En un conversatorio organizado por la Red PLACTS, referentes de seis instituciones científicas contaron la crítica situación que atraviesan a raíz del fuerte ajuste que impulsa el gobierno de Milei: salida de profesionales, proyectos paralizados, cierre de sedes, incertidumbre hacia el futuro y pérdida de autonomía son algunas de las consecuencias generalizadas en el sector.

Agencia TSS – Pérdida de profesionales altamente capacitados a los que el país formó durante muchos años. Proyectos de investigación paralizados. Equipos que se rompen y no se pueden arreglar. Problemas para pagar servicios básicos como luz y gas. Deslegitimación de los trabajadores del sector público. Centralización de organismos de ciencia que afectan su autonomía y funciones. Pérdida de poder adquisitivo en los salarios. Sedes de institutos de investigación que cierran. Profesionales que se ven obligados a irse al sector privado o al exterior y ya no vuelven.

Esas son algunas de las consecuencias que el desfinanciamiento al sistema científico está atravesando tras un año y medio de la llegada de Javier Milei a la presidencia. Así lo comentaron este miércoles referentes de distintas instituciones de ciencia y tecnología en el conversatorio virtual “Impacto del cientificidio en los organismos del sector”, organizado por la Red de Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad (Red PLACTS), un espacio de articulación para integrantes del sector.

Durante la charla, se expuso la situación que atraviesan el Instituto Nacional del Agua (INA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Administración de Parques Nacionales (APN).

El INA tiene más de 50 años de investigación, desarrollo y prestación de servicios vinculados a la temática hídrica, como evaluación de calidad del agua, emisión de alertas hidrológicos y prevención de inundaciones. Su sede principal está en Ezeiza (Gran Buenos Aires), pero también tiene sedes en Santa Fe, Córdoba, Mendoza y San Juan. Hace una semana, por el decreto 396, Milei ordenó la centralización del INA, transformándolo en una unidad organizativa a incorporarse en la estructura de la Secretaría de Obras Públicas del Ministerio de Economía de la Nación. Desde el Ejecutivo, argumentaron que los cambios buscan reducir el gasto público y aumentar la eficiencia.

“Hay un recorrido de cincuenta años de inversión y formación de recursos humanos que se ve en peligro si nos transformamos en una dirección, como aparentemente podemos terminar. Además, estamos ocupando un predio de 70 hectáreas cerca del aeropuerto de Ezeiza, en el que hay mucho interés. Ya tiene cartel de venta y han sido cedidos 35 hectáreas a la AABE (Agencia de Administración de Bienes del Estado)”, contó Mariano Re, que trabaja en el Laboratorio de Hidráulica del INA. También señaló que un factor común que observan es que hay “bastante desconocimiento” por parte de quienes gobiernan sobre lo que se hace en los institutos de CyT. Otras consecuencias que están experimentando son problemas de infraestructura, servicios que no se pagan hace seis meses y “perspectiva nula de futuro”, ya que no hay proyecciones de hacia dónde quieren dirigir la institución.

«Toda la gente que se está yendo del sistema científico hoy es la que no vamos a tener dentro de veinte, treinta años”, dijo Serquis.

Fabio Romanella, trabajador de Parques Nacionales, contó que desde que asumió el gobierno libertario son cuestionados sobre la pertenencia del organismo al ámbito científico. Romanella explicó que, en 2019, junto con otros colegas, impulsaron la iniciativa de que APN sea parte del Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICYT), ya que muchos integrantes se dedican a realizar investigación y conservación en áreas protegidas. Esto se logró en el año 2020 y actualmente unos 65 trabajadores se encuentran dentro del agrupamiento científico-técnico.

“Sin embargo, Cristian Larsen (expresidente de APN) dijo que no sabía por qué estaban en CyT y que iba a ver qué hacía con los concursados, que son alrededor de 50. Hace un mes renunció y asumió Sergio Álvarez, que es arquitecto y viene de la función pública ligada a los ferrocarriles. Por ahora, no tenemos ninguna novedad ni línea de gestión que nos permita avizorar qué va a pasar o realizar algún planeamiento estratégico de cómo la ciencia y la tecnología puede aportar un plus en el marco del desarrollo de los Parques Nacionales”, señaló Romanella.

Con respecto a la situación de la CONAE, Emiliano Baum, responsable del Equipo de Soporte de Sistemas y delegado de ATE, indicó que desde que asumió el actual Gobierno perdieron un 14% del presupuesto real y también personal: hay un 11% menos en CONAE y un 20% menos en VENG, la empresa creada por CONAE para llevar adelante el proyecto Tronador para el desarrollo de un lanzador de satélites. También se frenaron iniciativas avanzadas como el SABIA-Mar, constelación de satélites argentino-brasileño que busca aportar conocimiento para la soberanía de los mares.

El INTI no solo sufrió una fuerte reducción de personal, sino que también hay un plan para desjerarquizarlo y fusionarlo con organismos con tareas radicalmente distintas, como el INTA.

