Las cifras del techo de cristal en la tecnología: 4 de cada 5 personas que trabajan en IA son hombres

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A pesar de los avances en materia de equidad de género, la participación femenina en las carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) sigue siendo significativamente menor en comparación con la de los hombres.

Un reciente informe de Chicas en Tecnología (CET), en colaboración con NCR Foundation, titulado La brecha que persiste, revela que, en América Latina, la presencia de mujeres en estos ámbitos oscila entre el 28,9 % y el 42,6 %. Sin embargo, en áreas específicas como las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), este porcentaje se reduce aún más, sin superar el 23 % en ningún país de la región. Uruguay es el país con mayor participación femenina en carreras STEM (42 %), seguido por Argentina y Colombia.

En los países desarrollados, como Estados Unidos y algunas naciones europeas, la participación femenina es generalmente más alta: en la Unión Europea, las mujeres constituyen apenas el 17 por ciento del estudiantado en carreras de Tecnología de la Información y la Comunicación, y en Estados Unidos, alrededor del 24 por ciento.

El escenario a nivel local refleja esta tendencia: solo el 34 % del estudiantado en disciplinas STEM son mujeres, y la cifra desciende al 17 % cuando se trata de carreras vinculadas a la programación. Sin embargo, distintas organizaciones trabajan activamente para revertir esta situación, impulsando iniciativas que fomenten la participación de las mujeres en tecnología y generen un ecosistema más equitativo e inclusivo.

Romper el techo de cristal

Milagros Giménez, líder de Investigación de Chicas en Tecnología, explica que “este no es un problema de un solo país, sino un desafío estructural que enfrentamos a nivel regional”, y que debe resolverse mediante la implementación de iniciativas, tanto en el ámbito educativo como laboral, que permitan romper ese techo de cristal, esa barrera invisible pero efectiva que hace que aún hoy, en pleno siglo XXI, las mujeres no tengan las mismas oportunidades de insertarse y desarrollarse profesional y laboralmente, en igualdad de condiciones, en Ciencia y Tecnología.

Ahora bien, ¿por qué es importante incluirlas? Según sostiene Giménez, esta participación “es crucial para crecer en términos de innovación y creatividad, igualdad de oportunidades, desarrollo sostenible, impacto social y competitividad económica. La creación de equipos diversos tiende a generar soluciones más completas y efectivas. Las mujeres pueden identificar y abordar problemas y necesidades que otros podrían no percibir, creando productos y servicios que beneficien a una audiencia más amplia”.

Chicas en Tecnología trabaja, desde 2015, desarrollando iniciativas “destinadas a reducir la brecha en el ámbito tecnológico, especialmente en entornos vulnerables (Foto gentileza Chicas en Tecnología)
Chicas en Tecnología trabaja, desde 2015, desarrollando iniciativas “destinadas a reducir la brecha en el ámbito tecnológico, especialmente en entornos vulnerables (Foto gentileza Chicas en Tecnología)

En línea con esta idea, se inscribe lo expresado por Antonio Guterres, secretario General de Naciones Unidas al celebrarse, en 2023, el Día Internacional de la Mujer y la niña en la Ciencia. “La ciencia será mejor cuantas más mujeres y niñas participen en ella. Los prejuicios sexistas en la ciencia” empeoran sus resultados. Y a modo de ejemplo, señaló las “pruebas de medicamentos que tratan el cuerpo de la mujer como una aberración” y “los algoritmos de búsqueda que perpetúan los prejuicios y la discriminación”.

“Menos de un tercio de la mano de obra en los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas son mujeres, y solo una de cada cinco personas que trabajan en temas relacionados con la inteligencia artificial es mujer”, agregó.

Por su parte, Audrey Azoulay, Directora General de UNESCO, afirmó que “la ciencia debe ser equitativa, diversa e inclusiva”. Y agregó que “estas desigualdades de género son importantes porque están profundamente arraigadas en nuestras sociedades. Obedecen a la persistencia de estereotipos y prejuicios de género, que a veces persuaden a las niñas de que los estudios científicos no son para ellas”.

