Superclásicos de diciembre que hicieron historia

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Diciembre es un mes festivo que huele a balances y despedidas. En lo que respecta a los Superclásicos, pasaron ya seis años del que quedará guardado por siempre en la memoria riverplatense: aquel 9 de diciembre de 2018 en la extraña y lejanísima Madrid, en la que los dirigidos por Marcelo Gallardo daban vuelta el resultado para finalmente imponerse 3-1 sobre el equipo que entonces conducía Guillermo Barros Schelotto. Una astilla durísima de sacar para los boquenses.

Pero allá lejos en el tiempo hubo un Superclásico que se disputó el 12 de diciembre de 1937 y nuevamente en un escenario ajeno a ambos: el viejo estadio de San Lorenzo, en el que River hizo las veces de local y venció 3-2 a Boca. Aristóbulo Deambrossi, Eladio Vaschetto y Bernabé Ferreyra anotaron en el vencedor; Federico Fatecchi (en contra) y Miguel Careri marcaron en la visita. Por fortuna todavía no se había instituido el día del hincha xeneize, que viene realizándose desde 2012.

Pasó más de una década y River recibía en su estadio a Boca en un encuentro que se desarrolló el 8 de diciembre de 1948 y tuvo una particularidad, dado que fue disputado por una gran mayoría de jugadores amateurs como consecuencia de la primera huelga de futbolistas profesionales declarada durante la temporada. Rubén Latanzio había puesto en ventaja a los dirigidos por José María Minella, pero Raúl Garfagnoli puso el 1-1 definitivo para los boquenses.

También un 8 de diciembre, pero de 1955, Boca cayó 2-1 de local ante River. Alberto Etcheverry había abierto la cuenta para los entonces conducidos por Jaime Sarlanga, aunque Angel Labruna y Roberto Zárate dieron vuelta el trámite.

Tres años más tarde se disputó otro Superclásico en diciembre y el escenario volvía a ser neutral (en este caso la cancha de Huracán), aunque el que hacía de local era Boca, que pudo igualar 2-2 ante su máximo rival con goles de Pedro Mansilla y Juan José Rodríguez, en tanto Julio Nuin y Norberto Menéndez marcaron para River. Fue un 21 de diciembre de 1958, cuando aún se mantenían rescoldos del “desastre de Suecia”, aquel Mundial para olvidar en el que la Selección Argentina, dirigida por Guillermo Stábile, se despedía con mucho ruido tras caer 6-1 y sin atenuantes contra Checoslovaquia. Algunos protagonistas de este Superclásico formaron parte de aquel plantel albiceleste: por caso, Amadeo Carrizo, Alfredo Ricardo Pérez, Ermindo Onega, Angel Labruna y el propio Menéndez defendieron la banda roja, mientras que Julio Musimessi (“el arquero cantor”), Francisco Lombardo y Eliseo Mouriño vistieron la azul y oro.

Boca se sacó la mufa de diciembre recién en 1962 en La Bombonera ante su archirrival, y el logro le valió más tarde nada menos que un campeonato. Era la penúltima fecha del torneo y ambos llegaban igualados en puntos, con lo cual el que ganara el duelo prácticamente se aseguraba la vuelta olímpica. En una jornada épica protagonizada por atacantes brasileños, Paulo Valentim convirtió un penal pero, a falta de cinco minutos y en un dramático final, el legendario arquero Antonio Roma le atajó otro a Delem y evitó el empate rival. Una semana más tarde, Boca gritaba campeón.

En 1965, Boca volvió a celebrar las Fiestas más dulce que nunca al vencer 2-1 otra vez en La Bombonera. Luis Artime madrugó a los locales, que la remontaron en la segunda parte con goles de Oscar Pianetti y Norberto Menéndez, un ex River que cruzó de vereda como tantos otros. El triunfo le dejó servido un nuevo campeonato al Xeneize y terminaría condenando al Millonario al segundo puesto.

Cuatro años más tarde, Boca tuvo un símbolo millonario sentado en su banco: nada menos que Alfredo Di Stéfano. El 14 de diciembre de 1969 se jugó otro Superclásico en Núñez, correspondiente a la fecha 17 del Campeonato Nacional. Y pese a que terminó 2-2 (con doblete de Norberto Madurga; Oscar Más y Víctor Marchetti anotaron en el local) representaría una nueva corona, muy especial para Boca. Luego del final y durante el festejo, los auxiliares millonarios abrieron los grifos de riego y fabricaron una lluvia artificial para impedir que su máximo rival diera la vuelta olímpica en el mismísimo Monumental. Pero Silvio Marzolini no pudo con su genio y la dio… ¡dos veces!

La racha xeneize seguiría en 1976 nada menos que con la histórica final de un torneo que definían River y Boca por primera vez. El partido definitorio por el Campeonato Nacional se disputó un miércoles 22 de diciembre, en la cancha de Racing. Corría el complemento y hubo un tiro libre para Boca. Mientras el cuadro de Labruna se tomaba su tiempo en armar la barrera, Rubén “Chapa” Suñé decidió patear y su derechazo se le metió en un ángulo al “Pato” Fillol. Pero ocurrió un verdadero misterio, porque no había registro fílmico de ese momento. Durante años fue considerado “el gol fantasma de Suñé”, hasta que recién en 2019 la Subcomisión de Historia de Boca encontró la cinta y la digitalizó para que viera la luz. Aquel título acabó siendo un festejo mesurado en medio del terror, con efectivos militares acechando las calles y llevándose gente indefensa a caballo de la prepotencia y la sinrazón.

Luego de Malvinas y con la dictadura en retirada, la fecha 31 del Campeonato Nacional ’82 que consagró campeón invicto al Ferro de Carlos Timoteo Griguol también se jugó un 22 de diciembre en la Ribera, con éxito millonario a partir de los goles de José María Vieta y de Daniel Messina.

Doce años más tarde, River se daba una panzada en La Bombonera y goleaba 3-0 valiéndose de dos penales: uno ejecutado por Enzo Francescoli, otro a cargo del “Muñeco” Gallardo y en el medio un golazo de volea de Ariel Ortega, parte del temible tridente ofensivo que conformaba por entonces el conjunto del “Tolo” Gallego, que ese año se alzaría con el torneo Apertura.

Desde entonces no hubo más Superclásicos en diciembre, salvo el mencionado al comienzo y que, dicho sea de paso, debió disputarse un 24 de noviembre, pero tuvo que ser suspendido por gravísimos incidentes en los accesos al estadio Monumental. Aunque ese será tema de otra nota.