Viajar a destinos próximos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ofrece la posibilidad de disfrutar de paisajes diversos y actividades estimulantes sin alejarse demasiado del hogar.
A medida que se aproxima el invierno, muchos argentinos comienzan a planificar breves escapadas que permitan un descanso reparador y el descubrimiento de nuevos rincones del país.
Los próximos fines de semana largos, generados por el calendario de feriados nacionales de 2025, abren la puerta a itinerarios pensados para todo tipo de viajeros.
Cuándo son los próximos fines de semana largos
Durante el mes de junio de 2025, el calendario oficial incorpora dos feriados nacionales que se traducen en oportunidades para organizar viajes cortos.
En primer término, el lunes 16 de junio se conmemora el Paso a la Inmortalidad del General Don Martín Miguel de Güemes, jornada que originalmente se celebra el 17 de junio, pero que en esta ocasión se traslada para constituir un fin de semana largo.
Unos días después, el viernes 20 de junio marca el Día de la Bandera en recuerdo del fallecimiento de Manuel Belgrano, habilitando así un nuevo período de descanso extendido. Las combinaciones de estos feriados hacen posible que el turismo local cobre un perfil protagónico en las agendas de muchas familias.
Más adelante en el año se presentan otros fines de semana largos aptos para planificar nuevas salidas. Entre el 15 y el 17 de agosto, el calendario une un feriado turístico el viernes con el Día del Paso a la Inmortalidad del General San Martín.
En noviembre, entre el 21 y el 24, la jornada no laborable del viernes acompaña la efeméride nacional trasladada al lunes. Finalmente, el lunes 8 de diciembre, la celebración de la Inmaculada Concepción de María configura otro descanso ideal para una escapada breve.
5 pueblos cerca de CABA para hacer escapadas de fin de semana largo
San Vicente
San Vicente, ubicado a apenas 52 kilómetros al sur de la Ciudad de Buenos Aires, constituye una opción privilegiada para quienes buscan una combinación entre riqueza histórica y escenarios naturales.
El acceso desde la CABA resulta sumamente sencillo, ya que en auto el trayecto puede realizarse a través de la Autopista Riccheri, enlazando con el Camino de Cintura y luego accediendo a la Ruta Provincial 210, que lleva hasta Alejandro Korn.
Desde allí, la Ruta Provincial 58 conduce al corazón del pueblo. Para quienes prefieren el transporte público, la Línea General Roca llega hasta Alejandro Korn, donde se puede continuar el viaje en colectivo con diversas líneas entre las que figuran la 79, 503, 435 y 404.
Según la página web oficial del pueblo, el patrimonio de San Vicente se refleja en varios puntos emblemáticos. La Quinta “17 de Octubre” y su museo histórico, instalado en la mansión que fuera residencia de Juan Domingo Perón, atesora objetos personales, medallas y documentos, además de sus exuberantes jardines y caballerizas.
Las visitas guiadas permiten adentrarse tanto en la vida privada del expresidente como en los episodios más destacados de la historia argentina.
Por su parte, el Castillo Guerrero, una notable mansión de estilo francés ubicada en la vecina Domselaar, expone recuerdos vinculados a Felicitas Guerrero y agrega un toque de misterio y romanticismo al recorrido por la región.
El entorno natural, encabezado por la Laguna del Ojo, se presenta como un refugio de biodiversidad. Esta laguna, considerada esencial para la cuenca del río Samborombón, abarca 180 hectáreas y reúne algas, juncos, sauces, eucaliptos y una amplia avifauna.
Sus instalaciones hacen posible la práctica de deportes acuáticos, paseos en bote, pesca deportiva y actividades al aire libre, acompañadas por áreas de camping, parrillas y baños equipados para prolongar la estadía sin dificultades.
Durante el año, San Vicente sostiene un calendario de fiestas locales que ponen en valor la producción y la cultura de la zona. Entre ellas se destacan la Fiesta Provincial de la Mozzarella y la Fiesta Regional de la Miel, eventos que ofrecen degustaciones, espectáculos musicales y la posibilidad de explorar el potencial gastronómico de la región.
Además, los restaurantes y cafés del circuito gastronómico presentan opciones que oscilan entre la cocina tradicional y propuestas más innovadoras, consolidando a San Vicente como un destino plural.
San Antonio de Areco
A poco más de 110 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, San Antonio de Areco se presenta como un destino insoslayable para quienes desean adentrarse en la esencia de la vida rural argentina.
Su nombre es prácticamente sinónimo de cultura gauchesca; tanto la arquitectura colonial como el trazado de calles tranquilas y la vitalidad de sus eventos culturales confirman ese arraigo.
