Leo Rodríguez: los primeros discos, sus comienzos en la radio y cómo conoció al amor de su vida en un estudio: “Hice locuras con la música”

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“Siempre traté de mantener un perfil bajo”, sostiene Leonardo “Leo” Rodríguez cuando uno repara en que no son muchas las entrevistas que se le han hecho. El histórico locutor y musicalizador que integró durante tres décadas y logró picos de audiencia en Aspen, inauguró esta semana LN 104.9 + Música junto a Pablo Glattstein en la dirección y Fernando Iannello y Javier Grecco en la conducción de los otros programas. “El mundo necesita más música” es el eslogan de la flamante emisora que se concentra en los clásicos angloparlantes del rock y el pop, pero también en sus protagonistas más nuevos. Leo es un referente para que los oyentes no sólo alcancen el objetivo del eslogan, sino también para que conozcan la historia de los músicos y de las obras que están detrás de ella.

“En las radios musicales uno tiene el perfil más de difusor, sí obvio de locutor, comunicador, pero a mí siempre me gustó la palabra difusor, que en su momento usaba (Juan Alberto) Badía”, cuenta Leo Rodríguez en plena Redacción de LA NACIÓN, en el comienzo de una extensa y distendida charla. “Yo me ubiqué en ese lugar –suma–, en el de tratar de darle un plus a las canciones que sonaban en la radio, que además yo mismo musicalizo, así que me cierra el combo por todos lados. Hablar de música con pequeños datos”.

–Datos que, a su vez, al oyente le van a quedar para entablar una conversación con su familia, con sus amigos…

–Ahí va. Después, en la conversación con amigos uno dice: “Lo escuché en la radio” o “Leo dijo…”. Noté que la gente me puso en una especie de lugar de curaduría y ahí fue cuando traté de reforzarme. Siempre fui de leer publicaciones de música, mi viejo me compraba libros que me hacía traer de afuera, mandaba un cheque y me llegaba una biografía…

Leo Rodríguez en LA NACIÓN, su nueva casa

–Un mes y pico después…

–¡Exactamente! Yo hice locuras con la música, como suscribirme a servicios como el de Radio Express que es una empresa de Los Ángeles que surtía de música, en ese momento en CD, a las radios. Te llegaba un CD por semana con todos los singles; hoy eso lo tenés digital. En su momento, cuando yo entré en la radio, dije: “Esto lo quiero recibir en mi casa”. Me gastaba la guita en esas cosas. De pronto llegaba el cartero una vez por mes con cuatro CD y tenía todos los singles de esas cuatro semanas de todos los formatos: adulto contemporáneo, rock, rock alternativo. Y le sumé que me suscribí a Billboard. Todo eso lo aplicaba en la radio. Al principio me frenaban mucho: “No hables tanto”, me decían; “Poné más música”. Bueno, hoy tenemos LN 104.9 + Música.

–El rol de musicalizador, en un punto, es bastante parecido al del DJ: hay que mantenerse siempre actualizado.

–Sí, tal cual. A mí me pasó con mis redes sociales que de pronto vi que me seguía Dillom. “¡Pucha! ¿Este pibe por qué me sigue?”, pensé. Y cuando escuché su último disco, Por cesárea, me encantó. Esas bases que tiene, más allá de las letras, y la musicalidad que hay en sus canciones, que tienen mucho de algunos artistas clásicos. Quizás sea por eso que se acercó a un tipo como yo de 54 años que trabaja en una radio que pone clásicos. Mi interés siempre fue tratar de escuchar lo máximo posible y lo que descubrí como musicalizador es que es más lo que descartás que lo que queda. Lo que descartás te diría que es el noventa por ciento. Para la radio, no para una escucha personal. En mi casa me gusta escuchar a Father John Misty. A mí me gusta mucho el paladar de ustedes, los periodistas de música, que van por un lugar no tan convencional, pero a la hora de poner música en la radio tengo que tratar de llegar a la mayor cantidad de gente.

–Pero en la radio también vas sembrando la semilla para generar algo nuevo.

