El ruido, el silencio y las dudas que dejó la vistosa fiesta del fiscal Ramiro González

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El video que comenzó a rodar por las redes este lunes puso frente al ojo público el vistoso festejo del fiscal federal Ramiro González para celebrar su cumpleaños número 60, el miércoles de la semana pasada, en el Salón Rut de la costanera porteña.

Las imágenes que trascendieron de la celebración, llenas de colorido despliegue y avaladas por el fiscal, muestran a González bailando arriba y abajo de un escenario perlado por los destellos de luces en una fiesta en apariencia costosa, celebrada en un momento del año con alta demanda para los salones de eventos. Además, contó con la presencia del cantante Cristian Castro, que ofreció un –pequeño, afirman testigos– número musical durante el festejo.

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Según allegados al fiscal, el festejo tuvo 190 invitados, a un costo del cubierto de 180.000 pesos por persona, lo que plantea un gasto de base en torno a los 34 millones de pesos.

El tema se posó incómodo en el edificio de Comodoro Py. Algunas de las fuentes consultadas optaron por eludir los comentarios respecto a un tema que toca el patrimonio y el trabajo de un colega. Otras voces también guardaron silencio, pero por considerar que no hay mucho que agregar a una escena que habla por sí sola.

GIF PAGNI FIESTA

Pese a ello, fuentes del sector consultadas por este medio relativizaron la magnitud del evento. Remarcaron que se trata de un festejo “normal”, más allá de lo que se aprecia en el video, cargado de efectos –como el uso del dron– para hacer relucir un “producto”, según explicaron a LA NACION. Señalaron que no se observan, al menos en los pocos minutos que se hicieron públicos, ningún rastro suntuoso, pese a las imágenes del fastuoso salón, la presencia de bailarines profesionales y cotillón de diseño.

Allegados a González le dijeron a este medio que la fiesta se organiza hace mucho tiempo –desde por lo menos principios de este año– y que se comenzó a pagar en tandas, luego de que en junio le acercaran al fiscal los primeros números. El presupuesto sufrió alguna modificación por añadir cerca de 40 invitados a los 150 iniciales y estar atado a un índice inflacionario. El cubierto se calcula en torno a los 180.000 pesos, agregaron.

El fiscal Ramiro González

Todo eso, aseguran cerca de González, se pagó con transferencias desde la cuenta a sueldo del funcionario, a quien le resta pagar el último tramo. Algo que prevé hacer luego de cobrar el aguinaldo, dijeron.

En el festejo hubo una mesa fría y sándwiches de carne que se repartieron con un bandejeo. “Fue un miércoles y no hubo mesas fijas”, resaltó alguien cercano al fiscal, como prueba de austeridad.

El fiscal Ramiro González

González es titular de la fiscalía federal penal N°7 de Comodoro Py y subroga la fiscalía N°1, con competencia electoral, además de la fiscalía ante la Cámara. Es también, titular de la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos contra el Medio Ambiente (Ufima), pero no percibe un sueldo específico por esa labor. Una fuente de los tribunales, con un recibo de sueldo en mano, estima que el fiscal debe cobrar poco menos de 10 millones de pesos, limpios de polvo y paja.

Cristian Castro

Más allá de las explicaciones que dan cerca del fiscal sobre la contratación del salón y su ambientación, lo que hizo ruido en el festejo fue la música: Cristian Castro, el reconocido cantante mexicano, hizo una presentación musical, según muestra el video con el cual González agradeció la presencia de sus invitados.

Entre ellos, tal como consignó el periodista Carlos Pagni ayer en Odisea, se encontraba la jueza federal con competencia electoral María Servini de Cubría, madrina judicial de González; el operador judicial radical y empresario del juego Daniel Angelici, el ministro de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti y el juez federal Ariel Lijo, el candidato que impulsa junto al Gobierno para el máximo tribunal.

La presencia del multipremiado cantante corrió por cuenta de Guillermo Coppola, otro de los invitados al festejo y amigo del fiscal hace más de 20 años. “Tengo un amigo que quiere venir a cantar”, le habría dicho a González, sin revelar hasta último momento el nombre del cantante. Fue una “atención” y solo se le pagó a los músicos que lo acompañaron al cantante, le dijo Coppola a LA NACION.

Invitado por Guillermo Copolla, el músico

La empresa que gestiona las contrataciones del cantante en el país se desligó de su presencia en el cumpleaños de González. “Nosotros no tuvimos nada que ver”, subrayaron ante una consulta de LA NACION.

El video que hizo pública la celebración fue otro de los regalos que recibió el fiscal, quien en un principio se rehusó a contratar el servicio que ofrece el salón para no sumar mayores gastos, según le explicaron a este medio fuentes de su entorno. El “compilado de fiesta” fue finalmente un obsequio de un amigo del fiscal, que lo convenció de contar con un registro del festejo.

Impacta mucho por cómo está relatado visualmente. Es muy lindo y parece como que te mandaste un fiestón. Pero para los que sabemos de esto, es una fiesta bastante tranquila”, explicó un profesional de destacado recorrido en el rubro, que nunca había escuchado el nombre del fiscal González.

El momento en que se conoció el video –a horas de que Alberto Fernández, por expreso pedido del fiscal, deba presentarse a indagatoria en la causa por presuntos hechos de violencia contra Fabiola Yañez– despertó especulaciones en la fiscalía, en donde le atribuyen la “operación” al exespía Fernando Pocino, quien en su cuenta de X compartió el video de la polémica ayer por la tarde, junto con la leyenda “Yo quiero ser fiscal cuando sea grande”.

También abrió el terreno a conjeturas la presencia en la fiesta de los integrantes de la Sala I de la Cámara de Casación, Diego Barroetaveña, Carlos Mahiques y Daniel Petrone, quienes estuvieron cerca de enviar al primo del expresidente Mauricio Macri Angelo Calcaterra, desde la instancia de juicio penal oral en la causa Cuadernos hasta la justicia electoral –donde gravitan González y Servini de Cubría– al interpretar que los pagos hechos por el empresario no eran sobornos sino aportes de campaña no declarados.

Tras el episodio, otras voces consultadas de los tribunales recordaban el último tramo del inciso b del artículo 2 del Código de Ética Pública, que exige desempeñar los cargos con “austeridad republicana”, además de honestidad y probidad.