Luis Salinas: la pérdida familiar, hacer música con sus hijos y las enseñanzas que le dejaron B.B. King, George Benson y Prince

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“Hay que seguir” es una frase que abunda (como pocas cosas) en estos tiempos. Indica que es lo que hay que hacer pese a determinada circunstancia, como si no hubiese alternativa. Bajar la cabeza o levantarla, según la situación, y seguir adelante. Llama la atención cuando se convierte en el título de una canción; así le sonó al guitarrista Luis Salinas, cuando la escribió. El 14 de marzo próximo, en el Teatro Presidente Alvear, Luis hará una visita transversal a su última publicación, que está compuesta de cinco álbumes: uno de música argentina, dos de latin jazz y fusión, otro de guitarra sola (donde aborda distintos géneros) y el último, el más novedoso, con su grupo y la participación de sus hijos Juan Rita. Todo eso quedó compilado bajo el nombre de aquella canción.

Luis Salinas: "Con los años uno aprende que la música es una energía espiritual. No son solo notas que aprendés y listo. Y el público sabe cuándo sos sincero".
Luis Salinas: “Con los años uno aprende que la música es una energía espiritual. No son solo notas que aprendés y listo. Y el público sabe cuándo sos sincero”.Hernan Zenteno – La Nacion

En esa retrospectiva seguramente suene aquella canción que tituló “Hay que seguir”, porque parece representar su presente, a los 66; después de ese inventario musical resumido en cinco tomos, y después de sucesos personales de los últimos años que lo atravesaron con fuerza.

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Luis Salinas es el de aquellas tocadas en Oliverio, hace más de tres décadas, y el que fue invitado por artistas de fama internacional, como B. B. KingHermeto Pascoal o George BensonEs el que hoy, discretamente, sigue buscando la complicidad de su hijo Juan, también guitarrista, para seguir haciendo música. Y el que a veces marcha al ritmo de los tiempos de su hija Rita, a quien escucha con emoción cuando su voz –hoy es una chica de 14 años- queda impresa como testimonio de su nuevo disco.

-¿El título surge de una hecho doloroso para la familia?

Dios ha sido generoso conmigo. No por la guita sino por esas cosas que he vivido como músico, como persona. Una de esas cosas fue conocer a Silvia, la mamá de mi hijo Juan. Fue la primera vez que fui a tocar a Rosario. Esa noche la conocí. Toqué en un lugar al aire libre y después fuimos a otro llamado La Puerta, donde terminamos haciendo una gran zapada. Fue como si estuviera escrito. Quise volver y pude hacer una Sala Lavardén. Ella conocía a gente de esa sala donde, casualmente, vuelvo a tocar el 10 de mayo próximo. Rosario fue el primer lugar que aceptó mi libertad artística. En Buenos Aires me costó más.

Luis Salinas: "Cuando tocaba los domingos en Oliverio, me decían: 'Vos tendrías que hacer tal cosa'. Y yo respondía: 'Por qué no dejan que la gente decida'".
Luis Salinas: “Cuando tocaba los domingos en Oliverio, me decían: ‘Vos tendrías que hacer tal cosa’. Y yo respondía: ‘Por qué no dejan que la gente decida'”.Hernan Zenteno – La Nacion

-Silvia fue tu compañera y tu manager

-Sí, en un momento también fue mi manager. Hay algo clave. Un día fuimos a ver a Paco de Lucía a Rosario y me mostró un test de embarazo. Era la llegada de Juan. ¿Si no era con ella, con quién iba a ser? Cuando el destino se la llevó, eso fue hace tres años, no sabía qué hacer, que decir, que pensar. Fue un gran amor. Fue una madraza. Su partida fue algo tan fuerte que me quedó en el alma. Y un par de semanas después salió esta canción: “Hay que seguir”. La versión que grabamos es larga porque cuando la tocamos sentimos que ella estaba ahí, por eso no la queríamos largar. Y como era el tema más fuerte pensé que el disco [la colección de cinco volúmenes] se tenía que llamar así. Cuando toco esa canción, siento que la llamo y viene. No la tocamos siempre; fue duro para Juan. En España la tocamos y Juan estaba extrañando mucho a la madre. Y costó. Con los años uno aprende que la música es una energía espiritual. No son solo notas que aprendés y listo. Y el público sabe cuándo sos sincero.

