financiera al resultado electoral. “Cuando la gente vote y en el Congreso se den cuenta de que no los quieren a ellos, lo quieren al presidente Javier Milei, entonces todo esto se empieza a ordenar”, dijo Caputo. La derrota por 13 puntos funcionó como catalizador de la expectativa del mercado post octubre, generando un desangre del mercado financiero. Pero la razón de fondo es la necesidad de acumulación de dólares para hacer frente a los vencimientos de deuda de corto plazo y, a esta altura, también de los 19.000 millones de dólares en manos de privados que vencen en 2027.
Lo que puede venir
1. Atrincherados y revoleando regulaciones. En este escenario el gobierno continúa con lo iniciado por la CNV el 12/09 y el BCRA el 18/09, al restringir el acceso al mercado oficial, es decir, un endurecimiento del cepo. Le suma intervenciones en futuros, obligación a los bancos de vender dólares de su PGC, sube la tasa, etc. “Aguantar los trapos”, se dice en el barrio. En definitiva, el gobierno elige mantenerse inflexible en el esquema cambiario actual usando al extremo las herramientas disponibles. Si no logra imponer confianza para que vendedores privados eviten que el dólar se mantenga en el techo de la banda, forzándolo a vender reservas durante la mayoría de las próximas 25 ruedas, llegaría muy desgastado a la elección y con la necesidad, no solo de recuperar los miles de millones de dólares que se habría gastado en la intervención, sino también lo necesario para los próximos vencimientos de deuda. Esto, además, no lo exime de un salto en el tipo de cambio después de octubre. De hecho, cuantos más dólares venda el BCRA en la intervención, mayor será el salto postergado.
2. Un rescate y comprar tiempo. Compatible con la primera alternativa, el gobierno podría pretender recurrir nuevamente al préstamo. El FMI, muy indulgente hasta ahora, aparece algo condicionado dado que la Argentina se encamina indefectiblemente a incumplir la meta de diciembre en al menos 6 mil millones de dólares (recordar que le perdonó 6,5 mil millones en la revisión). La alternativa es pedirle al Tesoro estadounidense. Recordemos que luego del acuerdo con el FMI el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, viajó al país y sugirió que Argentina tiene abierta una línea de financiamiento en casos extremos. Este camino podría traer alivio financiero temporario, porque “encamina” una de las preocupaciones principales: el pago de los vencimientos de deuda en dólares de enero. Sin embargo, no resuelve la inconsistencia del programa económico, postergando, en el mejor de los casos, el devenir de los hechos.
3. Barajar y dar de nuevo ¿Aguanta el esquema de bandas? Si bien sería una medida costosa en términos políticos y de credibilidad, hay quienes piden liberar el dólar como escapatoria para evitar gastar un monto equivalente a los vencimientos de enero, en la búsqueda de contener la divisa. El cambio de esquema buscaría priorizar el escenario postelectoral pensando en 2027, a sabiendas que, cuanto más vendan hoy, mayor será el salto. Además del impacto inflacionario, el problema es que, en el escenario actual y con necesidad de acumulación de dólares, no es suficiente un valor de equilibrio mayor al actual, sino que se requeriría un “overshooting” (reacción exagerada) con los efectos adversos que trae aparejado. Pero se presenta un problema adicional: el riesgo de Puerta 12. Con dudas sobre el escenario cambiario, los agentes empiezan a pensar en si hay o no dólares para ellos. La pregunta ya no es si los dólares contienen la cotización, sino quién se queda con los dólares del BCRA.
Las alternativas se mueven entre reconocer que fue un error subestimar la dinámica bimonetaria de la economía argentina, asumiendo el error de no haber acumulado reservas durante el periodo de mayor oferta estacional de dólares, o conseguir financiamiento que permita mantener la música sonando al menos unos meses más. Con un equipo económico sin cintura política y acostumbrado a “vivir de prestado”, ya conocemos la respuesta.