El corazón de la localidad vibra especialmente cada noviembre con la Fiesta de la Tradición, una celebración en la que el pueblo entero rinde homenaje al gaucho a través de espectáculos folklóricos, desfiles, pruebas de campo y banquetes de platos típicos, atrayendo a visitantes de todo el país.
San Antonio de Areco ofrece un amplio abanico de experiencias que cruzan lo histórico, lo artístico y lo natural. El casco histórico atesora antiguas pulperías, calles empedradas y edificaciones bajas, testigos de un pasado que se mantiene vivo a través de las prácticas comunitarias y la hospitalidad habitual en los negocios y hospedajes del pueblo.
Entre sus instituciones culturales, el Museo de la Ciudad y Centro Cultural Usina Vieja cumple un rol destacado: allí se presenta un recorrido por los orígenes y evolución de Areco, incluyendo objetos donados por familias locales, relatos orales, documentos y material fotográfico que permiten reconstruir la historia social y económica de la región.
Este espacio constituye una parada obligatoria para quienes buscan comprender la profunda relación de la localidad con su entorno y su gente.
Según el sitio web del pueblo, para vivir una experiencia que combine cultura y naturaleza, Areco al Paso emerge como una alternativa original de vinculación con el territorio: se trata de una propuesta de actividades creativas y recreativas para empresas y grupos, centrada en talleres, recorridos y eventos personalizados en pleno ambiente campestre.
Estas vivencias están orientadas a fortalecer habilidades de trabajo en equipo, liderazgo y celebración de logros, a través de dinámicas que incluyen desde circuitos gastronómicos hasta talleres de folklore y artesanía.
Por su parte, la estancia El Ombú de Areco, construida en 1880, conecta al viajero con la vida tradicional en la llanura, permitiendo disfrutar de cabalgatas, asados, espectáculos de destrezas criollas y paseos por antiguos cascos y parques.
Abierta al turismo desde 1993, esta propiedad representa un clásico para quienes desean alojarse en el campo con todas las comodidades.
Otra estancia imprescindible es La Porteña, un monumento histórico nacional de notoria relevancia cultural y literaria. Construida en función de las líneas criollas y conservada casi sin alteraciones desde el siglo XIX, sirvió de residencia e inspiración para el escritor Ricardo Güiraldes.
El acceso a San Antonio de Areco se facilita mediante una conexión vial directa desde la Ciudad de Buenos Aires. En vehículo, el trayecto demanda poco menos de una hora y media.
El viaje parte por Panamericana, continúa por el Acceso Norte y luego por la Ruta Nacional Nº 8, atravesando Pilar y descubriendo gradualmente la transición del paisaje urbano al inconfundible horizonte de la Pampa.
La ciudad se encuentra en el kilómetro 113; desde allí es sencillo desplazarse tanto hacia el centro histórico como hacia los pueblos rurales circundantes. Alternativamente, la Terminal de Ómnibus de Retiro dispone de servicios frecuentes con destino a Areco, en viajes de aproximadamente dos horas.
Capilla del Señor
A poco más de una hora de viaje desde Buenos Aires, Capilla del Señor se presenta como un escenario detenido en el tiempo, donde la calma de la vida rural se fusiona con el legado arquitectónico y cultural propio de la provincia.
Reconocida por su casco histórico, este destino despliega en cada una de sus calles empedradas el testimonio de la historia de la región, transportando a sus visitantes a una época en la que las casas bajas, fachadas coloniales y antiguos faroles eran protagonistas del paisaje cotidiano.
Pasear a pie por el centro del pueblo permite detenerse en hitos como la Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Rosario, cuya construcción data del siglo XVIII y cuya silueta se yergue como una de las más emblemáticas del entorno, resguardando años de tradición católica y social.
El paso del tren también dejó su impronta. La Estación Capilla, inaugurada en 1886, evoca los días de mayor intercambio entre la zona rural y la capital, circunstancia que cobró relevancia para el desarrollo local. Los visitantes pueden recorrer el predio, observar la estructura del tanque de agua y los galpones originales —utilizados para almacenar productos agrícolas—, y dimensionar el rol del ferrocarril en la integración y el florecimiento económico del pueblo.
Capilla del Señor no solo vive de su historia, sino que la conjuga con una invitación a disfrutar del entorno natural. Hay senderos rurales óptimos para caminatas y paseos en bicicleta, proponiendo una inmersión serena entre paisajes pampeanos y arboledas centenarias. El aire puro y la baja densidad de tránsito contribuyen a que la experiencia sea relajante y accesible, ya sea para una jornada o para una estadía prolongada en establecimientos rurales.
Entre los grandes atractivos de las afueras, la Estancia La Candelaria sobresale tanto por su valor histórico como por la autenticidad de su entorno. Sus edificaciones de época, sus parques añejos y la propuesta de recorridos por el predio permiten conocer la rutina y costumbres de las grandes estancias argentinas, sumando una dimensión pedagógica y contemplativa al viaje.
