El zumbido de las grúas reemplazó al silencio que siguió al incendio. Desde las 10 de la mañana de este lunes, la esquina de Diagonal 77 y calle 48, en el corazón de La Plata, dejó de ser una postal congelada tras el fuego que arrasó con un edificio de cuatro pisos y se transformó en el epicentro de un operativo complejo, prolongado y meticuloso. Bajo la orden de demolición emitida por la Justicia, la estructura que funcionaba como depósito clandestino de electrodomésticos comenzó a ser desmantelada, pieza por pieza.
El proceso, a cargo del Grupo Mitre, se realiza mediante demolición mecánica controlada. La técnica no admite improvisaciones. Dos grúas de 21 metros de brazo —una equipada con una mordaza que actúa desde el exterior y otra con pala para operar en el interior del inmueble— trabajan en jornadas extensas para descargar progresivamente el peso de la construcción, que sufrió un colapso parcial durante el incendio del 16 de julio. Las tareas se ejecutan de arriba hacia abajo, evitando nuevas tensiones estructurales que puedan poner en riesgo a las propiedades vecinas o al personal en el sitio.
Son más de diez operarios especializados quienes se mueven entre las vigas retorcidas y los escombros aún calientes, acompañados por un equipo de ingenieros del Colegio de Ingenieros y del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Regional La Plata, quienes supervisan cada etapa del operativo.
La demolición, que según estimó el intendente Julio Alak durará aproximadamente tres semanas, fue precedida por un estudio técnico que determinó la necesidad de una intervención inmediata ante el riesgo inminente de derrumbe.
“Hace 12 días la ciudad sufrió este siniestro tan grave sin que, felizmente, tuviéramos que lamentar víctimas. Ahora estamos dando cumplimiento a lo que establece el Código de Construcciones”, declaró Alak al medio local El Día, y agregó: “Consultamos a los propietarios y estuvieron de acuerdo con avanzar con el derrumbe total. También al Colegio de Ingenieros, que hizo el estudio correspondiente, y a la UTN. Todo estuvo supervisado por la fiscalía de turno, que actuó muy rápidamente”.
En el terreno vallado, el despliegue incluye a personal de Obras y Servicios Públicos, Seguridad, Control Urbano, Salud y Emergencias Territoriales, junto con efectivos de la Policía Bonaerense, Infantería, Bomberos, Defensa Civil y la Cruz Roja. El movimiento es constante, y no solo por las máquinas: los agentes custodian el perímetro, cortan calles, asisten a los vecinos y operan bajo alerta ante cualquier eventualidad. El tránsito continúa interrumpido en las intersecciones de calle 2 con Diagonal 77, calle 2 con 48, y calle 3 con 47.
Mientras tanto, unas 190 personas siguen sin poder regresar a sus hogares. Algunos lograron reubicarse con familiares, pero otras doce permanecen alojadas en hoteles gestionados por el municipio. El resto transita entre trámites, visitas al sitio del incendio y la espera. De acuerdo a lo informado por el intendente, la Justicia autorizó el regreso progresivo de los residentes una vez que se derribe el ala superior del edificio.
El edificio colapsado albergaba un depósito sin habilitación, que, según confirmó la Municipalidad, había sido clausurado semanas antes del incendio, aunque seguía en funcionamiento. En su interior, los electrodomésticos —que por su composición plástica alimentaron las llamas con rapidez— fueron consumidos casi por completo. Según fuentes del caso, la mercadería almacenada podría estar valuada en 1,5 millones de dólares.
Las causas del siniestro aún se investigan. Los peritajes preliminares de Bomberos señalan que el foco ígneo se habría originado por un cortocircuito en una oficina de la planta baja, aunque la fiscalía mantiene abierta la investigación y no descarta otras hipótesis.
Durante los trabajos de peritaje posteriores al incendio, se hallaron dos tanques de nafta bajo la estructura, remanentes de una antigua estación de servicio que funcionó en el lugar más de quince años atrás. La presencia de estos elementos inflamables obligó a redoblar las medidas de seguridad.
El impacto también alcanzó a un edificio multifamiliar de ocho pisos lindero, desalojado el mismo día del incendio y aún inhabilitado. Técnicos deberán determinar si la estructura quedó comprometida. En paralelo, la causa judicial continúa su curso: fue imputada Roxana Aloise, titular de la firma responsable del depósito, por su presunta responsabilidad en el funcionamiento del inmueble.
En el día a día, los vecinos enfrentan una rutina alterada. Desde que comenzaron los trabajos, deben evacuar sus viviendas a las 7 de la mañana y solo pueden regresar a partir de las 19. Las veredas de la zona funcionan como corredor de emergencia, con tránsito de ambulancias, maquinaria y personal de seguridad. Los comercios, algunos parcialmente afectados por el incendio, reabrieron bajo condiciones de acceso limitado. La vuelta a la normalidad y su ritmo —por ahora— lo marcan las grúas.