–Tal cual. Este martes arrancamos con LN 104.9 + Música y para el primer pase con Fer Iannello llevé el nuevo disco de Michael Kiwanuka (Small Changes). Llevar el disco es poner cuatro canciones que sean las que vos suponés que son las más asimilables por la audiencia acorde a lo que viene escuchando. Ahora, si vos tirás esas cuatro canciones así porque sí en la programación, lo más factible es que el oyente te cambie de radio porque no va a entender. Si vos venís escuchando hits, “La isla bonita”, “Roxanne”, no podés salir de repente con un artista así, le tenés que dar un marco. Si te gusta Sade, el soul de los 70, los pasajes de alguna guitarra de David Gilmour, escuchá a este pibe que es buenísimo, o por lo menos desde nuestra óptica. Trabajó en la película Yesterday (Danny Boyle), es uno de los referentes del soul británico… y ahí engancha la audiencia; por ahí pasa la cosa.

–En los últimos años “el pase”, tanto en FM como en AM, se transformó en un programa en sí mismo.

–Totalmente. Con Fernando ese pase llegó a picos de audiencia tremendos por ser una radio de música anglo. Ahora buscamos trasladar eso aquí a LA NACIÓN, pero la química del pase tiene que fluir. En el caso de Fernando y yo somos dos personas que nos conocemos desde hace más de 30 años, somos amigos, nos frenamos cuando nos damos cuenta que nos vamos al fleje. A veces jorobamos con que él es de Racing y yo de Independiente, esas cosas… y a veces nos miramos y nos damos cuenta hasta qué punto algo le puede interesar a la audiencia. Pero en la mayoría de los casos, y esto es muy loco, nunca abordamos el primer tema que es el que teníamos medianamente guionado. Siempre arrancamos por cualquier otra cosa y ahí está la mano del operador de radio que te tira un centro, te pone una canción y te descoloca para bien. Lo del pase tiene que fluir, tiene que ser algo natural, no lo podés forzar. Pero claramente el pase es una tendencia en radio y en la tele también, que da muy buenos resultados.

Fernando Iannello es el encargado de “abrir las persianas”. Su programa va de lunes a viernes de 6 a 10, seguido por Leo Rodríguez, quien está al aire de 10 a 13 para acompañar a los oyentes de la flamante emisora que se puede sintonizar en la frecuencia 104.9 en la radio FM o seguir online en el siguiente enlace y poner play para seguir su emisión. El tercer segmento es el que lidera Javier Grecco de 15 a 21. Además, la emisora tendrá una fuerte presencia en redes sociales, con contenidos exclusivos en sus perfiles de Instagram, YouTube, X y TikTok.

Leo Rodríguez y Pablo Glattstein en la flamante LN 104.9 + Música

–¿Cómo nació LN 104.9 + Música?

–El proyecto nació con la idea de hacer una propuesta superadora con respecto a nuestro pasado radial. Y acá lo pongo a Pablo Glattstein como figura central. A partir de nuestra desvinculación hemos tenido un montón de propuestas de distintos medios y nos atrajo mucho LA NACIÓN como ecosistema multiplataforma, con lo que significa el medio en sí y básicamente con arrancar un proyecto de cero. Acá no es que LA NACIÓN tenía una radio que iba a cambiar su programación o había que empezar de vuelta; arrancar una radio desde el vamos y darnos toda esta confianza, libertad y responsabilidad para empezar algo con un player que tiene todo el músculo para cristalizar todas nuestras ideas que antes no pudimos cristalizar. Por ejemplo, el crecimiento que acá vamos a tener en digital, que va a ser tremendo. La antena es fundamental, porque la gente sigue reteniendo el dial: 104.9. La apuesta es por el crecimiento en digital y por acercarles la música a las audiencias; que se sientan parte, que se vea el vínculo entre sus artistas y grupos favoritos y la radio. Y eso significa cubrir shows del Movistar Arena, organizar escuchas exclusivas de discos para oyentes, meet & greets, un asiento en la primera fila, una previa… y ni hablar cuando empiecen los viajes: concursos para ver en las grandes capitales a los artistas y grupos favoritos.

–¿Cómo te llevás con los contenidos de las redes?

–Trato de adaptarme al lenguaje de las redes que es muy dinámico. Descubrís que de pronto arrancar un video con una pregunta es un buen gancho. Me acuerdo que hice un video con mi hija que se viralizó: “Papá es verdad que un día un músico masticó un murciélago arriba del escenario?”. Y contás la historia de Ozzy. Esas cosas enganchan. A mí lo que más me fascina de la anécdota es saber que detrás hay un chico o una chica que escucha por primera vez a Ozzy Osbourne, a Black Sabbath, a Marvin Gaye, no importa, al clásico que sea.

