Giannina Maradona, hija del Diez, declaró este martes en el juicio por la muerte de su padre durante cinco horas, en las que se vivieron momentos de gran dramatismo: “Elegí creer que ellos, que seguían la salud de mi papá, nos daban la mejor propuesta. Con el diario del lunes, escuchando cómo Luque se refería a mí y a mi hermana, siento que todo fue una obra de teatro para seguir teniendo a mi papá en un lugar oscuro, feo y solo”, dijo sobre el equipo médico que lo atendió. De manera directa, culpó a los principales imputados por el hecho de que Diego haya salido de la Clínica Olivos luego de una operación, para instalarse en una casa en Tigre que no estaba preparada para un paciente de su complejidad. Su acusación hizo eje en Agustina Cosachov –la psiquiatra–, Leopoldo Luque –el médico de cabecera–, el psicólogo Carlos Díaz y el abogado Morla: “Luque era su médico de cabecera, tenía toda la responsabilidad, porque después él armó su equipo con Matías Morla a la cabeza, que fue quien lo contrató.”
Giannina llegó a declarar junto con su hijo Benjamín Agüero, su hermana Dalma y su mamá, Claudia Villafañe, quienes entraron juntos al TOC Nº3 de San Isidro. Sobre la evolución previa al desenlace, Giannina dijo ante el juez que “una vez mi papá llamó a mi hijo y no se le entendía nada y le tuve que decir a mi nene que mi papá estaba dormido. Ahí fue que llamé a (Maximiliano) Pomargo para decirle que necesitaba hablar con Luque porque no podía estar así mi papá”. Agregó que “el 10 de octubre de 2020 hablé con mi papá y le pregunté cómo estaba. Me respondió que cómo iba a estar bien si había pasado su cumpleaños solo. Le dije que no había sido su cumpleaños, que cómo lo íbamos a dejar solo. Estaba perdido en tiempo y espacio”.
Ante esta situación Giannina habló con Maximiliano Pomargo –cuñado del abogado Matías Morla– quien era una especie de secretario de Maradona, y le pidió el teléfono del neurocirujano Luque. Al llamarlo, “le dije que no veía bien a mi papá. Más allá de que no lo veía feliz, lo veía lento, que cada vez caminaba más lento. Él me dijo que tenía altibajos, que lo estaban ayudando, que estaba trabajando con la psiquiatra Agustina Cosachov. Después entró a trabajar Carlos Díaz. Pero lo veía cada vez peor y no se podía conectar con la realidad. Era absurdo que dijeran que estaba bien“.
Todo esto, según la declarante, evidenciaba que las cosas iban empeorando cada vez más: “Y que las locas (por ella y su hermana Dalma) no éramos tan locas”.
Giannina relató las circunstancias durante el último cumpleaños de su padre, el 30 de octubre de 2020 en La Plata, mientras trabajaba como DT del club Gimnasia y Esgrima: “Cuando llegamos el día del cumpleaños a Brandsen, el 30 de octubre, entré a la casa, él estaba sentado en un fogón. Lo fuimos a saludar con mi hijo que tenía una remera de él abrazando a Caniggia. Se la muestra, él lo mira y no se reconoce (en la imagen). Había mucha gente a su alrededor, pero nadie se daba cuenta de la situación; nos miraba pero no entendía. Le pregunté si se sentía bien y me dijo que no, que se sentía mal”. Ese día le preguntó a su papá si se quería ir con ella, y él le estiró los brazos “como cuando un nene de 9 meses se te tira encima… …Sabía que lo tenía que hacer todo muy rápido porque ya había intentado llevármelo otras veces y no lo dejaron. Pero no pude: lo vinieron a buscar porque tenía que cumplir un contrato y a mí, a mi hijo y a mi amigo nos sacó la policía. A él lo llevaron a la cancha, donde todos lo vieron mal, no se podía ni poner el barbijo”. Aquella fue la última aparición pública del astro.
