Una multitud marchó en Córdoba por los jubilados

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Desde Córdoba La plaza San Martín, en el centro de la ciudad Córdoba, vio un escenario distinto al de los 49 miércoles anteriores. La ronda número 50 vio multiplicada su convocatoria a partir de todo lo que sucedió en los últimos días en la Argentina, en especial con la represión de Bullrich en Buenos Aires. La convocatoria tuvo puntualidad nórdica y a las 10 de la mañana la plaza ya lucía muy nutrida. Columnas de distintos partidos políticos, organizaciones sociales, las centrales obreras y múltiples sindicatos, además de muchos autoconvocados, se sumaron a la movilización. También acompañaron las agrupaciones de hinchas de los clubes de Córdoba -no barras- que ya habían estado la semana anterior. “Rompimos el muro de la indiferencia”, indicó Marcelo, del Plenario de Trabajadores Jubilados.

Luego de la ronda, se inició una marcha que llevó a la multitud a un recorrido por las calles 27 de abril, avenida General Paz, luego avenida Colón y finalmente de vuelta a la plaza por calle Rivadavia. A medida que la marcha pasaba por las calles y peatonales comerciales del centro cordobés, los jubilados recolectaron muestras de apoyo con aplausos, cantos y gritos.

“Es emocionante ver cómo se ha dado vuelta. Hoy no estamos solas ni solos. Hay muchos jubilados y jubiladas, muchas agrupaciones que vieron la necesidad de estar aquí”, arengó desde el escenario Inés, del Colectivo de Docentes Jubiladas. También señaló la necesidad de una huelga general: “Sigamos participando y exijamos el paro nacional, no vaya a ser que todo se tranquilice un poquito y la CGT diga ‘no, mejor vamos después al paro’”.

“Poco a poco, como la gota que horada la piedra, nosotros perforamos el muro de la indiferencia. Hemos logrado que se multiplique esta ronda”, gritó Marcelo, del Plenario de Trabajadores Jubilados, parte del grupo que originalmente convoca a las rondas.

“Es incompatible la permanencia del gobierno de Milei con cualquier reivindicación popular. Uno de cada cuatro pesos del ajuste lo pusimos los jubilados, nos quitaron los medicamentos, después de eso vino la represión en la plaza del Congreso, y ahora se pone fin a una moratoria que va a implicar que nueve de cada diez mujeres y siete de cada diez varones no se puedan jubilar”, manifestó, en lo que consideró “un cuadro de genocidio social”.

El nombre de Pablo Grillo se hizo presente en varios discursos, como previa al Camarazo en solidaridad con él que fue convocado para esta tarde en este mismo lugar por parte del colectivo de fotógrafos y medios autogestivos y que acompaña el Plenario de Centrales Obreras que incluye al Cispren, el gremio de prensa de Córdoba.

El ajuste en primera persona

Beatriz es jubilada y llegó hasta acá desde Saldán, una de las ciudades satélites, a 25 kilómetros de Córdoba Capital. Explica su historial: “Tengo que seguir trabajando. Trabajo desde que tengo 17 años. Tengo aportes de empresas en las que trabajé, pero en 1979 me cagaron tres años, después dos años más”. Es una de las personas que, según la mirada del gobierno que está en contra de la moratoria, no deberían poder jubilarse. Cobra la mínima y relata a quien quiera escucharla que se priva mes a mes de “cuestiones básicas de la alimentación”.

Le contó a Página/12 que hace ‘la gran Lita de Lazzari’: “Me quedo mirando a ver si encuentro cosas baratas. Busco ofertas de yerba. Peleo para que no me dejen sin comer. Pero hay muchos jubilados con problemas y solos, no se puede pensar en una misma solamente”.

“Tengo un cartel que dice ‘Bullrich asesina’ porque considero que es eso desde la década de los ‘70”, asegura.

A su lado, Norma Ontiveros, jubilada de comercio, busca que su sombrero amaine el impacto del sol que pica sobre los que hoy se convocaron Lleva uno de esos típicos carritos de compras ‘de abuela’. Tiene 70 años y trabaja en una verdulería. “No me alcanza para comer, comprar mis remedios ni pagar donde vivo. Después de 40 años de trabajo y aportes, cobrar la jubilación mínima es un abuso. Mi familia tiene que ayudarme a subsistir porque no llego a fin de mes”, cuenta.

“Peleo por nuestros derechos, el mío y el de mis compañeros jubilados. También por los jóvenes: más del 70% trabaja en negro y no van a poder jubilarse si esto sigue así. Es evidente que para este gobierno los jubilados somos solo un gasto”, se indigna Norma.