“Esto podría abrir nuevas vías médicas en el campo de los trasplantes completos de ojo para intentar curar la ceguera.” Así resume Ashutosh Agarwal, docente de ingeniería biomédica y pionero del proyecto, el impacto potencial de un nuevo dispositivo portátil que puede mantener con vida y funcional un ojo humano fuera del cuerpo durante varias horas.

 

El reto de trasplantar ojos enteros en seres humanos hasta ahora ha resultado inalcanzable. La dificultad radica en la enorme sensibilidad del órgano ocular, que depende de un flujo constante de sangre oxigenada para que la retina —la estructura encargada de transformar la luz en señales nerviosas interpretadas por el cerebro— permanezca viva. La mínima interrupción en ese flujo basta para destruir para siempre su capacidad funcional. Es por eso que ningún trasplante de un ojo completo había sido viable en humanos, a diferencia de otros órganos.

Cómo funciona

Un equipo multidisciplinar de la Universidad de Miami, con la colaboración del Bascom Palmer Eye Institute y la Miller School of Medicine, ha desarrollado el llamado eye-ECMO, un dispositivo inspirado en la tecnología extracorpórea de oxigenación por membrana empleada en grandes operaciones cardiopulmonares. Este aparato bombea sangre oxigenada combinada con una solución específica dentro y fuera del ojo recuperado de un donante, logrando preservar su funcionamiento pleno durante horas tras la extracción.

 

La clave del avance reside en mantener la retina funcional. La retina es el punto crítico, pues su degradación es irreversible cuando cesa la perfusión sanguínea. Con el uso de eye-ECMO, el órgano se conecta mediante una diminuta cánula diseñada a medida en la Universidad de Miami y producida con impresión 3D, que permite una circulación continua, sin acumulaciones ni bloqueos. Los ingenieros también han creado un soporte portátil, el eye-HOLDER, que facilita el traslado seguro del ojo entre quirófanos o laboratorios sin perder ni un minuto vital de viabilidad.

La primera prueba práctica se realizó tras recibir autorización para recuperar el ojo de un donante fallecido. Durante la intervención, un equipo compuesto por cirujanos oculares, neurocirujanos, ingenieros y técnicos conectó el ojo extraído al eye-ECMO y lo fijó en su soporte. Los resultados superaron las expectativas: tras varias horas fuera del cuerpo, el ojo mantenía tejido viable y la retina funcionaba con normalidad, demostrando el flujo adecuado al rastrear un colorante fluorescente a través de los vasos retinianos. Según los investigadores, es la primera vez que se logra esto en Estados Unidos, y posiblemente en el mundo.

 

No obstante, queda por resolver el desafío más complejo: cómo preservar y reconectar el nervio óptico al trasplantar el ojo a un receptor, ya que este conducto es responsable de llevar toda la información visual desde la retina al cerebro. Los líderes del proyecto, David Tse y Daniel Pelaez, recalcan que perfeccionar la conservación y posterior conexión eficiente del nervio óptico será el gran obstáculo a superar para alcanzar trasplantes funcionales y restaurar verdaderamente la visión.

 

El conjunto del proyecto está financiado principalmente por el Advanced Research Projects Agency for Health (ARPA-H), que otorgó a finales de 2024 más de cinco millones de dólares al equipo de la Universidad de Miami. Este esfuerzo además ha motivado a una nueva generación de investigadores, desde estudiantes doctorales hasta técnicos e ingenieros, implicados en la creación y mejora tanto del eye-ECMO como del eye-HOLDER, que ahora exploran nuevas formas mecánicas —como una montura con giroscopio— para garantizar el transporte óptimo del órgano.

A seis años vista

Los investigadores calculan que podrían pasar hasta seis años antes de que el primer trasplante de ojo humano completo sea una realidad clínica. Sin embargo, haber superado el primer obstáculo —conservar la vitalidad y función de todo el globo ocular fuera del cuerpo— abre la puerta a una revolución en la medicina de trasplantes y en el tratamiento de la ceguera.

 

“Es raro que en un primer intento todos los pasos salieran exactamente como habíamos diseñado”, explica el profesor Tse, que también destaca el valor que tiene la colaboración real entre ingeniería, oftalmología y neurocirugía en un reto de tal calibre. Los próximos meses serán cruciales para perfeccionar tanto los dispositivos como las técnicas, pero el ambiente entre los miembros del proyecto es de entusiasmo y esperanza ante la posibilidad de devolver la visión a personas ciegas mediante el primer trasplante funcional de ojo humano.