“Buenas tardes, no habiendo quórum, damos por levantada la sesión siguiendo el artículo 15 del reglamento de la Honorable Cámara de Senadores”. Con esas breves palabras, la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, dio por fracasada la sesión preparatoria en la Cámara Alta. Eran las 16.34 y ya habían pasado los 30 minutos de tolerancia que el reglamento establece desde el momento en que la sesión está convocada. En hemiciclo del Senado había sólo 36 senadores sentados en sus bancas. Habían pegado el faltazo los dos senadores por Santa Cruz, José María Carambia y Natalia Gadano, además de los 34 integrantes de Unión por la Patria.
El fracaso de la sesión preparatoria, establecida por reglamento del Senado para realizarse el 24 de febrero de cada año, es un anticipo de las dificultades que el oficialismo enfrenta para este año legislativo. La expulsión del entrerriano Edgardo Kueider, encontrado con más de 200 mil dólares sin declarar en Paraguay luego de la votación de la Ley Bases, terminó de complicar la fragil situación de los libertarios y sus aliados.
La reunión preparatoria suele ser un sesión formal, en la que, salvo excepciones, no se producen grandes contratiempos. Se definen cargos como la presidencia provisional de la Cámara, segundo en la línea de sucesión presidencial y quien reemplaza a la vicepresidenta al frente de la sesión cuando ésta se encuentra a cargo del Poder Ejecutivo, las vicepresidencias, secretarías y prosecretarías.
“Para que conste, obviamente que va a estar (en el acta y la versión taquigráfica de la sesión) pero no quiero que hoy quede así, que la ausencia de los dos senadores de Santa Cruz ha impedido obtener el quórum para esta sesión”, señaló Juan Carlos Romero, integrante del bloque aliado Provincias Unidas y una de las espadas legislativas del oficialismo. Fue el único en tomar la palabra, ya caída la sesión.
Además de dejar en evidencia a los santacruceños, Romero propuso informalmente que “ya en el período ordinario veamos cómo resolvemos el cargo vacante porque por reglamento las autoridades quedan prorrogadas”. Se refería al titular de la Secretaría Administrativa, el único puesto que quedó vacante ya que María Laura Izzo había presentado su renuncia por diferencias con la vicepresidenta. Villarruel quería reemplazarla por una persona de su confianza, Emilio Viramonte Olmos, un dirigente cordobés alineado con la defensora de los represores. No pudo ser, al menos por ahora.
Una trama de conflictos cruzados
El trasfondo de este fracaso está atravesado por la crisis interna dentro de la Cámara y la relación conflictiva que mantienen la vice con la Casa Rosada. Si bien no lo dijeron abiertamente, Izzo, al igual que la exdirectora del Observatorio de Derechos Humanos, Claudia Rucci, se alejaron por diferencias con la línea política que viene marcando Villarruel respecto del Poder Ejecutivo. Entre los motivos de conflicto, en los pasillos del Senado se señala la creciente influencia del director de Atención Ciudadana del Senado, Juan Martín Donato, referente del grupo “Los Villarruelines” y hombre de consulta permanente de la vicepresidenta. Donato utilizó sus redes sociales para criticar a Milei en una de las tantas oportunidaes en las que el libertario destrató a su jefa.
Ya desde la semana pasada la asistencia de los santacruceños estaba en duda. No es la primera vez que condicionan su apoyo al Gobierno en función de intereses de su provincia o del gobernador Claudio Vidal, con quien tienen una relación compleja. Fuentes del bloque libertario en el Senado deslizaron que si bien Vidal dio su apoyo a la privatización por decreto de necesidad y urgencia de Yacimiento Carboníferos de Río Turbio, la decisión presidencial podría haber influido en la ausencia de los legisladores. También se especuló con la voluntad de los santacruceños de quedarse con la secretaría administrativa para ellos, una exigencia desproporcionada por tratarse de un bloque de apenas dos integrantes. Pero el poder no se mide sólo por la cantidad de integrantes, sino por las consecuencias de sus decisiones. En un escenario tan parejo, dos votos determinan el triunfo o el fracaso de casi cualquier votación.
Lo que el fracaso de la sesión dejó evidencia es que, a diferencia del rechazo a la creación de una comisión investigadora la semana pasada, esta vez la Casa Rosada no se movió para juntar a los senadores necesarios para sesionar. ¿Fue un mensaje del triángulo de hierro para Villarruel en rechazo al intento de designar a Viramonte?
Por lo pronto, tal como sostuvo Romero y como establece el reglamento, las demás autoridades de la cámara continúan vigentes: Bartolomé Abdala (LLA) sigue como presidente provicional, Silvia Sapag (UxP) como vicepresidenta, Carolina Losada (UCR) como vicepresidenta primera y Alejandra Vigo (Provincias Unidas) como vice segunda.
Los otros lugares, de perfil técnico-político, seguirán a cargo de Agustín Giustinian (cercano a Villarruel) como secretario parlamentario, Lucas Clark como prosecretario administrativo, la exdiputada radical Dolores Martínez, como prosecretaria parlamentaria y Manuel Ignacio Chavarría como prosecretario de Coordinación Operativa.