Los proyectos de tecnología estarán a la altura siempre y cuando el equipo que los desarrolle lo esté. Es común ver que se asume que implementar un sistema, ya sea un ERP, un CRM o una solución de Inteligencia Artificial, equivale automáticamente a modernización y éxito. La realidad es más compleja, pues entre el 55% y el 75% de los proyectos tecnológicos fracasan parcial o totalmente, según reportes.

En Perú, según un estudio de la Universidad de Piura y RMT Consulting más de la mitad de las empresas enfrentaron obstáculos estructurales que impidieron implementar exitosamente proyectos de tecnología dentro de las organizaciones durante la pandemia. Esto trajo muchos retos que años después fueron superados, pero aún estamos a la mitad del camino.

La raíz de este problema suele estar en un factor mucho más estructural y menos visible como la falta de un equipo de tecnología sólido, estratégico y con capacidad de liderazgo. La tecnología no funciona sin personas, pues el componente humano es el decisivo para sacar el proyecto adelante. En Perú hemos visto empresas de sectores tan diversos como logística, retail o agroindustria que, tras invertir millones en tecnología, terminan con proyectos truncos, sistemas que no se usan, o incremento de costos operativos.

Fuera de nuestras fronteras, los ejemplos son más públicos. Target Canadá cerró operaciones en 2015 tras un fallido proyecto de sistemas. La empresa invirtió más de 7 mil millones de dólares en la apertura acelerada de más de 130 tiendas, pero el proyecto se vio afectado por graves fallas en su sistema de gestión de inventarios.

El software presentó errores críticos debido a datos mal cargados y una implementación apresurada, lo que provocó estanterías vacías en tiendas mientras los centros de distribución estaban llenos. Esta desconexión generó una experiencia negativa para los consumidores, agravada por precios poco competitivos y una oferta de productos inferior a la esperada.

Por eso, lo que se necesita para ejecutar proyectos exitosos es un equipo de tecnología que sea parte activa de la estrategia de la empresa, con representantes en la mesa de decisiones, con visión de negocio y capacidad de toma de decisiones.

Según Deloitte, más del 90% de los CIO’s ya participan activamente en decisiones corporativas que trascienden lo tecnológico. Ahora están involucrados en recursos humanos, marketing, sostenibilidad y estrategia. Sin embargo, su inclusión formal en los directorios aún es baja. En Perú, los gerentes de TI suelen liderar la implementación tecnológica, pero rara vez forman parte del círculo estratégico o del directorio corporativo. Este desfase limita la capacidad de alinear el negocio con las herramientas digitales de manera efectiva.

Según Global Digital Assurance, el 95% de los proyectos de tecnología en el mundo fracasan o no alcanzan sus objetivos completos, generando pérdidas anuales que superan los US$2.3 billones, siendo las razones la resistencia al cambio, la falta de liderazgo interno, el déficit de habilidades digitales y sistemas heredados mal integrados.

En el Perú, los desafíos son los mismos. Hoy, por ejemplo, muchas empresas en Perú están impulsando proyectos de Inteligencia Artificial porque el directorio vio una nueva herramienta en tendencia. Sin embargo, implementarla no garantiza resultados porque un gerente de TI y su equipo deben ser capaces de realizar un análisis del negocio y evaluar su conveniencia para generar retorno a la operación. De lo contrario, este no tendrá ningún efecto y se habrán desperdiciado recursos.

Los sistemas no transforman solos. La diferencia la hacen las personas, con equipos de tecnología que tengan visión, liderazgo y la capacidad de conectar lo técnico con lo estratégico. Solo así la tecnología deja de ser vista como un gasto y se convierte en lo que siempre debió ser, una inversión que, bien gestionada, devuelve no una, sino dos monedas. Transformar no es sólo adoptar herramientas, es entender el negocio, sumar talento, construir propósito y ejecutar con criterio.