Para la Unión Europea se trata de una relación necesaria y de éxito, y es que, según sus cálculos, cada euro invertido en I+D+i en bioeconomía generará 10 euros de valor añadido para 2025. Por lo tanto, para que la relación entre medioambiente y tecnología sea colaborativa y ofrezca oportunidades sostenibles para el crecimiento económico, el enfoque que se adopte debe estar basado en la protección y preservación de los recursos naturales, y construirse con una perspectiva a largo plazo.
Qué efectos negativos tiene la relación entre medioambiente y tecnología
Aunque la nueva mentalidad de la sociedad es consciente de la necesidad de poner veto a infinidad de acciones pasadas en beneficio del medioambiente, existen todavía algunos impactos negativos que el sector de la tecnología debe mejorar. Estos son algunos de ellos:
- Consumo de recursos naturales. La producción de dispositivos electrónicos unida a una obsolescencia programada (contra la que ya se está luchando) y el desarrollo de infraestructuras cada vez más potentes, requieren de una gran cantidad de recursos naturales, como la extracción de minerales, de metales y de combustibles fósiles. Ello conlleva impactos ambientales significativos, como la deforestación, la degradación del suelo o la contaminación del agua.
- Generación de residuos electrónicos. La rápida obsolescencia de la tecnología y la oferta constante de nuevos productos generan una gran cantidad de residuos. Estos dispositivos contienen sustancias tóxicas, como plomo, mercurio y arsénico, que pueden filtrarse en el subsuelo y afectar al agua si no se gestionan adecuadamente. Además, su desmantelamiento inadecuado puede liberar sustancias peligrosas y representar un riesgo para la salud.
- Emisiones de gases de efecto invernadero. No solo es la producción. La energía necesaria para alimentar servidores, centros de datos y dispositivos favorece la emisión de gases de efecto invernadero, algo que ya se ha visto en casos como la minería de las criptomonedas. Estas emisiones contribuyen al calentamiento global.
- Contaminación del aire y del agua. La falta de una correcta gestión de los residuos electrónicos, incluso la fabricación de componentes electrónicos, a menudo, involucra procesos industriales intensivos que emiten contaminantes al aire y al agua. Estos contaminantes pueden tener efectos negativos en la calidad del aire y del agua, así como en la salud y en la supervivencia de especies.
¿Puede la tecnología proteger el medioambiente?
La respuesta es sí. Junto a los desafíos ambientales mencionados, la tecnología y la digitalización también se han convertido en potentes aliadas en la lucha por la protección del planeta. Cada día, surgen aplicaciones innovadoras que ayudan a preservar y restaurar la naturaleza, y persiguen distintos objetivos. Estos son algunos de ellos:
- Energías renovables. Se han convertido en una pieza fundamental en la protección del medio ambiente y en la transición hacia un futuro sostenible. Proceden de fuentes naturales no limitadas, como la radiación solar, el viento, la biomasa, la geotermia y la energía hidroeléctrica. Tampoco su explotación produce residuos peligrosos. En general, contribuyen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y a la disminución de la dependencia de los combustibles fósiles. En este sentido, el uso de las nuevas tecnologías favorece su utilización, en detrimento de las energías fósiles, en escenarios como la movilidad sostenible de las ciudades o consumos reales en edificios inteligentes, en función de una demanda exacta y en tiempo real.
- Gestión de residuos. Implica la recolección, el tratamiento, el reciclaje y la disposición final adecuada de los residuos generados por las actividades humanas. Una de sus principales estrategias es la reducción en el origen, mediante prácticas como la adopción de hábitos de consumo responsables.
La industria del reciclaje es otro componente clave en la gestión de residuos. El reciclaje reduce la necesidad de extraer nuevas materias primas o fabricar nuevos materiales y consume menos energía. La tecnología juega aquí un papel primordial. Por un lado, permite la implementación de soluciones innovadoras, como el desarrollo de sistemas de clasificación automatizada y separación de residuos. Igualmente, la implementación de sensores y tecnologías de seguimiento posibilita un monitoreo más preciso de los flujos de residuos. Y por otro, estimula la investigación de nuevos materiales. - Gestión eficiente de los recursos naturales. Es esencial para garantizar la sostenibilidad a largo plazo y reducir el impacto ambiental de nuestras actividades. Consiste en utilizar los recursos naturales de manera responsable, optimizar su consumo, reutilizar y reducir al máximo el desperdicio. El Internet de las cosas (IoT) y los sensores inteligentes permiten monitorear y controlar el consumo de agua, energía y otros recursos. De este modo, se optimiza su uso y se reduce el gasto. Asimismo, la aplicación de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático en la agricultura o silvicultura, por ejemplo, minimizan el empleo de pesticidas y fertilizantes, y maximizan el rendimiento de los cultivos.
Además el despliegue de nuevas infraestructuras como la red 5G más sostenibles que las anteriores, lleva consigo una mejora importante en el uso de energía, optimizando al máximo este aspecto y reduciendo la necesidad energética que conlleva la oferta de mejor servicio de telecomunicaciones.
La relación entre medio ambiente y tecnología es necesaria para garantizar la viabilidad del planeta. Para ello, es crucial promover la innovación sostenible y fomentar una mayor conciencia sobre la importancia de preservar los entornos naturales. Con un enfoque adecuado, la tecnología es una herramienta poderosa para construir un futuro más verde y sostenible.