Tras permanecer dos años prófugo por una causa por narcotráfico, Waldo Alexis Bilbao (45), uno de los delincuentes más buscados de Santa Fe, cayó este viernes por la noche en un departamento ubicado a metros del Monumento Nacional a la Bandera en Rosario, por un pedido de pastillas anticonceptivas que hizo su pareja vía telefónica. Luego de meses de vigilancia encubierta, con detalles cinematográficos, la Central de Inteligencia y Operaciones Especiales y la Tropa de Operaciones Especiales irrumpieron en su propiedad y lo atraparon en un habitáculo que estaba preparado como escondite en el baño en caso de un allanamiento.
Para llegar al arresto de Waldo, presunto cabecilla de una organización liderada por su hermano Brian Walter Bilbao –que permanece prófugo desde el operativo de Gendarmería “Cosecha blanca” de octubre de 2023–, los investigadores policiales montaron una vigilancia encubierta desde finales de enero en inmediaciones del complejo residencial ubicado en Colón al 1200, que consta de dos edificios de 20 pisos, en el que hay 14 departamentos por piso.
El lugar para hacer el monitoreo no fue escogido al azar. Allí cumple detención domiciliaria Guadalupe Torres Servín (33), pareja de Waldo, por estar sindicada como presunta testaferro de la estructura narco. Sin embargo, la propiedad está situada en el piso 18, cuyo frente da al río Paraná.
Los agentes estuvieron desde finales de enero siguiendo los movimientos de Guadalupe. Pese a tener domiciliaria, salía para hacer las compras en un supermercado ubicado a la vuelta del edificio, o para llevar a sus tres hijos al colegio. Sin embargo, los investigadores jamás la vieron acompañada por Waldo, por quien el gobierno de Santa Fe llegó a ofrecer 50 millones de pesos por datos que conduzcan a su captura.
Parte de la vigilancia que hicieron desde la Central de Inteligencia y Operaciones Especiales fue desde un auto estacionado en la vía pública, por Colón o por Pasaje Cajaraville, desde donde usaban equipamiento tecnológico con un poderoso zoom que permitía llegar a tener una visual nítida de los movimientos del balcón de la propiedad de la mujer y de una de las ventanas que daban al interior. Para lograr una buena imagen, uno de los policías reclinaba el asiento del vehículo, que tenía techo corredizo.
El seguimiento de los agentes provinciales –por orden del Juzgado Federal N° 3 de Rosario y la Procunar– también tuvo intervenciones a líneas telefónicas, entre ellas, a la de Guadalupe Torres Servín. En una comunicación realizada semanas atrás, pidió pastillas anticonceptivas. Eso generó curiosidad, ya que durante todas las medidas investigativas no se la había visto acompañada de un hombre, dentro ni fuera del departamento. Allí comenzó a cobrar fuerza la idea de que Waldo estaba con ella.
La sospecha cobró relevancia el pasado jueves, cuando en la vigilancia realizada a través del zoom de una cámara se vio una silueta robusta en el ventanal del balcón. La posibilidad de que estuviera escondido Waldo adquirió firmeza.
Cuando el viernes por la noche ingresaron los agentes de la Central de Inteligencia y Operaciones Especiales y un grupo de irrupción de la Tropa de Operaciones Especiales a la propiedad encontraron a Guadalupe Torres Servín y a sus tres hijos de 13, 9 y 8 años. Cuando los policías fueron al baño, escucharon un ruido de una puerta lateral metálica que, al abrirla, tenía a Waldo Bilbao del otro lado.
Como el prófugo es hipertenso, rápidamente le subió la presión, por lo que su pareja sacó un tensiómetro para detectar su estado, que era malo al momento de la aprehensión. Luego, los agentes recorrieron el domicilio, al que consideraron “un gallinero” por el desorden y la suciedad, y secuestraron tres celulares. Casualmente, solo eran de los menores.
Guadalupe dijo desconocer dónde estaba su celular. El desorden de su inmueble la favorecía. Pero segundos después sonó y los policías lo incautaron: lo había escondido en la caja del tensiómetro usado para tomar la presión de su pareja.
Faltaba el teléfono de Waldo. Uno de los agentes lo halló debajo del lavarropas que estaba en el baño, donde también estaba el escondite en caso de ser allanado, el que usó todo este tiempo cada vez que Gendarmería fue al domicilio a verificar si allí estaba Guadalupe –aunque se presume que no subían hasta el piso 18 en todos los casos–.
Waldo Bilbao ya fue trasladado a la cárcel de Piñero, donde aguardará la formalización de la acusación penal federal que tendrá lugar, en principio, el próximo lunes en los Tribunales federales de Rosario, situados en boulevard Oroño al 900.
La recompensa de 50 millones de pesos no fue utilizada en este caso para el arresto del presunto cabecilla narco. El mismo monto se ofrece por parte del Estado provincial por información respecto del paradero de su hermano, Brian Walter Bilbao, alias “Negro”, “Barba” o “Patoruzec”, señalado como el capo de una banda que llegó a tener tres aviones propios en los que traía cocaína desde el norte de Bolivia al sur provincial para luego distribuirla en Rosario, Córdoba y Buenos Aires.