Un informe reciente del Laboratorio de Estudios Atmosféricos de Inquinoa (UNT–Conicet) confirmó lo que los tucumanos perciben cada invierno: el aire que se respira en San Miguel de Tucumán y alrededores alcanza niveles de contaminación alarmantes.
Aunque los valores descendieron en la mañana siguiente, se mantuvieron entre 50 y 60 microgramos, es decir, cuatro veces por encima del límite aconsejado.
Las partículas finas PM2.5 son tan pequeñas que logran ingresar en lo más profundo de los pulmones e incluso al torrente sanguíneo. De acuerdo con la EPA, la exposición a estos niveles puede provocar:
– Síntomas respiratorios como tos, irritación y falta de aire.
– Crisis asmáticas y disminución de la función pulmonar.
– Riesgo de infartos, arritmias y otras enfermedades cardiovasculares.
– En casos graves, muerte prematura en personas con enfermedades cardíacas o pulmonares preexistentes.
– Los niños, adultos mayores y pacientes con afecciones respiratorias o cardíacas son los más vulnerables.
Los especialistas advierten que la contaminación en Tucumán no es un hecho aislado. Un estudio de Rodrigo Jibilisco (UNT–Conicet) reveló que el promedio anual de calidad del aire en la provincia supera seis veces lo recomendado por la OMS.