En los primeros tramos de la gestión libertaria, Jaldo fue uno de los gobernadores opositores que más rápidamente se acercó a Javier Milei. Acompañó las leyes clave en el Congreso y apostó por un mensaje de consenso institucional, repitiendo que “a la Argentina la hacemos entre todos”. No solo avaló el ajuste, sino que lo defendió en público como un paso necesario para ordenar la economía.
Sin embargo, con las elecciones cada vez más cerca, el discurso empieza a cambiar. En una entrevista este viernes con el programa Los Primeros, Jaldo fue enfático: denunció recortes a las provincias, abandono de obras públicas nacionales y cuestionó directamente el corazón del modelo de Milei. “Los libertarios no solucionaron los problemas de la Argentina. Están mejorando la macroeconomía, pero no el poder adquisitivo de la gente”, afirmó.
Y es que, si bien el gobierno nacional muestra avances en variables como la inflación o el superávit fiscal, los efectos todavía no se traducen en mejoras visibles para la mayoría de los ciudadanos. El consumo cae, los salarios apenas alcanzan para subsistir, los impuestos no bajan y el recorte de presupuesto se siente fuerte en ciertos sectores.
Jaldo, que conoce el termómetro de la calle, empezó a tomar distancia con un discurso más territorial. Ya no habla solo de apoyar el rumbo nacional, ahora insiste en que los diputados que vayan al Congreso tienen que defender a Tucumán, en lugar de ser instrumentos pasivos de un plan centralista. Que el ajuste puede ser necesario, sí, pero no cuando el esfuerzo lo hacen todos, pero los beneficios se concentran en pocos.
En La Libertad Avanza local, mientras tanto, no terminan de acomodarse. Sin alianzas claras ni figuras potentes, confían en el arrastre de Milei, pero admiten que el discurso libertario, que prende fuerte en redes y grandes ciudades, se desinfla en una provincia donde la motosierra empieza a generar más preocupación que entusiasmo.
Pero el escenario tucumano no se reduce a una disputa entre Jaldo y Milei. La Libertad Avanza local también deberá enfrentarse a un radicalismo que busca subsistir y a otras fuerzas antiperonistas que buscarán canalizar el voto opositor sin alinearse directamente con la Casa Rosada. En paralelo, la estrategia de Jaldo —más pragmática y provincialista— comienza a desarmar al kirchnerismo residual en Tucumán, representado por Javier Noguera y Pablo Yedlin.