Fernando Iannello, con quien Leo Rodríguez comparte el aire y cultiva una amistad de décadas

–Incentivarlo, que le pique el bichito.

–Exacto. Y eso es lo bueno que hoy tenés con los artistas más jóvenes que te permiten vincularlos. Siempre pongo el ejemplo de Bruno Mars cuando todavía no era tan conocido. Vos sabías que el pibe es un buen cantante, guitarrista, baterista, que baila… Entonces, ¿cómo lo presentás? Si le hablás a una persona de más de 40, le decís: “Si escuchabas a Michael Jackson o hasta Prince, en algún punto a James Brown, escuchá a este pibe que te puede llegar a gustar”. Y lo vas llevando por ese lugar. Con las redes he ido mejorando, tengo a Noe Crescente que maneja mis cuentas y está manejando también las redes de la radio. Ella me fue orientando y marcando los pasos.

–Obviamente, la música llegó a tu vida antes que la radio. ¿Qué se escuchaba en tu casa?

–Distintas vertientes. Mi vieja, profesora de piano, de las que no lo tocaba tanto en casa. Estaba el piano ahí, pero no lo tocaba. Después mi viejo escuchaba mucho jazz vocal, como Frank Sinatra o artistas previos a él, como Nat King Cole, entremezclado con big bands tipo Glenn Miller o Benny Goodman. De pronto había un disco de folklore de (Jorge) Cafrune y mi vieja escuchaba algo de música mexicana, como Javier Solís. Los primeros discos que yo tuve, cuando tenía 3, 4 años, fueron los de Promúsica de Rosario, Pipo Pescador y Gaby, Fofó y Miliky. Tenía como una especie de obsesión de chico, me sentaba frente al Winco con una pila de discos y los escuchaba de punta a punta.

Leo Rodríguez recuerda que el primer disco que se compró, en casete, fue Huevos, de Zas

–Lo escuchabas en el orden en que estaban en la pila.

–Exacto. Podía haber simples, discos que llegaban de otros integrantes de la familia… A mi abuelo le gustaba Cuco Sánchez, un mexicano, y había un simple de él. También había algo de Daniel Toro, un simple nacional de los Beatles… Me gustaba ver la púa en el disco y cómo corría por el surco: que eso generara música nunca dejó de ser algo que me fascinara. Vivaldi se escuchaba mucho en casa, Cacho Tirao también; mi vieja hizo la escuela primaria con él.

–¿Y cuál fue el primer disco que te compraste?

–Esa es la pregunta que me encanta hacerle a los músicos. Te agradezco que me la hagas. El primero con mi propio dinero fue… en realidad fueron dos… Yo estaba con mi viejo, tenía 9 años y había salido el disco de Bee Gees Spirits Having Flown, que acá se conoció como Espíritus que han partido, que tenía “Tragedy”, “Too Much Heaven”. Le pedí a mi viejo que me lo compre y ese mismo día también compró un disco de ABBA. Otro disco que yo fui a comprar con muchas ganas, a los 12 ó 13 años y en casete, fue Huevos, de Zas. El primario lo hice durante la dictadura y en el secundario viví el regreso de la democracia y el destape a pleno. Viví toda la época del rock nacional y Soda Stereo fue el grupo que más vi en mi vida. Mi primer recital fue Charly García en el club Ducilo de Quilmes. Tenía 12 años y había ido con una prima más grande.

–¿Sos de zona sur?

–Sí, de Ranelagh, la localidad del maestro Roberto De Vicenzo. Mi prima me llevó a ese recital de Charly García, era la época de Yendo de la cama al living, con esa banda alucinante que tenía a los miembros de GIT. Después vinieron Soda Stereo, Virus, Zas… Mi banda favorita de los 80 era Queen y empecé a comprar los discos importados usados de ellos, en las galerías de Lavalle y Florida. Hasta el olor de los discos era distinto. Cuando me preguntaban, una tía o una abuela, que me regalaban para mi cumpleaños, yo siempre decía: “plata para comprar discos”.

Leo Rodríguez en uno de sus viajes por el mundo: en Las Vegas, en la residencia que U2 hizo en 2023

–¿Comprabas los discos piratas también?

