El director colombiano Andrés Acosta, al frente de la prestigiosa Banda Sinfónica de la Provincia de Córdoba, compartió su trayectoria, su pasión por la música y su visión sobre el potencial de los ritmos latinoamericanos en el escenario global.
Desde su llegada a Córdoba en 2020 hasta su enfoque para liderar una de las agrupaciones más destacadas de Sudamérica, Acosta reveló cómo su herencia musical y su formación internacional han moldeado su carrera, mientras abogó por una mayor inclusión de mujeres directoras y celebró el impacto universal de figuras como Astor Piazzolla.
A continuación la charla completa con Sergio Suppo en La Argentina, Hoy:
Andrés, siendo colombiano, ¿cómo llegaste a ser director de la Banda Sinfónica de la Provincia de Córdoba?
En 2017, fui invitado como director por Adrián Ávila, entonces director de la banda, quien había interpretado una obra mía. Dirigí como invitado y fue un sueño cumplido, ya que esta banda es, para mí, la más importante de Sudamérica por su número de músicos, repertorio y tradición de más de 120 años. En 2020, tras una votación interna de los músicos, me eligieron como director artístico y acepté el desafío.
¿Dónde estabas cuando decidiste venir a Córdoba para asumir este rol?
Estaba en Qatar, trabajando como productor para la compañía El Life. Cuando recibí la propuesta de Adrián, no lo dudé mucho y decidí venir.
¿Cuáles son las diferencias entre una banda sinfónica, una orquesta sinfónica y una orquesta filarmónica?
La diferencia entre sinfónica y filarmónica tiene que ver con el origen de los recursos: filarmónica implica financiamiento privado o mixto, mientras que sinfónica suele ser estatal. En cuanto a los instrumentos, una banda sinfónica utiliza solo vientos y percusión, como clarinetes, saxofones, trompetas y trombones, con algunos añadidos como contrabajos o piano. Las orquestas, en cambio, incluyen cuerdas como violines, violas y chelos. Las bandas son más antiguas, usadas históricamente en plazas o calles para acercar la música al público.
¿En qué se diferencia una banda sinfónica de una banda militar?
Aunque ambas usan instrumentos de viento y percusión, una banda sinfónica tiene un enfoque artístico más amplio. Gracias a directores como Fredrick Fennell, que consolidó el sinfonismo en la banda con el Eastman Wind Ensemble, las bandas sinfónicas desarrollaron un repertorio propio con compositores como Alfred Reed o Clifton Williams, comparable a los grandes nombres de la música orquestal.
Venís de Ibagué, conocida como la capital musical de Colombia. ¿Cómo llegaste a la música y luego a la dirección?
Crecí en una familia de músicos: mi bisabuelo fue director de banda, mi abuelo trompetista solista y mi madre flautista. Estudié percusión en el conservatorio de Ibagué, pero siempre quise ser compositor. En Bogotá, me especialicé en percusión y composición, y al dirigir mis propias obras, descubrí que necesitaba aprender dirección. Estudié la técnica, me enamoré de ella y así se trazó mi camino.
Dirigir implica liderar un grupo grande de músicos. ¿Cómo desarrollaste esa autoridad?
A través del respeto y el estudio profundo de las partituras. Antes, los directores eran más autoritarios, pero hoy los músicos son técnicamente muy avanzados. Cuando te ven preparado, motivado y auténtico, te siguen. La autoridad se construye desde la motivación, no desde la represión.
¿Los ensayos son más importantes que los conciertos para un director?
Sí, el ensayo es donde se gana el sueldo. El director debe estudiar la partitura intensamente antes, entender el contexto del compositor, resolver dificultades técnicas y motivar a los músicos. El concierto es donde se disfruta el trabajo previo.
¿Cómo fue tu formación antes de llegar a Córdoba?
Tras estudiar en Bogotá, trabajé en Emiratos Árabes, ahorré y financié mi carrera de dirección en España, en la Escuela Navarro Lara, asociada con la Royal School of Music de Londres. Fue un proceso exigente que requirió mucho tiempo y dedicación.
¿Cómo fue tu primer contacto con los músicos de la Banda Sinfónica de Córdoba?
Los músicos evalúan al director, como un equipo de fútbol al entrenador. Saben si estás preparado o no, e incluso pueden probarte tocando algo para ver si lo notas. Por suerte, la banda de Córdoba es un grupo humano increíble, y nunca tuve problemas. Construimos una relación basada en el respeto mutuo.
¿Por qué hay tan pocas mujeres directoras de orquestas? ¿Está cambiando esto?
Históricamente, la dirección fue vista como un rol masculino, pero eso está cambiando. Hay grandes directoras emergiendo, y figuras como Hildegarda von Bingen o Nadia Boulanger demuestran el impacto femenino en la música. Como directores, debemos abrir espacios para ellas, y en la banda hemos tenido directoras invitadas con gran potencial.
¿Por qué crees que Astor Piazzolla es considerado uno de los grandes compositores del mundo?
Piazzolla rompió con el tango tradicional, creando un lenguaje universal que acercó el género a audiencias globales. Su música, aunque arraigada en Buenos Aires, es comprensible en todo el mundo, lo que lo elevó al nivel de los grandes compositores.
Como compositor, ¿cómo incorporás tu colombianidad en tus obras?
Colombia tiene una riqueza rítmica enorme, con influencias africanas, indígenas y españolas. Intento reflejar ritmos como la cumbia o el vallenato, pero ahora busco un enfoque latinoamericano, conectando ritmos como la chacarera o el chamamé con los colombianos, porque nos une más de lo que nos separa.
¿Cómo se trasladan ritmos populares como la cumbia o el tango a una banda sinfónica?
La música sinfónica tiene raíces en danzas populares europeas que evolucionaron. En Latinoamérica, ritmos como la cumbia, el tango o la chacarera están siguiendo ese camino, integrándose a teatros y orquestas. Compositores como Arturo Márquez o Piazzolla han llevado estas raíces al sinfonismo mundial, que está descubriendo nuevos recursos en nuestra música.
¿Crees que el cuarteto cordobés podría evolucionar hacia un formato sinfónico?
Sí, todos los géneros evolucionan. El cuarteto, con raíces en la tarantela y el bandoneón, ya incorpora elementos como el merengue. Con el tiempo, podría integrarse más con instrumentos sinfónicos y encontrar nuevas sonoridades, como ha pasado con otros géneros.
Para cerrar, ¿qué libro recomendarías a los oyentes?
Recomiendo Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Es un libro mágico que refleja la diversidad de Colombia y Latinoamérica, perfecto para sumergirse en un mundo fascinante, especialmente ahora con la serie de Netflix.
Entrevista de Sergio Suppo.