
terreno donde encontraron los restos de Diego Fernandez Lima
Foto Guadalupe Lombardo
El juez Alejandro Litvack le pidió al fiscal Martín López Perrando que readecue su acusación detallando mejor los hechos y puntualizando al detalle los elementos con los que imputa a Cristian Graf por el encubrimiento agravado del homicidio de su compañero de estudios Diego Fernández Lima. Aunque no lo dice explícitamente, el magistrado da a entender que el fiscal debe poner exactamente la fecha y el momento en que Graf les dijo a los encargados de construir una medianera que no se acerquen al árbol bajo el cual estaban los restos o que detalle con mayor precisión los diálogos con los albañiles en los cuales Graf les insistió en que los restos podrían provenir de una iglesia, un establo o una camionada de tierra que se usó cuando se construyó una pileta al fondo del terreno de los Graf.
El texto de Litvack no es un rechazo al pedido de indagatoria formulado por López Perrando. Más bien es lo contrario: tácitamente el juez le anticipa al fiscal que se pronunciará por la indagatoria, pero sostiene que hay que precisar bien los hechos, con días, horarios y el encuadre de todo lo que sucedió. Aunque es un escrito esencialmente de técnica procesal penal, da a entender los siguientes puntos:
*Que el fiscal debe establecer exactamente cuándo y a cuál de los constructores Graf le dijo que no se acerquen al árbol del fondo de la casa. Uno de los albañiles testificó que ese pedido le resultó raro porque el árbol estaba en la zona donde se iba a construir la medianera. De hecho, el árbol fue sacado.
*Cuándo, en qué día y en qué momento, con mucho detalle, Graf argumentó que los huesos podían tener relación con una iglesia, un establo o una camionada de tierra.
*Tampoco está del todo claro cómo fueron las cosas cuando se encontraron los restos óseos. El arquitecto declaró que tocó el timbre en casa de los Graf y quien lo atendió fue Ingrid, hermana de Cristian, que vive en Esquel pero que estaba ocasionalmente en Buenos Aires. El arquitecto y la hermana caminaron hacia el fondo de la casa e Ingrid, en ese momento, habría llamado al 911. Sin embargo, eso no está detallado del todo. En principio, Ingrid ya vivía en Esquel cuando se produjo el homicidio, pero tampoco eso está precisado. En los últimos días, el diario Clarín publicó una segunda llamada al 911, esta vez de un vecino que vio el momento del hallazgo.
Este es el estilo de precisiones que pide Litvack (no pone ejemplos en su texto) junto con un encuadre más detallado del delito. López Perrando sostuvo en su escrito que es evidente que Graf sabía que el cuerpo estaba ahí y que trató por todos los medios de evitar el hallazgo, para luego instalar versiones que, según el fiscal, “son inverosímiles”.
En su resolución, el juez les pide a los abogados de Graf, Martín Díaz y Erica Nyczypor, que presenten sus credenciales en la causa, para ser reconocidos como los defensores, porque Nyczypor no firmó la presentación y Díaz tiene credencial vencida. Es otra forma de ordenar el expediente, seguramente preparando la indagatoria. Díaz ya hizo público lo que va a decir Graf: que no sabe nada, que se sorprendió, que no tiene relación con lo ocurrido. Parece poco creíble porque no puede ser casualidad que en su casa haya aparecido el cuerpo de un compañero de colegio. Lo que juega a su favor es el tiempo transcurrido y –como señalan los juristas– la prescripción de los delitos. Por eso, López Perrando apuntó al encubrimiento que, según sostuvo, se concretó el 20 de mayo cuando Graf intentó “exteriorizar su conducta encubridora ensayando diversas excusas”, en el momento en que aparecieron los restos de Diego.