Este 12 de enero se cumple el 25º aniversario de la Tragedia de Camboriú, que enlutó a Tucumán: aquel día viajaban en un colectivo a Brasil para disfrutar de sus vacaciones, perdieron la vida en un trágico accidente que tuvo lugar en la zona conocida como Pouzo Redondo. “El caso quedó impune”, denunció Alejandra Racedo, prima de Julio Javier Ale, fallecido en el siniestro. “No hubo culpables ni detenidos”, denunció.
El siniestro fatal ocurrió a las 4:30 (hora argentina), cuando uno de los cuatro micro de la empresa Gimenez Viajes que tenía como destino la ciudad de Camboriú, volcó en una ruta del estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil: el despiste dejó un saldo de 41 fallecidos, 39 tucumanos entre los que se encontraban siete menores de edad. Sólo 18 personas sobrevivieron.
Así fue el siniestro, según una crónica de la época del diario Página12:
Noche, niebla, un probable exceso de velocidad y la inestabilidad de un ómnibus de dos pisos. Esa habría sido la combinación fatal que provocó primero el vuelco y luego el choque del micro argentino, con 54 personas a bordo, en una ruta del estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, unos 200 kilómetros antes de llegar al destino, la ciudad balnearia de Camboriú. Las autoridades brasileñas confirmaron que 41 personas murieron, 39 de ellas turistas argentinos. Entre los fallecidos hay 7 menores, uno de ellos una nena de 1 año y dos meses. Del contingente argentino, hubo 18 sobrevivientes. Anoche, los dos aviones Tango de la Presidencia de la Nación partieron hacia Brasil llevando a un grupo de familiares de las víctimas. Algunos de ellos identificarán a sus parientes muertos. Otros recogerán a los heridos, cuyo regreso está previsto para hoy. Otro avión de la Fuerza Aérea brasileña trasladará los cadáveres, por indicación del presidente Fernando Henrique Cardoso.
El accidente se produjo a las 5.30 de Brasil (4.30 de la Argentina) cuando el ómnibus de la empresa Giménez Viajes, proveniente de Tucumán, transitaba por la ruta BR 470, a la altura de Pozo Redondo, donde el camino tiene un recorrido sinuoso, con bajadas y subidas, pues atraviesa una zona de morros y montañas. A esa hora, la mayoría del pasaje estaba durmiendo. Los que pudieron despertarse se hallaron de pronto en medio del desastre: cuerpos tendidos que ya no se movían, algunos mutilados, gritos de dolor y pedidos de auxilio, la parte superior del micro virtualmente desintegrada contra la ladera de un cerro y el resto volcado en medio de la ruta, embestido por un ómnibus de línea brasileño.
El pasaje, en realidad, era parte de un contingente de 160 personas, que se había dividido en cuatro micros: tres de doble piso y un minibús. Habían partido en travesía el domingo a las 9, y en la mañana del lunes ya estaban en Foz de Iguazú. El tour incluía un día de estadía en esa localidad brasileña, con visita a las Cataratas y una noche de hotel. El grupo emprendió el último tramo del viaje el martes a las 14, desde Foz de Iguazú. Los micros partieron en tándem. El protagonista de la tragedia, el interno 18, era el segundo en la fila. Detrás de él venía el minibús.
Había un banco de niebla en el tramo de la ruta donde ocurrió el accidente, según coinciden varios testimonios. Según confirmó a Página/12 el oficial Joao Piñero, de la Policía Rodoviaria (Caminera) de Rio do Sul, el puesto más cercano al lugar de la tragedia, “en ese sector la ruta está señalizada, con una indicación de velocidad máxima de 40 kilómetros por hora”. “Es un tramo peligroso, muy sinuoso, con subidas y bajadas, con mucho tránsito de camiones, y donde se registran muchos accidentes, especialmente en temporada de verano”, precisó el oficial.
El ministro de Transporte de Brasil, Eliseu Padilha, dijo que la carretera estaba “perfectamente señalizada y en buenas condiciones”, a la vez que confirmó que en el momento del accidente había allí un banco de niebla.
Según pudo reconstruir la policía, el micro argentino venía de subir una cuesta y, al girar en una curva cerrada hacia la derecha, perdió estabilidad, volcó, y la parte superior dio contra la ladera de un cerro y se desprendió. El resto de vehículo, fuera de control, se arrastró de costado por el asfalto, ya en bajada, se cruzó de mano y fue embestido por otro ómnibus que subía desde el carril contrario, un micro de pasajeros de circulación local, de la empresa Reunidos. Casi de inmediato, el minibús que venía detrás también chocó al micro, pero el impacto fue menor.
¿Cómo fue el accidente?
En 2015, el programa tucumano de TV “Buscando Justicia”, que se emitió por la pantalla de Canal 8, diseñó una animación en 3D donde se muestra el accidente.
“El caso quedó impune”
Un año atrás, Alejandra Racedo charló con Ana Pedraza en La Tucumana de Verano (FM La Tucumana) para recordar la tragedia, pedir Justicia y narrar el calvario que vivieron –y siguen viviendo- los familiares de las víctimas.
“Quería recordar esta terrible tragedia que vivió nuestra familia”. Racedo relató que en el micro que volcó viajaba su primo, quien lamentablemente falleció, y su tía, que pudo salvarse. “Hace 24 años que reclamamos justicia porque el caso quedó impune y queremos que pague el que tiene que pagar. El chofer del colectivo sigue vivo”, lamentó.
”No hubo culpables ni detenidos”, reprochó, y cuestionó que “todo sigue impune”: el chofer del micro nunca compareció ante la ley local e incluso “sigue prófugo de la justicia brasilera”. “Quedó en nada. Ellos fueron con la ilusión de conocer las playas de Camboriú y nunca imaginaron esta tragedia”, afirmó.
Desde la perspectiva de las familias de las víctimas, a la empresa y al chofer se les adjudica el mayor grado de responsabilidad, a este último sobre todo: “Él no estaba capacitado para conducir esa ruta, la empresa puso a cualquier chofer y en manos de ese micro iba alguien irresponsable, lo sabemos por el testimonio de mi tía que sobrevivió”, relató la prima de Ale.
Ni ella ni su familia se olvidan de aquella fatídica mañana, cuando se enteraron de la noticia por la televisión: “Ese día nos despertamos muy temprano y nos enteramos por Crónica TV del accidente. Estábamos incomunicados con la empresa. Fue el peor día de nuestras vidas”.
Encima, atravesaron días completos de agonía hasta lograr repatriar el cuerpo de Julio Javier Ale: “Fueron días terribles, estábamos muy lejos y no sabíamos quiénes eran las víctimas ni los cuerpos. No existía la tecnología y nos enteramos por lo que decían los medios de Buenos Aires. Mi primo tenía 19 años y soñaba con conocer esas playas. Amaba la vida y tenía muchos proyectos. Por un imprudente, que no tenía conocimiento de las rutas, ni estaba capacitado, pudo cumplirlos”, recordó Andrea.
La mujer contó que la empresa, llamada Giménez Viajes, cerró pero “seguramente debe estar operando con otro nombre, eso lo debe saber la Justicia”. Esa falta de accionar hizo que la causa quede archivada, desligando a la empresa y al conductor de sus responsabilidades: “El chofer goza de su vida y acá quedamos los familiares”, denunció.
“Esperamos que este caso toque el corazón de algún juez y se haga justicia verdadera por las familias y los niños que iban en ese micro”, remató. /eltucumano