Mujeres, tecnología y trabajo

Este escenario parece replicarse en el mercado de trabajo en Argentina, donde “las contrataciones las lideran los hombres, en una relación de 65 a 35 por ciento, respectivamente. No se trata de una falta de interés o capacidad por parte de las mujeres, sino de la necesidad de que las empresas replanteen sus estructuras para atraer y retener talento femenino en estos equipos”, explica Luna Casari, selectora de IT.

Nuestra experiencia indica que “las mujeres que ingresan a la industria tecnológica suelen destacarse en áreas clave como la gestión de proyectos, educación, la experiencia de usuario (UX) y la interfaz de usuario (UI), entre otras posiciones que tienen como particularidad un entrecruzamiento con la empatía y la experiencia del usuario. En cambio, los espacios más técnicos, como el desarrollo de software o la operación de máquinas, siguen siendo mayormente ocupados por hombres”.

En el mercado de trabajo en Argentina las contrataciones las lideran los hombres, en una relación de 65 a 35 por ciento, respectivamente. (Foto: Freepik)
En el mercado de trabajo en Argentina las contrataciones las lideran los hombres, en una relación de 65 a 35 por ciento, respectivamente. (Foto: Freepik)

A la hora de elaborar estrategias que permitan aumentar la participación femenina en estos roles, sostiene que una de las claves podría ser la de “repensar desde los procesos de selección hasta la cultura organizacional, asegurando que haya espacios donde las mujeres puedan crecer, liderar y aportar su visión única a la innovación tecnológica”.

El camino hacia la inclusión

Chicas en Tecnología trabaja, desde 2015, desarrollando iniciativas “destinadas a reducir la brecha en el ámbito tecnológico, especialmente en entornos vulnerables, a través de varias acciones que buscan, aumentar la participación de las mujeres en tecnología y crear un entorno más inclusivo y equitativo en el sector”.

En tal sentido, entre otras iniciativas, implementan programas educativos para niñas y jóvenes; fomentan la creación de proyectos tecnológicos que aborden problemas sociales, incentivando a las participantes a aplicar sus conocimientos en situaciones reales; impulsan programas de mentoría y redes de apoyo para conectar a las jóvenes con mujeres profesionales en tecnología, y realizan relevamientos del sector y campañas de concientización.

Los casos de éxito

Los datos emanados de la misma organización indican que, después de pasar por alguna de estas iniciativas, el 88,4% de las jóvenes se interesa en estudiar, trabajar o investigar en áreas tecnológicas.

Tal es el caso de Juliana Finos, que con 21 años forma parte del programa Embajadoras TEC, estudia Ingeniería Industrial en la UBA y trabaja como especialista en Soporte de operaciones de IT.

“Después de terminar mi bachiller en ciencias sociales, comencé el curso de programación Front en Chicas y esa experiencia me marcó para siempre. Me sentí acompañada, con profesoras pacientes y compañeras que hoy se convirtieron en mis amigas”, explica.

Juliana Finos tiene 21 años, estudia Ingeniería Industrial en la UBA y trabaja como especialista en Soporte de operaciones en una empresa. (Foto gentileza Juliana Finos)
Juliana Finos tiene 21 años, estudia Ingeniería Industrial en la UBA y trabaja como especialista en Soporte de operaciones en una empresa. (Foto gentileza Juliana Finos)

“El curso de Front-end me mostró que me gustaba diseñar, y el de UX, que disfrutaba liderando proyectos. Gracias a mi desempeño obtuve una beca y a partir de ahí construí una red de contactos que hasta hoy me sostiene y me impulsa a crecer”, agrega.

En suma, dejar de lado los prejuicios, repensar las estructuras de las empresas, diseñar campañas de concientización, impulsar proyectos de mentoría, redes de apoyo, políticas y programas destinados a fomentar la inclusión de las mujeres en el ámbito científico y tecnológico parecen ser algunas de las claves para garantizar el acceso equitativo a los ámbitos científicos y tecnológicos; y garantizar, en consecuencia, soluciones, avances y desarrollos capaces de satisfacer las necesidades de todos y todas.