–No tanto, eso lo hice después en la época del CD con U2, Simple Minds, Queen mismo, Led Zeppelin, pero no mucho. Cuando había un grupo que me gustaba mucho, sí quería tener todos sus discos. Eso me pasó, por ejemplo, cuando entré a The Doors a mis 23, 24 años.

Sus comienzos en la radio

Una vez que terminó el secundario, Leo se tiró de cabeza a estudiar locución con la idea de buscar trabajo en una radio lo antes posible. “Yo escuchaba las radios musicales de la época, FM 100, Láser, incluso Horizonte, y sentía que le faltaba algo al anuncio del locutor. No te hablo de un programa como el que hacían Lalo Mir y La Negra Vernaci, 9 PM, que era increíble. Entonces estudié locución en el Cosal, me recibí a los 20 años, porque la carrera es corta y fui directo a Radio América, que ya no existe más, a pedir trabajo. Me acuerdo de María Delia Gabín, que era la gerente del informativo. Ella me dijo que tenían el cupo lleno, pero era un multimedio que tenía más radios y me recomendó que fuera al fondo, donde estaba Aspen”.

Leo recuerda la prueba que le tomaron. Le hicieron presentar un tema de George Michael, del disco Faith, y él aportó un dato sobre el videoclip de la canción, algo que llamó la atención del director artístico, Miguel Angel López Oyarce. “Me acuerdo que firmaba con sus iniciales: M.A.L.O. No era malo pero sí era bravo. Él me abrió las puertas de la radio”.

A partir de ahí, Leo “hizo banco” durante un año y empezó a foguearse en la flamante Energy y en otras emisoras de la época. “Ahí me empecé a vincular con la música mucho más de lo que ya estaba y descubrí un mundo nuevo”.

Leo Rodríguez y su esposa, Candelaria Lloret, con quien comparte sus dos pasiones: la radio y la música

–Por ahora hay solo tres programas en LN 104.9 + Música.

–Sí, estamos completando la programación. Vamos de menos a más, nos falta todavía. La radio es cien por ciento musical. A la tarde está Javier Grecco durante seis horas, que hace más un acompañamiento del oyente. También están el de Fer y el mío, que tienen más formato de programa, pero con música, música y música. Cuando notamos que estamos hablando mucho, freno de mano para que no se desvirtúe el producto.

–Te llevo al plano personal. Entiendo que gracias a la música y la radio conociste al gran amor de tu vida.

–Sí, con Cande tenemos un vínculo de radio y de música. Ella trabajaba como locutora en el grupo de radios, hace 20 años de esto. Y no digo que fue un amor a primera vista, pero casi. Ella me invitó a salir, le habían regalado entradas para ver a Javier Malosetti en el Gran Rex. Fuimos y ahí arrancamos. Ella es la voz de apoyo de la voz artística, que es Patricio Gutiérrez. Se llama Candelaria Lloret y también se vino para acá, para LN 104.9 + Música, con nosotros. Es musicoterapeuta, cantó en el Coro Nacional de Jóvenes y se dedica al mundo inmobiliario también.

–Tienen dos hijos…

–Sí, Joaquín, de 13 y Julia, de 9.

–¿Qué tiene “Sunshine”, de Keane, que es “la” canción de la pareja?

–¡Uh! A mí particularmente esos discos debuts, tanto Parachutes de Coldpaly como Hopes and Fears de Keane, me gustaron mucho. “Sunshine” tiene una musicalidad, una melodía particular, más la voz de Tom Chaplin, la letra… Nos enamoró a los dos un poco más. En esa época en la que recién nos estábamos conociendo hacíamos la típica de la película High Fidelity (Alta fidelidad): nos grabábamos música en CD. En esa lista de canciones me acuerdo que estaba “Green Eyes”, de las primeras época de Coldplay, porque ella tiene ojos verdes. También estaban esta de Keane y una de Simple Minds que no es tan conocida: “Hypnotised”.

–Las canciones te pueden ahorrar un montón de palabras.

–Tal cual. Y gracias a ella, que es cordobesa pero criada en Salta, conocí mucha música folclórica. Conocía lo más popular, Cafrune, Daniel Toro, pero en uno de los primeros viajes que hicimos cuando ya estábamos en una relación estable e íbamos a visitar a su familia, ella me dijo que tenía que ver al Dúo Salteño. Ella conocía al Cuchi Leguizamón, su madre también y haberlos visto en vivo en un teatro en Salta es algo que le voy a agradecer de por vida.