La experiencia en Capilla del Señor se enriquece con la gastronomía local. Los restaurantes y ferias invitan a probar asados, empanadas, embutidos, dulces y conservas caseras, elaborados con recetas transmitidas de generación en generación. Los fines de semana, el pueblo suma vida con sus mercados de artesanías y productos frescos, generando un ambiente animado y familiar.
La conectividad con Buenos Aires es directa y versátil. El viaje en auto por la Panamericana y la Ruta Provincial 39 suele insumir cerca de una hora. Las líneas de ómnibus Tata Rápido y Chevallier ofrecen salidas diarias desde Retiro y puntos intermedios del conurbano, con tiempos de viaje que varían entre una hora y media y dos horas.
Tomás Jofré
Tomás Jofré, en el partido de Mercedes y a poco más de 100 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, es un destino rural pequeño y apacible donde la cultura gastronómica es el gran atractivo.
Popularmente conocido por el nombre de la antigua estación de tren, el pueblo mantiene un aire de época con calles de tierra, casonas antiguas y jardines repletos de malvones, creando un ambiente ideal para quienes buscan desconectar del ritmo urbano y disfrutar del entorno pampeano.
Llegar a Tomás Jofré desde la capital es sencillo y rápido. En auto, el camino comienza por el Acceso Oeste (Autopista del Oeste) rumbo a Luján, con un desvío en la Ruta Nacional Nº 5 hasta el kilómetro 91,5, donde se encuentra el indicado acceso al pueblo.
Un breve tramo asfaltado de 7 kilómetros lleva directamente al centro del pueblo. Para quienes eligen el transporte público, la mejor alternativa es llegar primero a Mercedes , con servicios regulares de ómnibus desde Retiro, y desde allí tomar un colectivo local para cubrir los 12 kilómetros que separan la ciudad de Tomás Jofré.
Según el sitio web del pueblo, el principal motivo para visitar Tomás Jofré es su reconocida oferta gastronómica. El pueblo cuenta con más de una veintena de restaurantes de campo, la mayoría bajo el formato de tenedor libre.
Las mesas se llenan de empanadas, picadas con el emblemático salame quintero, quesos artesanales y embutidos caseros, seguido de generosas porciones de asado al asador, pastas caseras y postres tradicionales.
Algunos establecimientos, además, incluyen en la propuesta una merienda con tortas fritas para quienes prolongan su visita hasta la tarde, disfrutando de los amplios jardines bajo los árboles.
El paisaje invita a actividades tranquilas y de contacto directo con lo rural. Se puede recorrer la plaza principal, que los fines de semana se anima con la feria de productores y artesanos, y visitar almacenes o anticuarios en busca de objetos antiguos y recuerdos del campo bonaerense.
La vieja estación de tren se conserva como un atractivo fotográfico, evocando la historia del pueblo y su vinculación con el ferrocarril.
Carlos Keen
Carlos Keen, a solo 88 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, se ha transformado en un polo de escapadas gracias a su ambiente rural, silencioso y pintoresco.
Este pueblo del partido de Luján combina calles tranquilas y una atmósfera donde la vida transcurre pausada. Según su sitio web, la gastronomía es su gran atractivo: restaurantes instalados en antiguas casas de ladrillo y adobe invitan a probar asados, embutidos, quesos y platos caseros servidos en entornos rústicos y cálidos, ideales para familias y grupos de amigos.
Opciones como Experiencia Keen y Los Abuelos añaden menús completos y meriendas bajo los árboles.
Entre sus espacios más visitados figura el Museo de Maquinaria Rural al aire libre, con exhibiciones de herramientas y vehículos que narran la historia agrícola local.
El templo San Carlos Borromeo y la estación de tren , preservada como icono del lugar, completan la ruta histórica. Para quienes buscan propuestas culturales, El Granero funciona como centro de arte y espectáculos.
Las actividades de turismo rural incluyen recorridos por la granja Mirador al Sur, donde se elaboran miel y gírgolas, y paseos relajados por el Jardín de Noideé, jardín de árboles frutales y espacios abiertos ideales para descansar.
El acceso a Carlos Keen es sencillo: desde Buenos Aires, el trayecto en auto por el Acceso Oeste y la Ruta 7 hasta Luján demanda cerca de una hora. Una vez allí, solo resta seguir las indicaciones hacia el pueblo.
Carlos Keen promete una jornada de buena cocina, naturaleza y costumbres rurales sin alejarse demasiado de la ciudad.
Diferentes destinos para elegir este fin de semana largo y disfrutar de la naturaleza, la gastronomía y el cambio de aire para recargar energía.