-¿Cuándo te das cuenta de eso?

-Una vez [el productor musical] Tommy LiPuma me contó que [George] Benson le dijo: “Cuántas cosas tiene Luis para decir; ya se irá dando cuenta con el tiempo y las dirá de otra manera”. En ese momento, para acallar las críticas quizás yo solo tenía que tocar un par de notas y nada más. Pero íntimamente me daba cuenta de que eso era mentira, porque solo sería para conformar a no sé quién. A mí, cuando tocaba los domingos en Oliverio, me decían: “Vos tendrías que hacer tal cosa o tal otra”. Y yo respondía: “¿Por qué no dejan que el público decida? Si deja de venir, será que estoy equivocado”. La gente respondió. Recuerdo un día que toqué con Frank Gambale. Hicimos un homenaje a Benson, con Guillermo Vadalá, el Negro Lozano y Jota Morelli. Terminamos de tocar y nos fuimos a tomar algo. Yo no me sentía bien y no sabía por qué, hasta que me di cuenta de que estaba yendo para el mismo lado. Que todo era al mango. Había un público para eso. Pero ese día fue clave. Al otro día empecé a tocar lo que me salía. Y me salió una zamba, un tango, un bolero.

-¿Y ese eras vos?

-Claro. Por eso comencé a cambiar el repertorio. Me pasó que se fue la gente cuando comencé a tocar ese repertorio. Pero después gané otro público. Si no disfrutás, no sirve. Una vez se lo dije a Juan: escuchá tus notas, escuchá a tus compañeros y disfrutá. Así la música sale favorecida. La mejor maestra es la propia canción, porque es la que te dice qué tenés que tocar. Si entrás en ese mundo ya está. No se trata de ver quién toca más. Está bien si te pasa de chico, pero ya de grande, no.

-¿En qué momento te diste cuenta de esto?

-Cuando sentí que me hacía bien cuando tocaba la guitarra. Mi viejo tocaba de todo. Yo fui una continuidad de él. Ningún músico es más importante que la música.

-Algunos creen que sí.

-Sí. Pero la vida pasa muy rápido, la tenés que disfrutar. Yo traté de competir conmigo. Y viví situaciones de competencia. Recuerdo una vez, en España. Estaba [el brasileño] Rubén Dantas, percusionista de Paco de Lucía. Mientras se armó una zapada, subió a tocar un vasco que intentó pasarme por arriba. Repetía todo lo que yo hacía, como un loro. Y me puse a competir con él. Y el brasileño, que estaba sentado en la barra y se dio cuenta de eso, desde el fondo nos dijo: “¡A ver si tienen más respeto por la música!”. Tenía razón. De esas cosas se aprende. Todo eso cambió para bien. Mi viejo me decía: “Nunca abras la heladera en la casa de otra persona”. Y cuando toqué con B.B. King, mi papá también me dijo que nunca dé un paso adelante cuando me invitan a tocar. Toqué con él, hice apenas una vuelta de solo y me quedé ahí.

-Tu papá fue uno de tus maestros, por lo que contás.

-Mi viejo, cuando tenía 11 años, en una radio de Sáenz Peña, tocaba el hi-hat con un pie y el bombo con el otro. Al mismo tiempo tocaba la guitarra y la armónica. Hugo Díaz hizo unos concursos, para ir a tocar con él. Mi viejo ganó pero mi abuela no lo dejó ir. Se puso tan mal, que Hugo Díaz le regaló una armónica. Le pedí que tocara un chamamé en uno de mis discos. Primero me dijo que no, porque yo tocaba con Franco Luciani y Antonio Serrano. Pero vino al estudio y el [ingeniero de sonido], el “Portugués” Da Silva, lo grabó sin decirle que lo estaba grabando. Él tenía una frase: “No sé si soy bueno, pero que soy músico, soy músico”. Y yo lo abrazaba cada vez que decía eso.

