Mientras estés conmigo: la escena que perturbó a Sean Penn y el vínculo de Susan Sarandon que trascendió la pantalla

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Hay estrellas de Hollywood respetadas por sus grandes interpretaciones, hay estrellas de Hollywood reconocidas por su compromiso con las causas que creen justas y hay estrellas de Hollywood que trascienden por una cosa y también por la otra. Hace 35 años, tres de las más aguerridas figuras de la industria, Susan Sarandon, Sean Penn y Tim Robbins, coincidieron en la pantalla grande en Mientras estés conmigo, un drama basado en una historia real que se convirtió en un alegato fílmico contra la pena de muerte.

La película, que cautivó a la crítica y al público en 1995 y este año cumple 30 años, está basada en el libro Dead Man Walking -título del film en su idioma original- de la hermana Helen Prejean. A lo largo de esas páginas, la mujer cuenta cómo la pena de muerte se cruzó en su vida: conoce a un preso condenado a la pena capital por el asesinato de dos adolescentes y, mientras busca detener su ejecución, le brinda orientación y apoyo espiritual. También intenta relatar el dolor de las familias de las víctimas y los últimos días del reo.

Conmovido por la historia, el actor y director Tim Robbins decidió adaptar el texto y llevarlo a la pantalla grande. Con un presupuesto de 11 millones de dólares, convirtió el libro en un relato que se centra en la redención y el perdón sin perder de vista los motivos de la condena. La elección de los personajes principales fue todo un acierto: Susan Sarandon, su mujer por aquel entonces, le dio vida a la hermana Prejean, mientras que Sean Penn interpretó a Matthew Poncelet, el asesino condenado a muerte por inyección letal.

Susan Sarandon en los premios Oscar de 1995 junto al resto de los ganadores: Nicolas Cage, Mira Sorvino y Kevin Spacey

Además de convertir a Penn, quien en ese momento tenía 34 años, en uno de los jóvenes intérpretes más respetados de la industria y llevar a Sarandon a coronarse con un Oscar como mejor actriz, Mientras estés conmigo fue celebrada por los especialistas y volvió a poner sobre la mesa el debate por la pena capital.

La muerte de Sonnier, el disparador de la militancia de la hermana Prejean

Mientras estés conmigo se basa en la historia de Elmo Patrick “Pat” Sonnier. El 4 de noviembre de 1977, Sonnier y su hermano menor interceptaron a la 1 de la mañana a David LeBlanc, de 17 años, y a su novia Loretta Ann Bourque, de 18, en una zona aislada de Iberia Parish, Louisiana. En aquel momento Sonnier tenía 27 años. Luego de identificarse como policías, los llevaron hasta el costado de un yacimiento, donde a LeBlanc lo ataron a un árbol y a Bourque la sacaron del auto. Elmo luego la violó, Antes de irse y con el temor de una posible denuncia, acribillaron a la pareja. Casi un mes después del crimen, los hermanos fueron arrestados y Elmo confesó el secuestro, la violación y el asesinato.

La hermana Helen Prejean se convirtió, a partir de ese caso, en una ferrea defensora de la vida de los condenados a muerte

Si bien durante el juicio los hermanos Sonnier cruzaron acusaciones, en abril de 1978 Elmo fue declarado culpable de asesinato en primer grado y condenado a muerte. Su hermano, en cambio, fue condenado a cadena perpetua sin poder acceder a la libertad condicional. Durante el tiempo que permaneció en prisión en lo que se llama “el corredor de la muerte”, la hermana Prejean comenzó a escribirle con frecuencia primero y luego empezó a visitarlo. Durante sus encuentros, ella le daba consejos espirituales y él terminó confesando sus crímenes.

Susan Sarandon encarnó a la hermana Helen Prejean

El 5 de abril de 1985, Sonnier fue ejecutado. Antes de su suspiro final, las autoridades penitenciarias permitieron a Prejean pasar con él sus últimas horas de vida y presenciar su muerte en una silla eléctrica. También estuvieron allí Godfrey Bourque y Lloyd LeBlanc, los padres de Loretta Bourque y David LeBlanc.

“Mi auténtica lucha contra la pena de muerte comenzó el día que presencié la muerte premeditada de Elmo Patrick Sonnier. El día que vi cómo lo desnudaban, le afeitaban la cabeza, le ponían unos pañales… Ese día vi la guionización fría y calculada de la ejecución de un hombre al que le arrebataban su dignidad y su vida. Tras su ejecución supe que no podía quedarme callada”, confesó años después la monja en una nota que le ofreció a Amnistía Internacional.

“Gracias a dios, ella es Louise”

El primer encuentro entre Helen Prejean y Susan Sarandon tuvo un momento memorable. A la monja ya le habían adelantado que en la película quien la iba a interpretar era “una famosa actriz de Thelma y Louise”. Cuando por fin tuvo enfrente a Sarandon, la religiosa no ocultó su alivio, y su alegría: “Gracias a Dios, ella es Louise”, soltó.

El año pasado, en una entrevista con la revista People de la que también participó Prejean -la relación entre ellas se mantuvo a lo largo de los años, incluso en 2015 se reunieron para defender al preso condenado a muerte Richard Glossip-, Sarandon reveló qué fue lo que más le llamó la atención de la historia. “Creo que lo que me intrigó del libro fue que esta heroína tiene las opciones que tiene porque sigue cometiendo errores”, explicó.

