Un hombre de 79 años, Richard Gerald Jordan, fue ejecutado este miércoles por una inyección letal en la Penitenciaría Estatal de Mississipi, ubicada en Parchman. El veterano de Vietnam era el preso con más años en el corredor de la muerte en ese estado sureño y padecía un trastorno por estrés postraumático.
Jordan había sido encontrado culpable por un crimen cometido en 1976. El ya ex combatiente estadounidense secuestró y asesinó a Edwina Marter, una mujer de 34 años que era la esposa de un ejecutivo bancario y tenía 2 hijos pequeños. Tras estar 49 años en el corredor de la muerte, fue ejecutado, a pesar de la pena capital está cada vez en retroceso.
Esta ejecución fue la primera realizada en Mississippi en los últimos 2 años, la tercera en los últimos 10 años dentro de ese estado, y fue la segunda esta semana en todo Estados Unidos luego de la de Thomas Gudinas, el homicida de Michelle McGrath.
McGrath fue vista por última vez el 24 de mayo de 1994 y fue encontrada horas después con señales de abuso sexual y lesiones graves en un callejón cercano a una escuela. Su asesino recibió otra inyección letal este martes en la Prisión Estatal de Florida.
En Estados Unidos se han practicado 24 penas de muerte en lo que va de 2025. De ellas, 19 fueron por inyección letal, 3 fueron por inhalación de nitrógeno (catalogado por la ONU como una “tortura”), y otros 2 fusilamientos en Carolina del Norte, algo que no se realizaba desde 2010.
Sin embargo, la pena máxima es cada vez menos frecuente en Estados Unidos. De las 50 jurisdicciones que conforman a la nación actualmente presidida por Donald Trump, 23 estados la abolieron mientras que California, Oregon y Pensilvania plantean una moratoria para suspenderla, al menos temporalmente.
El caso de Jordan
De acuerdo al Centro de Información sobre la Pena de Muerte, Jordan era una de las 22 personas del sistema carcelario estadounidense condenadas en la década de 1970 que aún enfrentaban la pena máxima con diferentes apelaciones tras su sentencia.
En los documentos de la Suprema Corte de Mississippi figura que el asesino llamó al Gulf National Bank en Gulfport, en enero de 1976, pidiendo hablar con un agente de préstamos. Charles Marter se negó a otorgárselo. Jordan entonces colgó el teléfono y se dispuso a buscar la dirección de los Marter por medio de la guía telefónica. Se dirigió a la vivienda, secuestró a Edwina Marter y la asesinó disparándole en un bosque, minutos después de haber vuelto a llamar a su esposo solicitando 25 mil dólares por un rescate.
Luego del crimen se produjeron cuatro juicios y diversas apelaciones hasta que el pasado lunes la Suprema Corte estadounidense rechazó un documento donde la defensa de Jordan alegaba que le habían denegado sus garantías procesales.
Vietnam, salud mental y homicidio
La directora de la Oficina de Asesoría Postcondenatoria de Mississippi, Krissy Nobile, argumentó que su cliente “nunca tuvo derecho” a un profesional de la salud mental independiente de la fiscalía. Por lo tanto “su jurado nunca tuvo la posibilidad de conocer sus experiencias en Vietnam”, concluyó.
En la misma sintonía, el presidente del Instituto Nacional de Justicia Militar, Franklin Rosenblatt, le envió al gobernador de Mississippi, Tate Reeves, un pedido de clemencia donde explicaba que durante el juicio “no se consideraron relevantes” su servicio militar y su trauma de guerra.
Además, Rosenblatt sostuvo que actualmente “sabemos mucho más” sobre los efectos “del trauma de guerra en el cerebro y cómo afecta a las conductas”, criticando desde su punto de vista que no se le haya dado importancia a este aspecto en los últimos años.
Eric Marter, quien tenía solo 11 años cuando Jordan mató a su madre, se posicionó en la vereda opuesta. En las horas previas a la inyección letal, el hombre consideró que esto debería “haber ocurrido hace mucho tiempo” y confesó que no le interesa “darle el beneficio de la duda”, por lo que avisó que no iría a la ejecución, al igual que su padre y que su hermano.
El hijo de Edwina Marter también se distanció de los argumentos que esgrimen sobre la salud mental luego de la guerra de Vietnam. “Sé lo que hizo, quería dinero y no podía llevársela. Y por eso la mató”, declaró.