Las vacaciones de Macri, Awada y Antonia en Bahía Bustamante, la exclusiva estancia de Chubut

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Una ollita de piedras refleja el agua del Mar Argentino en tonos azul intenso, verde esmeralda y turquesa. Arena clara. El sol en el horizonte rojo, naranja y fucsia. Pingüinos de Magallanes. Lobos marinos. Ovejas, guanacos, zorros y maras. La inconfundible estepa del sur. El lugar: Bahía Bustamante, un sitio recóndito en la provincia de Chubut que visitaron el expresidente Mauricio Macri junto a la exprimera dama Juliana Awada y su hija Antonia en los últimos días, viaje que dejaron estampado en postales en sus redes sociales.

“Qué lindo es nuestro país. Con cuidarlo, poner reglas claras para que haya inversiones y se genere empleo, el turismo va a ser un motor único”, dijo Macri desde allá, en un posteo que incluyó también un mensaje político en el marco de sus fricciones con Javier Milei y sobre todo con el entorno presidencial.

“El Mar Argentino también tiene estas sorpresas. Las mareas patagónicas te hacen descubrir estos piletones naturales en las rocas”, dijo Awada, que posó con una bikini en pleno chapuzón en esta especie de cenote mexicano pero con conexión directa al Océano Atlántico y con el cielo como techo. La esposa del expresidente también se mostró con una canasta en la arena y balancéandose en una hamaca atada a las piedras en la playa.

En este lugar natural hay un lodge donde se hospedaron los tres. “Fue un placer tener a la familia Macri alojada. Interesados por nuestra historia y la naturaleza. Qué placer es tener huéspedes agradables, sencillos, sensibles, respetuosos y amantes del país”, escribieron los dueños del alojamiento, que también subieron una foto del staff junto a Macri, Awada y Antonia.

Awada, Macri y Antonia con quienes trabajan en Bahía Bustamante

Cómo es Bahía Bustamante

Parte de la Patagonia Azul, Bahía Bustamante está a más de 190 kilómetros al norte de Comodoro Rivadavia y se llega por una combinación entre la ruta nacional 3, la provincial 28 y un tramo de la provincial 1, con acceso restringido a quienes tengan acceso. En 2011, el reconocido diario estadounidense The New York Times la definió como “la respuesta secreta y privada de la Argentina a las Islas Galápagos”, por lo que se presentan como “la nueva Galápagos argentina, en comparación con el exclusivo archipiélago volcánico ecuatoriano ubicado sobre el Pacífico.

300 kilómetros al sur de la Península Valdés, forma parte del Parque Nacional Patagonia Austral y de la Reserva de la Biosfera de la Unesco Patagonia Azul, además de ser un territorio AICA (Área de Conservación de las Aves). El pueblo más cercano, Camarones, queda a 90 kilómetros.

Juliana Awada con Astrid Perkins, quien con su pareja, Matías Soriano, son dueños de Bahía Bustamante

Esta tierra fue navegada, recorrida y cartografiada por la Expedición Malaspina, en 1789. Luego pasaron por allí recolectores de guano y cazadores de ballenas, lobos marinos y pingüinos, para extraerles la grasa. Según información oficial, esta geografía fue sobrevolada por el piloto y escritor de El Principito, Antoine de Saint-Exupéry, y habitada por europeos que escaparon de las guerras mundiales.

La construcción actual nació en los años 50 como un campamento de recolección de algas marinas y desde entonces la misma familia la regentea. Desde hace 25 años se montó el lodge de naturaleza y también un proyecto de conservación. Matías Soriano y Astrid Perkins son los dueños de la estancia marina -dedicada a la cría de ovina regenerativa- y del lodge, que tiene electricidad a través de un parque solar. En 2021, Soriano le contó a LA NACION que en 1952 su abuelo, Lorenzo, inmigrante español, llegó a la bahía en un jeep con la intención de buscar el gel que tienen las algas para hacer un fijador de cabello y desde entonces su descendencia permanece con nexos allí.

En la estancia hay un modesto cementerio donde, a metros del mar, descansan los restos del hombre, que en ese entonces le dio trabajo a más de 500 familias cuando montó el negocio de recolección de algas, que descubrió 12 tipos utilizables.

Las construcciones del lodge de Bahía Bustamante

La única forma de acceder a Bahía Bustamante es con reserva previa y está abierta desde el 1 de octubre hasta Semana Santa. Los dueños dicen que tres noches es el tiempo ideal para quedarse a dormir allí. En marzo, la posibilidad más barata para esa cantidad de jornadas, para dos personas, sale aproximadamente US$2300 dólares, sin actividades incluidas. La opción de alojamiento fuera de temporada se encuentra disponible, pero en modo alquiler de largo plazo y sujeto solo a dos categorías de estadía.

Las casas que en su momento pertenecían a los algueros y empleados de la empresa ahora son usadas como alojamiento para 25 huéspedes, que suelen llegar desde todas partes del mundo a través de los aeropuertos no solo de Comodoro Rivadavia, sino también de Trelew (a 280 kilómetros) y de Puerto Madryn (a 320 kilómetros).

Además, funciona en la estancia una reserva privada de fauna marina y de estepa desde la que se pueden ver hasta orcas. Pero no solo eso. También cuenta con el primer viñedo de mar de la Argentina. Entonces, a fin de marzo está para disfrutar de la vendimia y siempre de unos buenos vinos. En esta parte del país hay sitios de gran valor de conservación arqueológica, geológica y cultural. En el combo se ofrece también gastronomía típica con productos del mar local y de la estepa, como carne ovina, miel pura, manzanas, membrillos, guindas, peras, nueces, almendras, olivares y cosecha de una huerta biodinámica.

Viñedos de mar en Bahía Bustamante

“Somos una estancia histórica en la Patagonia sobre el mar, rodeada por 360° de pura naturaleza -se autodefinen-. Es un auténtico santuario de vida marina”.