La nueva marcha de los jubilados de cada miércoles, en reclamo por una reforma previsional que garantice jubilaciones y pensiones dignas, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desplegó en las calles neurálgicas de la Ciudad de Buenos Aires un desmedido operativo policial, con decenas de agentes que cortaron las calles e intimidaron con su presencia a los ciudadanos.
No se trata de una decisión casual: se esperaba que un gran frente multisectorial, denominado “Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos” se sumara al reclamo de los jubilados.
De esta manera, el microcentro se llenó de vallas, bastones, escudos y cascos policiales. Los manifestantes, que realizaron un acto de protesta pacífico, contemplaron que se trató de una provocación del Gobierno.
La diputada libertaria Lilia Lemoine se presentó cerca de la concentración de los jubilados, sobre la avenida Rivadavia, y empezó a grabarlos con su celular. Sin embargo, el gesto patotero le duró poco, ya que debió huir rápidamente escoltada por un policía tras ser abucheada y corrida por los ancianos.
Por otro lado, los ciudadanos manifestaron en las redes sociales su molestia por los cortes de calles y desvíos que ocasionó el operativo policial. Por ejemplo, el Gobierno porteño avisó que el subte de la Línea A “no se detienen en Congreso por operativo policial en vía pública”.
El reclamo de los jubilados es por un aumento en los haberes, la restitución de beneficios recortados y contra el veto del presidente Javier Milei a la reforma del año pasado que establecía un incremento para el sector previsional. En tanto, el frente multisectorial denuncia “el brutal ajuste, la desregulación del sistema productivo y la destrucción del aparato estatal impulsados por el Gobierno nacional”.
La última gran marcha de los jubilados tuvo lugar el miércoles 4 de junio, cuando marcharon junto al colectivo feminista Ni Una Menos, los médicos del Garrahan, y los estudiantes universitarios.