-¿Por qué ahora estás en un plan tan retrospectivo?

-Hice lo que necesitaba hacer. Gané ocho Premios Gardel y fui nominado dos veces al Grammy, pero nunca pensé en eso. Pasaron nueve años hasta poder volver a grabar. Me dejé llevar, grabé todo y después comencé a ordenar.

Luis Salinas: "Mi hija tiene la frase más linda que escuche de la guitarra. ¿Papá, tocar la guitarra es como cantar con las manos, no?"
Luis Salinas: “Mi hija tiene la frase más linda que escuche de la guitarra. ¿Papá, tocar la guitarra es como cantar con las manos, no?”Hernan Zenteno – La Nacion

-¿Y la familia es el bonus?

-Mi hija tiene la frase más linda que escuché acerca de la guitarra. Es de cuando tenía seis años: ¿Papá, tocar la guitarra es como cantar con las manos, no? Si tuviera una escuela de guitarra, lo primero que pondría, allá arriba, es la frase de Rita. Otra vez me dijo que la percusión no era para ella, porque pensaba cuando tocaba. Tiene 14. Es una mujer de hoy. Cuando estaba preparando esta grabación me preguntó si ella también podía grabar. Fue y cantó cuatro temas, de “Alfonsina y el mar” a un tema que cantaron Lady Gaga y Bennett. Que estén mis dos hijos acá hizo que se transformara en el disco más importante de mi vida.

-¿Cómo vive Juan el hecho de ser “el hijo de…”?

-Uno quiere darle a los hijos todo lo que puede. Como comprarle una guitarra cuando no tenía plata. Un día lo miré fijo y le pregunté: “¿Realmente la necesitás?”. Al otro día, le compré la Fender. Desde ahí, acá todo fue en función de él. Pero es cierto que uno tiene que ser uno. Le dije algunas cosas. Que la música tiene que ser una necesidad. Una cosa es querer tocar y otra es necesitar hacerlo, más allá de que haya más o menos laburo. Otra es sacar lo que uno tiene adentro, porque eso te va a hacer distinto. Una vez estuve en un bar en los Estados Unidos, donde estaban tocando los músicos de Prince. En un momento apareció Prince, prendió un cigarrillo y se puso a tocar a lo West Mongomery. Después hizo otras cosas y yo lo veía cada vez más grande. Al final pude hablar un poco con él. Me dijo que él escuchaba a todos, pero después trataba de ser él, porque era lo más fácil. Esas cosas son las que le digo a Juan. El tiene que ser Juan abajo y arriba del escenario. Mirá, a mí me criticaban, decían que no paraba de tocar. Cuando grabé Salinas, me salió un disco ordenado. ¿Qué fue lo que dijo la crítica? “Este no es el Salinas que habíamos escuchado”.

-¿Rita va a seguir por el camino de la música?

-No lo sé. Y tiene su carácter. Yo solo quiero que sea feliz. Es muy comprometida socialmente. Este disco es un gran regalo y estoy ansioso por tocar en el teatro.

-¿Y cómo sigue esto?

-Después del 14, en el Teatro Alvear, vamos a San Juan, San Luis y Mendoza. Después Rosario y Córdoba y hay ofrecimiento para Perú, Chile y Brasil. Hay una cosa dando vuelta, con [el tecladista] Ricky Peterson. Vamos a ver si se da eso. Estoy pasando un momento hermoso. Hace un tiempo pensaba: “¿Cuánto hace que no grabo?”. Y empecé a buscar grabaciones, para ver si al menos podía subir algo a Spotify pero Dios estaba mirando, y después apareció esta posibilidad de grabar.

Para agendar

Luis Salinas, en vivo. Sala: Teatro Alvear (Av. Corrientes 1659). Funciones: 14 y 15 de marzo, a las 21.