Caso Nora Dalmasso: una evidencia decisiva, 18 años después del crimen

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El Ministerio Público Fiscal de Córdoba, con el impulso de la familia del viudo, Marcelo Macarrón y de su hijo, Facundo, logró separar el ADN de un individuo masculino que pasó a ser el principal sospechoso del asesinato de Nora Dalmasso. Se trata de Roberto Marcos Barzola, que en aquel entonces tenía 27 años y que hacía trabajos de pulidor de pisos en la casa de Macarron-Dalmasso, en Río Cuarto. Los ocho rastros genéticos epiteliales estaban en el cinturón de la bata, que fue con lo que estrangularon a la mujer, dándole dos vueltas alrededor del cuello, y en un vello encontrado en la zona púbica. La imputación es que el sujeto intentó violar a Dalmasso y terminó matándola en aquella noche del 25 de noviembre de 2006. El sospechoso ya fue notificado, se lo convocó a un peritaje psiquiátrico al que concurrió este mismo lunes y habrá que ver si hay chances de condenarlo, porque la causa está prescripta, según dicen los juristas.

El fiscal Pablo Javega logró, con el trabajo del Centro de Genética Forense del Poder Judicial de Córdoba y la cooperación del National Center for Forensic Science de la Universidad de Florida, Estados Unidos, separar los rastros genéticos que había en el cinturón de la bata. Hace años, el FBI había dictaminado que se detectaban dos rastros genéticos, uno se correspondía con linaje Macarrón, algo lógico, por la convivencia de Nora con su marido. El otro rastro era señalado hasta ahora como un NN. Los estudios genéticos ahora consiguieron establecer la compatibilidad de ese rastro y el del pelo en la zona púbica con Barzola. Todo el proceso fue acompañado por Marcelo y Facundo Macarrón, ahora representados por la abogada Mary Mussolini.

La violación seguida de homicidio fue la principal hipótesis en la que insistieron el criminalista Raúl Torre y los forenses Osvaldo Raffo y Juan Fenoglio, quienes estuvieron en Río Cuarto y analizaron todas las evidencias en agosto de 2007. Los profesionales fueron contratados en su momento por la familia Macarrón. Entre otras cosas, insistieron en las tremendas mordeduras que tenía Dalmasso, incompatibles con una relación sexual consentida. Y, además, determinaron que tenía rastros de violencia en los genitales y entre las piernas. El equipo no sólo sostuvo que se trató de un abuso sexual seguido de muerte sino que hicieron un perfil, basado en bibliografía internacional, señalando que el violador debía ser una persona joven, del entorno geográfico. Es decir alguien del lugar, que conocía la casa.

Lo que sucedió es que toda la investigación se politizó, especialmente por la intervención de Luis Juez. Marcelo Macarrón estaba relacionado con José Manuel De la Sota (que también era de Río Cuarto) y empezaron a especular que el asesinato de Nora tenía que ver con bienes del fallecido gobernador y supuestos testaferros. Por lo tanto, cuando el primer fiscal del caso, Javier Di Santo, hizo detener al pintor Gastón Zárate se armó un auténtico escándalo con una manifestación en la calle con perejiles, para rechazar la acusación sobre el pintor. La sospecha sobre Zárate no se basaba en evidencias menores:

* El joven tenía una causa por intentar ahorcar a su madre y había numerosos testimonios de que era muy violento.

* Se le encontraron dos celulares que habían desaparecido de la casa de Macarrón-Dalmasso. Su novia admitió que él le regaló uno.

* Había otros testigos que decían que Zárate se jactaba de haber mantenido relaciones con Dalmasso e incluso alguno reveló que el pintor fue el autor del hecho.

Tras la furia por la detención de Zárate —quien resultó sobreseído porque al final no hubo compatibilidad en el ADN-– y en el marco de la guerra Luis Juez-De la Sota, se giró la acusación hacia Macarrón, quien estuvo aquel fin de semana jugando al golf en Punto del Este. Se llegó a la escandalosa acusación contra Facundo, el hijo de Nora, y otras variantes descabelladas.

Tal vez lo más grave fueron las versiones sobre la supuesta vida sexual de Dalmasso, algo que se comprobó absolutamente falso. Fue como un intento de echarle la culpa a la propia víctima, al punto que se confeccionaron remeras demonizando a Nora.

La ofensiva contra Macarrón recién terminó tras el juicio que la propia familia impulsó. El médico fue absuelto en 2022 y, trascartón, tomó la causa el fiscal Jávega que, prácticamente, arrancó desde cero, en algo parecido a un juicio por la verdad. Se reorientaron las cosas y se volvió a la hipótesis preponderante: violación seguida de asesinato.

La búsqueda se centró en todos los que habían estado en la casa y que sabían que esa noche Dalmasso estaría sola dado que su marido estaba en Uruguay. Además, todos conocían la forma de entrar a la vivienda, algo que hacían de manera habitual subiendo a un balcón o, por el calor de aquellos días, por una ventana abierta. El homicida sorprendió a Nora saliendo del baño, en bata, la atacó, y según los forenses Raffo y Fenoglio consumó la violación, aunque no se encontraron rastros de semen. Tal vez usó un preservativo. Al final, le dio dos vueltas del cinturón de la bata alrededor del cuello de Nora y la mató. Los rastros genéticos –descamación de células de la piel– quedaron en el cinturón y son ahora la clave del caso.

A la pregunta de cómo es que aparece un nuevo sospechoso, 18 años después, se responde de tres maneras:

* La investigación se desvió por la irrupción de la pelea política.

* La actuación de buena parte de los forenses oficiales fue vergonzosa: dejaron pasar la violación y le abrieron la puerta a la demonización de Dalmasso.

* El avance de la ciencia genética permitió ahora separar los rastros e individualizar aquel NN que señaló el FBI en su momento.

El gran problema del expediente Dalmasso es que la causa está prescripta, por lo que en teoría ya no se podría condenar a nadie. Sin embargo, se le están buscando las aristas jurídicas para ver qué chances hay de juzgar al supuesto responsable. “Estoy muy emocionado y contento de que podamos, como familia, saber la verdad después de un gran sufrimiento y persecución judicial”, expresó Macarrón. Padre e hijo van a pasar las fiestas juntos, en el destino actual de Facundo, que es diplomático argentino.