“La situación de la CONAE es crítica y esto ya lo vivimos porque ha sido recurrente en nuestra historia como nación. Desde los ‘50, la Argentina ha tratado de tener proyectos espaciales, con importantes logros, pero muchos fueron desarmados en distintas épocas como los golpes militares, el menemismo y el macrismo”, remarcó Baum. “Me parece interesante que tratemos de pensar de manera propositiva qué podemos hacer al respecto. Quizás tendríamos que proponer que se impulse una formación para directivos y gerentes para que comprendan la importancia que tienen los organismos y lo estratégicos que son para el desarrollo del país. Lo segundo que se me ocurre es apuntar más a la creación de empresas tecnológicas mixtas (público-privadas), como Y-TEC”, propuso.

En tanto, en el INTA no solo están atravesando una paralización de proyectos, sino que también han sufrido el cierre de sedes, como pasó hace dos meses con la unidad de Hurlingham y sus nueve agencias, una experimental clave para el AMBA vinculada fuertemente a su cordón hortícola y florícola. El INTA tiene una impronta federal importante y es una institución referente en investigación y extensión, con quince centros regionales y casi 300 agencias de extensión, que se destaca por su fuerte vinculación con el territorio y el acompañamiento al sector productivo.

“Una preocupación constante es el rumor de fusión con el INTI o que pase a ser un organismo centralizado y haya un cambio de gobernanza. Lo que buscan es que los representantes del Ejecutivo tengan más peso para avanzar en algo que hasta ahora no han podido avanzar: el despido de 1500 personas y el cierre de más agencias de extensión”, afirmó Carla Arizio, investigadora del INTA. También señaló que, aparte de la pérdida de personal, no hay perspectiva de que ingresen los becarios que se venían formando para trabajar en líneas estratégicas, ya que el presupuesto está congelado y los PICT están paralizados.

En la CNEA también se repite la situación de paralización de proyectos y programas, entre ellos, la construcción de los reactores CAREM y RA-10, la planta industrial de agua pesada y un convenio con el Hospital Garraham para rehacer su Centro de Radioterapia junto con INVAP. “Todo estaba enmarcado dentro de una ley que debería cumplirse, la Ley 27.614 de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia y Técnica, sancionada en 2021, que indicaba un aumento progresivo del presupuesto”, indicó Adriana Serquis, expresidenta de CNEA y actual secretaria de Investigación de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).

«“La situación de la CONAE es crítica y esto ya lo vivimos porque ha sido recurrente en nuestra historia como nación», dijo Baum.

“En la Comisión no echaron a nadie, primero porque dejé firmados los contratos hasta fin de año, pero después de ahí no hizo falta porque con la cantidad de gente que renunció o que obligaron a jubilarse lograron reducir más o menos la misma cantidad de gente que en otros lugares, alrededor de un 20%”, agregó. También llamó la atención sobre una consecuencia particular de las épocas de ajuste en ciencia. Mientras mostraba un gráfico del personal que compone la planta de CNEA, señaló que había una fuerte caída en la franja etaria correspondiente a 50-60 años, que guarda relación con la fuga de cerebros que hubo durante el menemismo. “Fíjense como todavía lo que pasó en los ’90 impacta en la actualidad. Toda la gente que se está yendo del sistema científico hoy es la que no vamos a tener dentro de veinte, treinta años”, apuntó.

Finalmente, Pablo Cid, comunicador del INTI especializado en ciencia y tecnología, habló de la crisis que atraviesan en la institución. El INTI fue creado para atender temas que el sector privado no podía o no quería abordar. Hoy se compone de más de cuarenta centros tecnológicos especializados en temáticas como física, química, mecánica, metrología, alimentos, bio y nanotecnología e industria 4.0, y desempeña un fuerte trabajo de articulación con el sector industrial, especialmente con pymes.

“El INTI es el laboratorio de las pymes. Se articula con el sector privado para transferir conocimientos y luego cede ese conocimiento a la actividad productiva del país. Sin embargo, desde que empezó la era libertaria, perdimos 736 agentes claves y estamos en una de las bajas más importantes”, contó Cid. Además, resaltó el trabajo que hacen junto a otros organismos del sector, como el INTA y el INA, y que eso no implica un sobredimensionamiento del instituto, como suelen señalar desde el Gobierno, sino que esa articulación es el resultado de una sumatoria de capacidades necesarias para atender las necesidades de la industria nacional y apoyar el desarrollo de economías regionales.

Luego de las exposiciones, se remarcó que una de las consecuencias más graves del cientificidio es la pérdida tanto de desarrollos como de recursos humanos, para los cuales el país dedicó años de formación e inversión. En tanto, otra consecuencia generalizada es la incertidumbre y baja perspectiva de futuro. “No se puede planificar y no hay claridad en muchos aspectos. Todas las mañanas, con mis compañeros, miramos qué salió en el Boletín Oficial para ver qué va a pasar con la institución. Las personas están pasando por una situación de mucha angustia por el nivel de incertidumbre que hay, por todos los rumores que no se terminan de definir y la preocupación por los cambios que ya se concretaron”, finalizó Arizio.

Por Nadia Luna