Contundente y sin grises, la psiquiatra especialista en adicciones, Geraldine Peronace, advirtió sobre la adicción que genera el teléfono celular desde la primera infancia y sus consecuencias. Literalmente, habló de “cerebros que están hirviendo” y llamó a los adultos a tomar el control y administrar su uso sin temor a que los niños se aburran o hagan berrinche. También consideró que deberían ser sacados de las aulas.
En diálogo con De Boca en boca (Radio 2), la profesional señaló que en Argentina bajó la edad promedio de inicio de uso de telefonía inteligente de 11 a 9 años. La dependencia es inmediata y el vínculo con el aparato se vuelve “como el de cualquier adicto que busca dopamina y es capaz de vender a la madre por droga”. Tras destacar que está comprobado científicamente que el cerebro se desarrolla hasta los 25 años, observó la relevancia de cuidar a los más chicos de la exposición constante a las pantallas.
“Vemos depresión, ansiedad y suicidios como nunca antes en la historia de la humanidad”, apuntó y planteó que como existen leyes que regulan, por ejemplo, el consumo de alcohol estableciendo edades mínimas, también se debería legislar acerca de la manipulación tecnológica en personas menores de edad.
“No hay en el mundo donde la ciencia no haya demostrado los daños colaterales” del abuso tecnológico entre los niños, manifestó e indicó de modo práctico, como si fuese una receta, la administración del celular: “Hasta los 7 años cero y de 7 en adelante una hora por día”.

Ante la consulta de padres que temen la reacción de sus hijos, Peronace observó: “Ante la pregunta de «qué hago con mi hijo» les digo que si tienen un bar en su casa, el celular es lo mismo que le des un shot de tequila. Me dicen que no es lo mismo, pero para el cerebro sí, es lo mismo tocar los botones de una computadora”.
Luego, advirtió sobre el consumo de televisión en niños: “Hay estudios que señalan un menor impacto, pero fijate lo que hacen cuando tienen el control. Están acostumbrados a la velocidad, saltan y saltan de un canal a otro, no pueden poner atención y eso demuestra un cerebro sobreestimulado, irritado, que está hirviendo. Entonces, si tenemos un niño de 4 con ansiedad, a los 15 ¿qué me traés al consultorio?”, cuestionó.
Para la médica, hay que establecer un corte, tomar cartas en el asunto, ordenar y también “confiar en la biología”. “Es un rato. ¿Te hacen dos días de berrinche? Bueno, eso te da pauta de la conducta adictiva, pero al tercer día va a encontrar el recurso para entretenerse. Del aburrimiento surge la creatividad y a estos chicos les falta la palabra, tienen una atrofia de la sustancia gris”.
En ese sentido, opinó que es necesario quitar los celulares del aula. “Se están prohibiendo en todos los colegios, en Brasil se los prohibió en colegios primarios y secundarios. Ya van a tener tiempo para aggionarse”, dijo y concluyó: “Hay que pautar los tiempos, no sobredosis que maten. Hay que saber hacer la pausa. Nos tenemos que cuidar, cómo lo hacemos es la pregunta. Yo, por ejemplo, me pongo en modo avión, no tengo que estar las 24 horas on line para ver si le pasa algo a mis familiares, no se puede vivir así”.