Rusia se encuentra en estado de máxima alerta, dado que se registró un nuevo terremoto en Kamchatka, de magnitud 6,8, y entró en erupción un volcán de la península que llevaba más de 450 años inactivo, lanzando una columna de cenizas de casi 6.000 metros.

Estos fenómenos se producen tan solo días después de un potente terremoto de magnitud 8,8 que sacudió la región -el mayor desde 1952-, y generó alertas de tsunami en todo el Océano Pacífico.

Según informó el Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia, en las últimas horas entró en erupción el volcán Kracheninnikov, de más de 1.800 metros de altura. 

“La nube se ha extendido hacia el este, en dirección al océano Pacífico”, precisó el organismo, al tiempo que aclaró que no hay zonas habitadas ni grupos de turistas en la trayectoria de la nube de cenizas.

Las autoridades rusas mantienen el área bajo vigilancia constante, monitoreando posibles cambios en el patrón sísmico regional ante la posibilidad de nuevas erupciones.

La península de Kamchatka es una de las zonas sísmicas más activas del planeta, donde convergen las placas tectónicas del Pacífico y de América del Norte, lo que genera una intensa actividad volcánica y frecuentes terremotos.

La última erupción documentada del Kracheninnikov, según el Programa de Vulcanismo Global del Instituto Smithsoniano, data del año 1550.

La actividad del Kracheninnikov genera preocupación, dado que no es un hecho aislado: días atrás también entró en erupción el Kliuchevskoi, el volcán más alto de Eurasia, también en Kamchatka, que expulsó lava y columnas de cenizas.

Ambas erupciones ocurren en un contexto sísmico complejo, tras el sismo de magnitud 8,8 del pasado miércoles, que generó alertas de tsunami en más de una decena de países del Pacífico, provocando evacuaciones en zonas costeras, y el terremoto de 6,8 que informó este domingo el Servicio Geofísico Unificado (SGU) ruso.

Según los sismólogos, este último sismo -que se produjo a 279 kilómetros de Petropávlosk-Kamchatski, a una profundidad de 25,9 kilómetros- se trata de una réplica del terremoto del pasado miércoles. En ese sentido, los científicos rusos advirtieron que el proceso de réplicas, cada vez con menor magnitud, podría extenderse durante varios meses.