Sean Penn y Susan Sarandon en el festival de Palm Springs de 1996

“La gente piensa que quienes desafían el status quo o toman una postura se presentan plenamente formados y poderosos, sin dudas, y absolutamente valientes. Eso no es lo que sucede. Las personas que intentan cambiar lo hacen porque creen que es posible un mundo mejor. Pero no lo hacen sin miedo, sino tropezando”, confió. Luego habló del proceso creativo. “Prejean no dijo, ‘Bueno, cambiemos esto’. No. Se fue involucrando poco a poco y eso fue muy importante en todas las versiones del guion que escribió Tim”.

Sarandon también se mostró conmovida por los comentarios que le hacen aún del film. “Siempre me sorprende la cantidad de gente que ve la película más de una vez. Tim hizo un trabajo brillante”. Luego se permitió hacer una observación sobre su compañero de elenco: “No puedo pensar en nada que cambiaría, excepto que también le daría el Premio de la Academia a Sean”, expresó en relación a Penn, quien fue nominado pero perdió el galardón ante Nicolas Cage por su papel en Adiós a Las Vegas.

Por su parte, Prejean repasó con gracia la experiencia de haber trabajado con Robbins. “Mientras trabajaba en ese guion no dejaba de decir ‘la monja está sobrepasada por la situación’. Y yo estaba sobrepasada. No sabía nada sobre el sistema de justicia penal ni nada”, reveló. En cuanto a la actuación de Sarandon, reveló que le generó impresión. “Cuando ves a Susan interpretándome entrando a esa prisión por primera vez con esos ojos grandes y abiertos, da miedo. Nunca había hecho algo así”.

Susan Sarandon y Sean Penn, en una escena de la película

El año pasado, Sarandon y Prejean volvieron a trabajar juntas en el documental Rebel Nun, que tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Tribeca 2024. Con la dirección de Dominic Sivyer, el trabajo explora el viaje de Prejean como “la principal defensora de Estados Unidos contra la pena de muerte”. La célebre actriz tiene una participación en el proyecto.

“Me sentí muy, muy, muy feo”

Darle vida a Matthew Poncelet le dio prestigio a Sean Penn: su gran interpretación le valió el beneplácito de la crítica y la admiración del público. Sin embargo, para el actor, que venía de 14 años en la industria, la experiencia fue tan dura como reveladora.

En una entrevista con la revista GQ donde repasó sus personajes más icónicos, el actor contó cómo compuso a Poncelet: primero visitó Louisiana, luego grabó el acento de la gente, y más tarde acudió a la penitenciaría con la compañía de la hermana Prejean. “Me llevó a la cárcel, al corredor de la muerte, para reunirme con algunas personas con las que charlaba y acercarme al tema”, recordó. De inmediato, explicó lo complejo que fue hacer la escena de la violación y el asesinato. “Recuerdo que pensé ´no sé si quiero seguir haciendo esto’. Me sentí muy, muy, muy feo. Y creo que eso fue, también, el comienzo de una especie de corrosión de la alegría que hasta ese entonces solía tener al actuar”, confesó.

“Fue un gran trabajo con gente estupenda, solo podía haber una escena que cambiara un poco el panorama”, agregó luego, y confesó que su peinado, un pompadour típico de los 50 con mucho volumen y fijador, fue determinante en su caracterización. “El personaje tenía tan poco control en su vida que su aspecto, el pelo, era uno de los puntos de apoyo disponibles para la identidad. Se tuvo mucho cuidado con eso”, completó.

Tim Robbins y su insistencia por recordar el asesinato

Tim Robbins habló de su experiencia con Mientras estés conmigo 20 años después de su estreno

En febrero del 2016, veinte años después del estreno de Mientras estés conmigo en el Festival de Cine de Berlín, de los cuatro premios que el film ganó y de la consagración de Sean Penn con el Oso de Plata por su interpretación, Tim Robbins volvió a la capital alemana para recibir el premio Berlinale Camera y asistir a la proyección especial de la película. El guionista y director también habló de aquel film bisagra.

Robbins recordó las dificultades del rodaje, que se realizó en Nueva Orleans: las distracciones de la ciudad y una inundación que interrumpió el cronograma de trabajo fueron solo algunos de los escollos que atravesaron. También hizo referencia, según rescató Variety, al proceso de edición. “Fue esclarecedor”, reveló. “En la edición, la película se revela a sí misma. Terminé dándome cuenta de que cada vez que estaba lejos de Susan y Sean, la película comenzaba a perder ritmo. Había mucho sobre la política de la pena de muerte que simplemente no tenía lugar en la película”, sumó.

Consultado por lo que aprendió con el film, Robbins respondió sin vueltas: “No mucho”, disparó entre risas. “La proyectaba cada semana cuando estaba editando, y muchos defendieron la idea de eliminar el recordatorio del asesinato durante la ejecución. La gente decía: ´Tienes al público donde quieres que esté. Son comprensivos en este momento. ¿Por qué les recuerdas el asesinato?´. Sentí que la película no haría ningún bien si brindaba una empatía temporal y manipulada por el asesino”, completó.

Pese a su escepticismo a la hora de responder, Tim Robbins quedó tan enganchado con la historia que, después de adaptar el libro para la película, escribió una versión teatral.