Entre lágrimas, Giannina le pidió perdón a su familia porque tras la muerte de su padre, pensó en suicidarse: “A mí me costó muchísimo salir adelante. Le quiero pedir disculpas a mi hijo, a mi hermana y a mi mamá, pero por mucho tiempo le hablé a mi papá y le pedía que me quería morir, que me quería ir con él. Que no tenía más ganas de nada; tuve ayuda psicológica y psiquiátrica para volver a levantar y ver crecer a mi sobrina, Roma, y seguir criando a mi hijo, que la verdad que lo hago sola. Todo lo que hicieron, cómo lo manipularon y cómo lo dejaron solo, no me lo puedo sacar de la cabeza. Me duele escuchar cómo se referían a él y a todos nosotros. Me parece que nadie se lo merece, pero mi papá menos que nadie”.
En la declaración también apuntó contra el psicólogo Carlos Díaz: “Yo confié en que iba a ayudar a mi papá, pero evidentemente él estaba cubriendo otros huecos, quería pasarnos la pelota a nosotros”.
Sobre el episodio de la internación domiciliaria, dijo que tanto sus hermanas Dalma y Jana accedieron por recomendación de Luque, Cosachov y Díaz, pero que en verdad para ella no era la alternativa ideal: “La propuesta era una internación domiciliaria seria, pero nunca cumplieron. Yo elegí creer en Luque, Cosachov y Díaz, que lo venían siguiendo a mi papá“. Pero agregó que “con el diario del lunes” vio que “fue todo una puesta en escena, una obra de teatro que nos montaron para seguir con lo que ellos buscaban, que era seguir teniendo a mi papá en un lugar oscuro, feo y solo”.
El fiscal Patricio Ferrari reprodujo el audio de una hora de la reunión en la Clínica Olivos, donde se decidió la externación de Maradona. Luego, Gannina declaró: “Me causó mucho dolor, no pude evitar llorar. Me parece muy injusto toda esa charla, todo lo que se prometió y no se cumplió, los responsables que hablaban ahí y nos aseguraban cosas que después no pasaron. Siento que fue una manipulación horrible”. Luego le dio la razón a la psiquiatra Cosachov quien había pedido a la prepaga los aparatos y el personal necesario para la rehabilitación de Diego. Pero no le quitó responsabilidad a la doctora: “La prepaga se comprometía a dar las cosas que pedían, pero ellos (Luque, Cosachov y Díaz) eran los responsables. De hecho, Luque se compromete a no estar todos los días, pero sí a llevar un seguimiento y definir el médico clínico”.
La última vez que la hija vio a su padre vivo fue el 18 de noviembre de 2020, una semana antes de su muerte: “Mi papá estaba tirado en la cama sin poder levantarse, estaba muy hinchado, sus ojos, sus manos. Yo me quedé con él en la cama, le pedía que se levante, que venga al comedor conmigo, pero no tenía ganas de nada. Sus ojos no se veían de lo hinchados que estaban; yo me comuniqué con Luque para preguntarle por qué estaba tan hinchado. Tenía hasta una voz robótica, no era su voz. Le pregunté cómo se seguía y me decía que era normal, que al estar acostado y sin moverse era por eso su hinchazón. Pero estaba muy hinchado y yo se los avisé. Díaz y Cosachov sabían”.
Desde esa ocasión, Giannina dejó de ir a visitar a su padre por pedido de psicólogo Díaz, quien había recomendado que le den espacio. El 25 de noviembre Diego se descompensó: “A las 12:30 del mediodía me llama Cosachov, me dice que mi papá se había descompensado, que estaban intentando reanimarlo. Yo le pregunté si estaba vivo y ella me responde ‘vení para acá, tranquila’; cuando llegué ya estaban las ambulancias. Estaban intentando reanimarlo, no me dejaban entrar. Me vino a buscar mi primo, yo no entendía qué había pasado. Después de un rato salió un médico, el de la ambulancia, y me dijo que mi papá estaba muerto, que habían intentado un montón de cosas para reanimarlo, pero que ya no había nada para hacer”.